tag:blogger.com,1999:blog-37412863405931907422024-03-14T08:30:38.278+01:00The BarracaTHBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.comBlogger581125tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-72969050146320149652014-12-01T11:43:00.000+01:002014-12-01T11:43:32.375+01:00Nos vamosIniciamos nueva etapa con nuevas propuestas, así que si nos tenéis en favoritos, en algún RSS o feed de noticias tendréis que ir cambiando la URL para no perdernos de vista. Ahora nos veremos por aquí <a href="http://thebarraca.wordpress.com/"><span style="color: blue;">thebarraca.wordpress.com</span></a>THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-7407755395305363842014-11-28T12:30:00.000+01:002014-11-28T18:22:25.981+01:00Espanyeta de oro y brillantes<a href="http://3.bp.blogspot.com/-NQ16b00xpn0/VHhWlmxYHVI/AAAAAAAABFo/DM5ZM_l8GaE/s1600/img_10829.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-NQ16b00xpn0/VHhWlmxYHVI/AAAAAAAABFo/DM5ZM_l8GaE/s1600/img_10829.jpg" /></a><br />
<div style="text-align: justify;">
Ya apenas se le ve. La de 2009 es en la última foto oficial de club en la que aparece; hace años que no viaja lejos de <b>Mestalla</b>, e incluso allí su función ya se antoja más simbólica que útil. «Tengo unas ganas locas de que hagan la nueva Ciudad Deportiva, esta se nos ha quedado pequeña» se le escuchó decir en una ocasión, cuando el <b>VCF </b>era una inmobiliaria, mientras posaba rodeado de botas arrugadas y botes de grasa de caballo. Aquel es, era, será, su feudo, desde el cual se le ve danzar bajo los restos de un gobierno que se extendió durante más de cinco décadas. Aunque ahora, <b>Bernardo España</b>, a sus 76 años, sólo reina. Su trono en el estadio, esa silla blanca apartada del banquillo, nos habla de su nuevo rol. El trabajo duro y los trajines del cargo quedaron reservados para los jóvenes, sus pupilos en estos tiempos de recogida, herederos de un <b>Espanyeta </b>que se erige inmortal; que creemos infinito.<br />
<br />
«Quizás me lo deje el año que viene o el otro, ya va tocando» anunció mustiamente en 2003. Si sigue es por obligación; sus cansados huesos, su salud, su mujer, sus cicatrices, le gritan lo contrario. Porque visitar su carácter es lo que hay que hacer para obtener la respuesta a este tiempo extra, ya que fue preparando su retiro cuando descubrió que había estado fuera del sistema durante años, quedándole como amargo premio a una vida de sacrificios una pensión que amenazaba miseria. Se habían aprovechado de él; porque él jamás había pedido nada. Y ahí, tras ese producto de animación que con insistencia nos han querido vender, es donde se esconde la vida perra de un tipo que gastó las noches en la lectura para ocupar el vacío que quedó ante la ausencia de vástagos, el empleado fiel al que se le veía acompañado de una linterna deambulando por los campos adyacentes en las negruzcas tardes de invierno en aquella <b>Paterna </b>primitiva, en rescate de los balones que huían del entrenamiento.<br />
<br />
En la misma habitación en la que posaba, desde la cual desveló ante las cámaras que los autógrafos que se lleva medio mundo salen de sus manos, descansan sus raíces tras décadas de estancia. Fue entre esas cuatro paredes donde luchó diariamente contra más de sesenta pares de botas y otros tantos balones, dejándolos pulcros y listos para que el joven millonario no tuviera queja a la mañana siguiente, y aún así, <b>Aristizábal </b>no consiguió meter nunca un gol; todo al precio de emprender a horas tardías el regreso a casa, cuando la humanidad, ya recluida en el hogar, lucía pantuflas con batamanta. Sí, tras la actitud festiva que con constancia esnob se ha querido vender de <b>Espanyeta </b>se esconde un trabajo ingrato, sin horario, con jornadas que se antojan siglos, y todo por muy poco, por casi nada, por cinco minutos de folclore al año como si eso bastara para sacarle de la esclavitud laboral en la que estuvo viviendo.<br />
