18 de març 2014

Lecciones de un Alves vs Guaita


Hasta no hace mucho parecía que Alves no tenía nada a su favor para poder afianzarse como guardián de la meta. Por contra, era evidente pensar que las facilidades las había encontrado un Guaita que jugaba con ventaja bajo su condición de canterano. Fue el peso que igualó la balanza para que ningún entrenador se atreviera a sentarlo sin motivo; todos comprendieron enseguida la importancia que tenían para el mundo dos paellas ante 200 paradas. Al valenciano se le regalaron portadas y agasajos que obligaron a tomar decisiones salomónicas, repartiendo los minutos entre dos porteros que no iban a tolerar una suplencia eterna. Uno por su carácter; el otro, por ser el ojito derecho de público y crítica. Pero sobre todo porque su rendimiento lucía similar en un escenario sin continuidad. Todo eso cambió con la llegada de un Pizzi que les dijo de batirse en duelo, porque él necesitaba solo uno, y solo escogería al más fuerte. En ese trance se nos revelaron las verdaderas virtudes y defectos de ambos contendientes, y también, la magnitud de la estupidez en los debates que precedieron.

Mucha culpa de esa situación tensa, previa al desembarco del argentino, ha nacido por el especial tino a la hora de conflictivizar virtudes que posee el entorno. Durante mucho tiempo se priorizó la generación de polémicas alrededor de una garantía como la de poseer dos grandes jugadores en un mismo puesto; de repente nos dio por penalizar una ventaja competitiva. Era el comodín recurrente del que echar mano cuando no había mucho más: “debate en la portería, ¡ eso vende !”. Tampoco hay que olvidar que el brasileño también supo agenciarse de altavoces mediáticos. El primer duelo, y el más evidente, entre ambos tenía lugar en las ondas y entre las páginas de la prensa local, cometiendo el pecado de ponerse ante micrófonos y grabadoras para soltar pullas que no hicieron más que enrarecer un debate que aumentaba la división que les enfrentaba durante la semana.

Todo aquello parecía funcionar hasta que Guaita sorprendió en un guateque repartiendo puñetazos al puro estilo callejero. Ahí se derrumbó el aura mediática de “el canterano es bueno, el foráneo es un sinvergüenza” que ha ido machacando a todas las plantillas desde hace 10 años. Ese proteccionismo – que ha servido para taparles las vergüenzas a gente como Silva, Vicente, Soldado y tantos otros – ha crecido a ritmo de quiste, hasta que un Valverde y un Pizzi se han encargado de pincharlo resucitando Parejos y Banegas con el simple pase de buen entrenador por el vestuario. Los últimos coletazos de este asunto llegaron con la decadencia de Vicente Guaita, al que le intentaron justificar errores esgrimiendo un 'Alves es mala persona' como truco para tapar que el torrentí había sido devorado por la presión de tener que ganarse el puesto a cada oportunidad que le dieran. Como se lo comió en sus inicios la presión del debutante haciéndole cometer errores de bulto que le llevaron de cabeza a Huelva, tierra donde se hizo portero una vez se quitó de encima una mochila con tanta carga.

Entre todo este maremágnum de palabras cruzadas y adhesiones ficticias, el punto diferencial que ha llevado a Alves a afianzarse en la portería ha sido su mayor fortaleza mental. El brasileño ha mostrado siempre un carácter competitivo, y una personalidad, que Guaita nunca supo transmitir; si es que alguna vez tuvo algo de eso. Al actual inquilino de la portería nunca le hizo mella ser el segundo, quizás ese revelarse contra su situación ejerciera de entrenamiento silencioso para darle el empujón necesario cuando Pizzi les obligó a batirse en duelo por la gloria. Ya no habían oportunidades regladas bajo un calendario copado. En esa hora de la verdad pesó la psique, y la fortaleza de Diego le destapó como mejor jugador en situaciones bajo presión. Para sobrevivir a la élite la mentalidad juega un papel fundamental, y no todos – especialmente los guardametas – sobreviven a situaciones de estrés tan grandes. No perecer ante el error siendo delantero es algo relativamente sencillo, pocos le van a recriminar errar un pase o fallar una ocasión a boca de gol. Sin embargo, las equivocaciones del cancerbero cuestan partidos y pueden acabar con carreras. En ese aspecto Guaita se acostumbró a vivir en su espacio de confort, sabedor de que había un plan para él y otro para Alves; una vez desapareció volvieron los errores de bulto que nos dejó ver en su debut y que desaparecieron en el Recreativo, conocedor de que el titular sería él.