<br />
<b>Bernardo España</b> es un tipo más avispado de lo que se quiere creer, sabe más de lo que dice y calla casi todo lo que sabe, escondiéndose bajo sus menudos pasos la historia real en medio siglo de club. Porque este cortesano regordete, además de utillero, ejerció de confidente, de apoyo y hasta de amigo, faceta que el propio personaje se encarga de recalcar el alto precio que demanda por ella, «sólo tengo cuatro amigos en el fútbol, pero son como hermanos» espetó con reiterado orgullo siempre que le entrevistaron. Uno esos agraciados se llama <b>Kempes</b>, al que en cierta ocasión le cobró un cheque de 100 mil pesetas imitando su firma – habilidad que le viene de lejos, como si en otra vida hubiera sido un Frank Abagnale cualquiera –, con el <b>Matador </b>en la puerta del banco esperándole, incrédulo, de que fuera capaz de tal hazaña. Como premio, el argentino le regaló la mitad del botín. Como premio, <b>Di Stéfano</b>, que fue el padre entre tanto hermano, ejerció de padrino en su boda.<br />
<br />
Quizá esa predisposición a ser sustento en la sombra fuera lo que atrajera a futbolistas de todas las épocas para confiarle sus bienes más preciados. Ocupó el cargo de 'maestro' para con <b>Suso Pitarch</b>, con el que practicaba jerga jurídica cuando éste cursaba estudios de abogacía. Hasta <b>Mijatovic </b>le confió la custodia temporal de un <b>Rolex </b>de tres millones de pesetas que afirma haberle «provocado taquicardias». Sin vacile alguno, <b>Espanyeta </b>también fue utilizado como mula de carga, por ejemplo, en las mudanzas de muchos jugadores, recibiendo en demasiadas ocasiones una simple palmadita a modo de agradecimiento, y también, pero ya las menos, alguna simpática prima.<br />
<br />
Ahora, sobrepasado el medio siglo en el cargo, con diez años de más para evitar la ruina, le llega el verdadero homenaje en forma de insignia; quizás tarde, quizás de forma poco sincera y más como excusa para entregarle otra a otros, qué más dará, es justa en definitiva, recuperándose con ello una tradición que había quedado en el olvido, esa de agraciar con estas cosas a los empleados que hicieron historia en la institución a costa de dejarse en ella muchas cosas; unos la salud, otros incluso la vida, y todos sin pedir nada a cambio más que tener la satisfacción de haber servido. <br />
<br />
Parece difícil condensar la esencia de una entidad con casi un siglo de vida en un hombre de metro sesenta, pero en este caso, cabe, porque él está dispuesto a seguir dándolo todo aunque ya no le quede nada, porque para <b>Bernardo España</b>, el <b>Espanyeta </b>real, no esa impostura que se encargan de meternos por los ojos en cada sarao público, «el Valencia lo es todo, es mi vida, mis recuerdos, mi pasión, el día que me lo quiten, me muero». Ya apenas se le ve; pero sigue estando ahí, como el propio <b>VCF</b>.</div>
THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-74671569676193323592014-11-21T12:48:00.002+01:002014-11-22T18:09:58.631+01:00Ciudadano Pierrick<a href="http://1.bp.blogspot.com/-wv11-DuylN8/VG8fFKkUQyI/AAAAAAAABFY/mZKX9zsv-_c/s1600/10599198_271987736343905_710993923266811198_n.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-wv11-DuylN8/VG8fFKkUQyI/AAAAAAAABFY/mZKX9zsv-_c/s1600/10599198_271987736343905_710993923266811198_n.jpg" /></a><br />
<div style="text-align: justify;">
«¿Habéis visto jugar a ese chaval de 18 años camerunés? Tiene un olfato de gol impresionante, un crack que debe subir al primer equipo ya». Haciendo arqueología por la red se encuentran comentarios como ese sepultados por el olvido en foros inactivos; hoy, sin embargo, averiguar la vida de <b>Pierrick </b>siguiendo su huella digital es toparte con su perfil en <b>Badoo </b>donde lejos de relatar goles y peripecias de delantero internacional le encuentras afirmando que «quiero chatear». Ambos eventos se señalan desde los extremos, separados por toda una vida que ilustra cómo el joven delantero del <b>Mestalla </b>pasó de estrella emergente en 2008 a pizzero ocasional en la actualidad.<br />
<br />
Parece ser que la pasajera efervescencia siempre acompañó los designios de este muchacho, al que puedes encontrar durante las matinales del sábado en el río, compartiendo camiseta con el <b>Nzalang Valencia</b>, ese curioso equipo compuesto por la disidencia ecuatoguineana residente en la ciudad, o, enrolado con la selección local de <b>Camerún </b>jugando torneos amateurs de combinados africanos que enfrenta a inmigrantes afincados de cruces para dentro; como la festividad de <b>San Vicente</b>. Y todo ello compaginándolo con sus peripecias en el <b>Paiporta</b>, desde el cual pasea su potencial por la regional preferente; allí donde se guardan las esencias del fútbol romántico escucha como el «tío, si tú no marcas, ¿quién lo hace?» es el nuevo «¿habéis visto jugar a ese chaval...?» en su versión comarcal.<br />
<br />
Pero la historia de <b>Pierrick </b>es una historia mil veces narrada, la de un talento que lo tuvo todo a temprana edad y se quedó en nada llegada la madurez. Aunque él, cuando le preguntas, prefiere desgarrarse por <b>Koeman</b>,<b> </b>«Con Quique subí al primer equipo, pero cuando llegó Koeman dijo que no quería canteranos y me devolvieron al filial» donde empezó a encadenar una serie de cesiones sin fin que laminaron su futuro, episodio que el jugador resume con un lacónico «lo pasé muy mal». Quizás los más memoriosos sepan de él, ya que fue la estrella, el referente, de aquel juvenil dirigido por <b>Óscar Fernández </b>que ganó la liga, y nadie mejor que <b>Pierrick Dipanda</b> para ilustrar el infortunio que persiguió a aquello chicos tras la conquista, dejándonos a los pocos que siguen calzándose botas de fútbol localizados en campos de tierra o en las catacumbas de ligas exóticas.<br />
<br />
Aunque el habilidoso delantero, hoy, no puede reprimir cierto grado de envidia al ver como adquirió la cantera un protagonismo que en su época sólo era un anhelo utópico, «si fuera ahora estoy convencido de que me hubiera ido mejor, ahora sí se cree en la cantera y se le tiene en cuenta», suelta en un sollozo disimulado.<br />
<br />
De ello estuvo cerca nuestro amigo, de seguir los pasos exóticos como tantos otros de su misma camada, si no hubiera sido porque perdió la carpetita donde guardaba el visado, el pasaporte y los contratos que le hubieran llevado hasta la segunda división india, un aspecto, este del descuido y la dejadez, que ya le costó un suculento fichaje en segunda con el <b>Castellón</b>, cuando su coche le dejó tirado a mitad camino y no osó siquiera avisar a <b>La Plana</b>, quedándose los orelluts compuestos y con el contrato por firmar. Quizás estuviera predestinado a la extravagancia desde que compartiera habitación con <b>Miguel Brito</b> durante una pretemporada, extraña mueca del destino; por eso acabó dando con sus huesos en ese <b>Alzira </b>pudiente que reunió en un mismo once a <b>Pierrick </b>y <b>Félix Ettiene</b> como buscando el pase a la categoría de plata para acabar encontrando el descalabro en tan mareada aventura.<br />
<br />