Salir indemne de toda esa lucha contra los elementos hace todavía más meritorio el resultado que está dando el brasileño bajo los palos. Las viejas luchas curtieron un profesional más maduro, y la confianza actual nos muestra un portero mucho mejor del que se veía en aquella rotación sistemática; diciéndonos todo eso que Alves es un tipo en el que se puede confiar en situaciones de lucha directa por un puesto. Por contra, Guaita ha evidenciado en todos sus años en la élite que nunca soportó bien sentirse presionado, es uno de esos profesionales que necesitan confianza y seguridad inquebrantable desde el primer día para poder desplegar todas sus dotes de portero. Que no son pocas. Aunque parecen menos ante su escasa capacidad de sobrevivir a la presión del tener que ganárselo. Al final, 'el perdedor' ha sido el favorito de todos, el que no supo sobreponerse a la cruenta competencia por un puesto en la élite teniéndolo todo de cara.

6 comentaris:

hoeman ha dit...

Estoy en desacuerdo con que el artículo parta de una época donde tus argumentos cobran ventaja: Guaita tuvo temporada y pico a un nivel notable, si no sobresaliente, en la portería del Valencia; de ahí, por ej., que a mí como aficionado me gustara (en pasado) más el valenciano: y no por ser canterano, sino por considerar que tenía mejores cualidades (y que era mejor). Otra cosa pueden ser los intereses de periodistas y demás... ahí me creo todo e incluso algo mas.

Lo que sí parece claro es lo de que no soporta bien la presión (aunque en su beneficio he de decir, y salvando las consiguientes distancias, que he visto cometer cantadas guitanas a tipos de la calidad y personalidad de Cañizares o Víctor Valdés, por poner un par de ejemplos), aunque yo más bien achacaría el que no haya sabido afianzarse a su "mala suerte" con las lesiones y su, probablemente, deficiente inteligencia, más que a lo primero. Yo sí creo que tiene mando una vez dentro del campo.

Alves, pese a la mejora evidente (y ganarse la titularidad de todas todas, me sigue pareciendo portero "de equipo pequeño" (en parte obliga a que los jugadores no puedan realizar una presión adelantada con suficientes garantías y confianza", por ej.).

Por otra parte, siempre un placer leer tus textos, aunque hayan discrepancias o distintas formas de verlo.

THB ha dit...

No, a ver. Parte en el momento en el que Guaita y Alves han tenido que competir por un puesto de forma real. Antes se repartían las oportunidades por regla. 5 partidos cada uno (el método Emery) o Liga para ti y champions y copa para ti. A lo Valverde.

No había competencia por el puesto, los dos tenían sus 20 partidos por temporada asegurados. Por eso parto del momento en el que Pizzi les dice que él sólo necesita 1 portero para jugarlo todo. Y en esa situación es cuando Guaita por h o por b empieza a errar y a diluirse.

A mi Guaita me gusta más que Alves. Pero es que Alves se lo ha comido con patatas en esa lucha y además está rindiendo a un gran nivel, incluso a un nivel superior del que habíamos visto hasta ahora.

hoeman ha dit...

Que Alves se ha comido a Guaita creo que es diáfano; pero en tu artículo dejas caer que se le ha tratado mejor por parte del club por ser canterano, y yo creo que no es así, sino por su buen rendimiento. Que hubo momentos que parecía que Guaita se convertiría en un portero mayúsculo (al menos, yo así lo pensaba en plena euforia de sus actuaciones y condiciones). Es más, diría que en general, a un canterano cuesta darle mucho más las oportunidades que otros tienen (por ejemplo, casos recientes, Isco se fue sin apenas jugar mientras Canales ha tenido mil y una oportunidades, Alcácer era el último mono mientras a Postiga (o Vargas) le dieron (dan) todos los minutos y más, etc.)

Reitero que a mi juicio las lesiones son las que han frenado la progresión e Guaita (también han afectado a Alves, es innegable); por eso creo que tu análisis es en parte erróneo ya que partes de premisas que para mí no son ciertas y de tiempos demasiado cercanos.

THB ha dit...

No hablo de favoritismo del club. Sino del entorno. Guaita estaba en un pedestal y aunque casi todos los entrenadores han preferido siempre a Alves no se atrevían a sentarlo porque Guaita era el ojito derecho de público y crítica. Por eso empiezan las rotaciones y a darles 20 partidos a cada uno por año. Alves por su carácter es un bicho malo en el banquillo y Guaita si lo sientas te van a crujir en la prensa.

Recordemos el raje que mete Alves en LA SER diciendo que le tratan mal por no ser valenciano y demás cruce de palabras que se dedican por la prensa y el dichoso debate.

hoeman ha dit...

Pues yo creo que no era así (no que los medios no prefirieran a Guaita, sino que no afectó en demasía en la decisión de darle minutos), para mí en su día Guaita estuvo mejor que Alves y por eso le ganó la tostada. Que Alves también ha tenido sus partidos malos... cada vez que centraban un balón al área entraban escalofríos...

Nelo ha dit...

Dificilment es pot fer un comentari mes subjetiu tirant i magnificant lo pijor de Guaita i amagant la solicitut de cesio o de anarse'n de Alves, la falta de companyerisme p'a ca el tercer porter en paraules despectives i els crits i lamentacions en el vestuari perque no jugava.....I un mig que desprestigia tot lo valenciá i escriu en pur i dur barceloní, pera mi, no té gens credibilitat......

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