Decíamos que la siempre pasajera efervescencia pareció acompañarle eternamente porque algo así ya le ocurrió con apenas 14 años, cuando aterrizó en <b>Europa </b>reclamado por el <b>Real Madrid</b>. Teniendo a sus familiares más próximos en <b>Valencia </b>el club blanco le envió al <b>Don Bosco </b>– filial madridista – para que tuviera apoyo familiar, pero el asunto acabó en desamor para verse tres años después con la oportunidad de engrosar la escuela del <b>VCF</b>. Su paso por <b>Paterna </b>sigue siendo un recuerdo dulce, aunque no sin ausencia de reproches personales, «sigo sin entender qué ocurrió, estaba convencido de que iba a triunfar en el Valencia», dice; y tal vez fuera eso, creérselo. Tal vez, no supo digerir el interés de <b>Arsenal </b>y <b>Barça </b>tras ganar el campeonato juvenil; tal vez tampoco supo entender ese traicionero y fugaz escarceo por los focos que suelen arrastrar a muchos jóvenes talentos a la perdición, cayendo en la noche y el fantasmeo que ineludiblemente acompañan a estas cosas.<br />
<br />
Una vez más, quién sabe si por última ocasión, los vientos del destino le cerraron con crueldad otra puerta abierta cuando teniendo la ocasión de recalar en el opulento fútbol chino un cambio de entrenador, de nombre y de todo en el <b>Hubei Huakaier </b>le devolvió de bruces a su modesta realidad en el <b>Paiporta CF</b>, donde continua esperando que la vida le devuelva algo de lo que le llegó a poner en la boca a modo de caramelito. Mientras llega, si ha de llegar alguna vez, sigue viviendo con sus tíos, compaginando su espera balompédica con cameos laborales descargando camiones de fruta o ejerciendo de pizzero. «Creo en mí. Sé que si me dan confianza puedo llegar a donde sueño. Soy joven. Aún no es tarde» dice un muchacho que llegó a ser comparado con <b>Samuel Eto'o</b>; empujado al mundo del balón gracias a que su primo la rompió en el torneo alevín de <b>Brunete</b>,<b> </b>donde un ambicioso representante preguntó a sus parientes si tenían otro hijo como ese, «tengo un sobrino, y es mucho mejor» dijo su tía; y aquí está hoy <b>Pierrick</b>, intentando encontrarse.</div>
THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-11323705463248840172014-10-31T12:10:00.001+01:002014-11-01T11:40:20.944+01:00La perra vida de Andrés Balsa<a href="http://2.bp.blogspot.com/-F2qYn8u7r1c/VFNt_Kge4XI/AAAAAAAABE4/PjeMhEpoBSw/s1600/Sin%2Bt%C3%ADtulo.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-F2qYn8u7r1c/VFNt_Kge4XI/AAAAAAAABE4/PjeMhEpoBSw/s1600/Sin%2Bt%C3%ADtulo.jpg" /></a><br />
<div style="text-align: justify;">
En aquel pequeño vestuario los chorreones del fracaso descendían por las paredes sobredimensionando los ecos que llegaban desde fuera, las voces, que bien sabía él cuales, entraban a poner el último clavo en su ataúd. Siempre fue así, pero en dicha afrenta ya no estaba en la cima, sino despeñado, recogiendo a tientas sus restos a los pies de la pirámide y plenamente desvalido ante los acontecimientos. Como una pequeña burla, la esponja lanzada por su entrenador hizo un requiebro en el aire antes de estamparse en la lona y firmar la capitulación, no sin antes dejar un pequeño 'chof' ahogándose entre el griterío de la multitud. Eran tiempos en los que la toalla todavía no formaba parte del ritual del boxeo, momentos en los que las veladas necesitaban de plazas de toros y estadios de fútbol para cobijar a tanto partidario. <b>Andrés Balsa</b> apenas aguantó dos asaltos ante <b>Xosé Santa</b>, un portugués enclenque que venía de sparring, de pieza para que <b>Hércules </b>se diera una alegría, pero ni así. Todavía pesaba el KO ante el belga <b>Humbeeck </b>de días atrás, y mucho más pesaban sus 40 años de carne y músculo, las secuelas de décadas de gloria en las que llegó a ser de los mejores, y que allí le dijeron que se había acabado. Su cuerpo ya no aguantaba más.<br />
<br />
En realidad, nunca antes le importó lo que dijeran de él porque aun siendo el mejor nunca le dijeron nada bueno, pero dolía, sabía que en esta ocasión decían la verdad: «ya no sirve para el boxeo». <b>Balsa</b>, desde niño, aprendió a ejercer de ariete ante la adversidad. Se le caían los dientes de puro hambre allá en su <b>Mugardos </b>natal, hijo como fue de un humilde labrador y nieto de madre soltera en tiempos del XIX, suficiente cantera para construirse una coraza y hacer vida ante un mundo que casi siempre se le mostró cruel, con él, con sus dos metros diez de estatura y con sus ciento veinte kilos de peso. Un gigante entre tallajes de 1'60 y torsos con las costillas por fuera. Normal que acabara huyendo, de él mismo, de la gente, de esa <b>Galicia </b>tétrica que expulsaba paisanos en oleadas como si pretendiera repoblar ella sola <b>Sudamérica</b>. Un mozarrón como éste no tenía otro destino posible que la marina mercante, donde se enroló, en la cual, desde las cubiertas de aquellos barcos, aprendió a luchar y a protagonizar escaramuzas nocturnas con narices rotas y manchas de sangre como entretenimiento en los impasse habituales de tan largas travesías.<br />
<br />
No es de extrañar pues que en 1915 ya arrastrara fama y fortuna. Mientras <b>Europa </b>se desangraba en la Gran Guerra él iba saltando de ring en ring de <b>Cuba </b>a <b>México</b>, de <b>México </b>a <b>Argentina </b>y de allí a <b>Estados Unidos</b>. Encontró el sentido que siempre le buscó a un físico tan exagerado. Pero era una gloria agridulce. Su forma de bailar sobre la tarima era poco ortodoxa, abono para burlas, «carece de toda técnica» eran las coletillas habituales que acompañaban a sus triunfos, incluso aquí, a miles de kilómetros de distancia, sus éxitos llegaban apostillados con las mismas palabras. Las victorias de <b>Balsa </b>venían por aplastamiento, por golpes secos y duros capaces de tumbar a cualquiera que se interpusiera entre él y el saco de dinero que se granjeaba el campeón de aquellas noches regadas en humo, sudor, y alcohol.<br />
<br />
Fue un combate del que todavía hoy la prensa americana escribe, fue en <b>Nueva York</b> en 1921, llegó para disputarle el titulo mundial de los pesos pesados a <b>Jack Dempsey</b>, granjeándose una derrota con tal sabor a triunfo que el magullado americano le suplicó que fuera su entrenador. Fue el momento más alto en la carrera pugilística de <b>Andrés Balsa</b> y también el inicio de un descenso fulgurante que le llevaría en 1926 a recluirse en aquel pequeño vestuario por el que descendían los chorreones del fracaso tras una sonora humillación, donde rubricaron su retiro tras abrir la puerta y decirle que se marchara para no volver jamás.<br />
<br />
Por entonces ya hacía rato que <b>el Hércules de Mugardos </b>se había fijado en esa nueva disciplina deportiva que iba infectando a las masas, conocida como foot-ball. Por lo que su colgar de guantes no resultó un retiro tan osco como se hubiera imaginado en un principio. Desde su gimnasio en <b>Vigo</b>, anunciándose como profesor en cultura física y entrenador, dio el salto al <b>Celta</b>. Quién sabe si <b>Andrés Balsa</b> fue el introductor de la preparación atlética en el balompié local, la cosa es que por entonces era impropio del balón de cuero dedicar tiempo a entrenar el cuerpo. Sus métodos eran tan efectivos que el grato nivel de sus jugadores ayudó para hacer la transición de preparador a míster. Allí a penas duró temporada y media a pesar de ganar el campeonato gallego, pronto le reclamó el <b>Deportivo</b>, el cual acabaría humillándolo por pura avaricia de su presidente. Decían de <b>Balsa </b>que era demasiado bueno para este mundo, que debió perder la malicia de tanto puñetazo, quizá por eso, o quizá por una nostalgia mal entendida, compaginaba el banquillo de <b>Riazor </b>con espectáculos circenses en ferias y pueblos. Igual le veían eliminando al <b>Oviedo </b>en la Copa que tumbando a un becerro de un golpe de brazo en una plaza de toros.<br />
<br />
<b>Galicia </b>parecía odiarle. Como un hueso de aceituna de la boca de un gigante volvió a salir despedido de su tierra deambulando durante un tiempo por los banquillos de primera, como buscándose sin acabar nunca de reencontrarse. El valencianista curioso le conoce muy bien, sabe de él, aunque no sepa su nombre. Sí, <b>Balsa </b>es ese tipo corpulento, exageradamente grandullón, que vemos con chaqueta clara, u oscura, en las fotos de los exitosos años 40. Llegó rebotado a un <b>Mestalla </b>inmerso en su etapa más efervescente tras la final del 34, la ansiada final de copa que llevaba buscando el club casi desde el mismo día en que se fundó y que acabó en polémica derrota ante el <b>Real Madrid</b>. Y allí permaneció durante poco más de una década porque en sus manos depositó el <b>VCF </b>su primer proyecto millonario, sus primeros fichajes de relumbrón y chequera, con la única intención de convertir la derrota copera en un éxito duradero. Pero el <b>Balsa </b>entrenador era acusado de lo mismo que el <b>Balsa </b>boxeador, «carece de toda técnica». Su desconocimiento táctico y un tiempo convulso que derivaría en guerra convirtieron en decepcionantes sus dos campañas oficiales al frente del equipo. «El fé-cé necesita algo más que al bueno de Balsá» canturreaban las críticas por la ciudad.<br />
<br />
En un estadio que acogía tantos mitines como partidos, en una capital que parecía un hormiguero alterado con gentes por todas sus arterias corriendo de un lado para otro soltando proclamas, la fidelidad a la República del gigantón galaico le ayudó a conservar el puesto en un <b>VCF </b>de limbo, en una época tan poco documentada como borrosa que en demasiadas ocasiones ha sido saltada por la historia con una recurrente frase, 'y entonces estalló la guerra', con la que justificar el silencio sobre aquellos años de entrenadores invisibles – oficialmente Balsa sólo entrenó 2 temporadas al club, pero en realidad fueron cuatro – de presidentes borrados por republicano, y por competiciones ignoradas como la <b>Liga Mediterránea</b> y la <b>Copa de la República</b>, en las que aquel club que se fundó con vocación de grande luchó por la gloria quedándose a las puertas de ambos entorchados.<br />
<br />
Ya por entonces la institución permanecía incautada, bajo los designios de sus empleados y jugadores, y allí, casi sin quererlo, lucían nombres que poco tiempo después se consagrarían en mitos, <b>Cubells</b>, <b>Colina</b>..., como si fueran juveniles enfundados con la camiseta del filial esperando el debut de la posguerra. Y también ese hombre anónimo que responde al nombre de <b>Andrés Balsa</b>, en cuyas manos se moldeó el físico y la potencia atlética sobre la que se apoyó el <b>Valencia </b>de la delantera eléctrica. ¿Qué fue de Andrés Balsa? Poca cosa más se sabe de él. Ocupó un puesto en el cuerpo técnico desde la posguerra y hasta 1946, a partir de ahí su nombre se desvanece en la noche de los tiempos. En un club de <b>República </b>dirigió al equipo en giras, amistosos y competiciones, participó en soflamas, de las muchas que tuvieron en <b>Mestalla </b>su escenario en años de guerra, fue padre y amigo para aquellos muchachos de pueblo que formaban aquel equipo que vio perder a varios de sus referentes porque eligieron colgar las botas y coger el fusil, para no volver jamás.<br />
<br />
Así anda alguno todavía, perdido en medio de la nada esperando que rescaten sus huesos del eterno olvido que dan las cunetas y los espacios abandonados. Como al pobre gallego, recordado aún hoy en <b>América </b>por la literatura gracias a su combate ante <b>Dempsey</b>, campeón mundial ininterrumpidamente durante seis años, que ganó de pura chiripa aquella noche del 21 gracias al error de un gigantón gallego de dos metros diez al que nadie recuerda en su <b>Galicia </b>natal. Dicen que en sus últimos años le vieron deambular por ahí, exhibiéndose en alguna feria para poder ganar alguna que otra peseta con la que recordar que hubo un momento en su vida en el que vivió en la cima del mundo, incluso metido en la piel de un gladiador en alguna película de fama, desde donde les miraba a todos esos que ahora iban a lanzarle monedas como quien le tira un cacahuete a un mono enjaulado. Un momento, así se puede resumir la historia vital de este hombre, por momentos. Como aquel en el que le tumbó un portugués enclenque para retirarlo del rin, o como aquel, en el que perdió la última final de la copa republicana ante el <b>Levante UD </b>dejándola sin fuerza con la que reclamar su legitimad en la historia. Un momento, así fue su misma vida, un gran momento ya perdido.</div>
THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-23735931415150207182014-10-17T12:36:00.000+02:002014-10-18T00:08:52.687+02:00La Bundesliga quiere industrializarse<a href="http://1.bp.blogspot.com/-vjuzeOk7COU/VEDW1owOxVI/AAAAAAAABEo/rOPUHcVD-mE/s1600/2w%3D993c%3D0.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-vjuzeOk7COU/VEDW1owOxVI/AAAAAAAABEo/rOPUHcVD-mE/s1600/2w%3D993c%3D0.jpg" /></a><br />
<div style="text-align: justify;">
El principio de igualdad está matando el campeonato alemán. Eso es lo que sostiene <b>Joachim Watzke</b>, afamado CEO del <b>Borussia Dortmund,</b> que ha propuesto en la <b>DFL </b>acabar con el reparto igualitario y favorecer así 'a los clubes tradicionales', aquellos que más aficionados arrastran tras ellos. Su propuesta la sujeta con datos, sobre los 150 mil espectadores que compraron en pago por visión el <b>BVB – HSV</b> por los 10 mil que gastaron su dinero en visionar el <b>Bayer – Paderborn</b>; en los 1200 aficionados que llevó el <b>Wolfsburgo </b>a <b>Berlín </b>por los 25 mil que consiguió congregar el <b>Dortmund </b>en el mismo escenario meses atrás. Medida, que de aprobarse, crearía un grupo de siete clubes de élite para dominar una liga plagada de entidades emplazadas en entornos rurales y poco industrializados.<br />
<br />
Esta es sólo una muestra más de la soterrada batalla que se esconde tras un campeonato que no deja de ser piropeado y envidiado fuera de sus fronteras, al tiempo que tras ellas se escuchan cada vez más voces discordantes que buscan el fin de dicho modelo. Tal vez la representación más gráfica de esta problemática corra a cargo de <b>Martin Kind</b>, presidente del <b>Hannover</b>, que hace unos años pretendió tumbar en los tribunales la ley del 50+1, la regla que impide que las entidades puedan ser adquiridas y dominadas por un único accionista. Tras meses de peleas judiciales su batalla alcanzó el tribunal supremo alemán, y en su empeño, afirma, que no parará hasta conseguir su objetivo, llevando el asunto en última instancia a <b>Bruselas </b>ya que entiende que la regla atenta contra el principio de libre mercado que impone la <b>UE</b>.<br />
<br />
Posibilidad que parece no preocupar en demasía al <b>Bayern</b>, cuyo expresidente, antes de caer en desgracia y dar con sus huesos en prisión por evasión fiscal, despachó el asunto declarando que “el Hannover siempre será el Hannover, sea de sus socios o de un inversor”.<br />
<br />
Precisamente el <b>Bayern </b>y su incontestable dominio es el gran culpable de que esta fiebre inversionista se haya adueñado de la liga más democrática de <b>Europa</b>. Desde que el club bávaro se convirtiera en <b>SAD </b>y se independizara de su matriz polideportiva, allá por los 2000, ha bordeado las fronteras de la legalidad para financiarse copiosamente gracias a la venta de pequeños paquetes accionariales a grandes multinacionales, sumando cantidades millonarias a sus ingresos que le permitieron consolidar su estatus de potencia dominante y abrir distancia con sus principales rivales. Y el precio a pagar por ello ha sido dejar la toma de decisiones en manos de dichas marcas, con puestos de peso en los órganos de control de la entidad.<br />
<br />
Aunque la regla alemana no permita comprar un club deja libertad a los mismos para que el 49% restante lo gestionen como deseen; mientras unos lo usan como una suculenta vía para encontrar financiación externa, muchos otros, lo ven como un arma ideal de poder para consolidar los clubes y ponerlos en manos de unos pocos. El <b>Hertha </b>consiguió recientemente 65 millones de euros gracias a vender el 20% de la sociedad a un consorcio americano como vía para reorganizar sus números rojos; por otra parte el <b>BVB </b>ya es 'propiedad' de sus patrocinadores, con <b>Evonik</b>, <b>Puma </b>y <b>Signal </b>en su accionariado a cambio de 120 millones.<br />
<br />
El <b>Hamburgo</b>, que hasta hace unos meses presumía orgulloso de ser el único gran club alemán en manos de sus socios, llevó a votación el pasado verano la posibilidad de independizarse de la matriz polideportiva convirtiéndose la sección de fútbol en <b>SAD</b>, vendiéndole el 25% de la sociedad a un millonario suizo a cambio de una inyección de 100 millones de euros y la gestión de la nueva entidad; la propuesta fue aprobada con rotundidad al conseguir el 75% de los votos a favor, cinco puntos por encima del mínimo necesario para su aceptación. Los últimos en sumarse a la escalada inversionista son el <b>Stuttgart </b>y el <b>Werder Bremen</b>, que en enero llevarán ante sus socios una propuesta similar como solución final a su prolongada decadencia. En el caso de los suabos <b>Mercedes </b>irrumpiría con una potente inversión inicial de 90 millones de euros.<br />
<br />
Hasta el tradicionalista <b>Gladbach </b>padeció una proceso similar, capitaneado por <b>Stefan Effenberg</b>, pero la candidatura fue derrotada sin llegar siquiera a pasar el trámite necesario para ser planteada en una junta extraordinaria. Y aunque el <b>Schalke </b>no se pueda incluir en este grupo, la influencia de <b>Gazprom </b>en la toma de decisiones de la institución es tan evidente que muchos consideran a la gasística la dueña de facto de la entidad.<br />
<br />
<b>Alemania </b>se alza como un país con demasiados clubes históricos que arrastran demasiadas urgencias históricas imposibles de saciar, encorsetados como están por el principio de igualdad. Aunque es una liga que tolera con sumo gusto a los clubes de empresa. El <b>Wolfsburgo </b>es propiedad de la <b>Volkswagen</b>, el <b>Hoffenheim </b>de <b>SAP</b>, y el <b>Leverkusen </b>de la farmacéutica <b>Bayer</b>; en segunda división el <b>Ingolstadt </b>es una creación de <b>AUDI</b>, y el <b>Rasenball Leipzig</b> de <b>Red Bull</b>, ambos con aspiraciones de <b>Bundesliga</b>; éste último incluso con pretensiones al título. Todos ellos se ven beneficiados con gigantescas inyecciones de capital de sus dueños que les permiten granjearse un estatus y gozar de una ventaja competitiva evidente.<br />
<br />
Esto es debido a que la regla del 50+1 permite que una empresa, tras demostrar un apoyo sistemático e ininterrumpido durante 20 años a un mismo equipo, pueda adquirirlo en un 100%. Aunque en los supuestos del <b>Ingolstadt </b>o el <b>RB Leipzig</b> se ejemplifican los agujeros que tiene la legislación. Recientemente la <b>DFL </b>descubrió que parte del paquete accionarial destinado a los socios del <b>Rasenball</b>, los encargados de elegir a sus representantes, estaban en manos de empelados y directivos de alto rango de la empresa de bebidas energéticas.<br />
<br />
Otro paradigma de las fallas que esconde la norma, sobre las que <b>Martin Kind</b> sustenta parte de su cruzada, es el <b>Munich 1860</b>, de la que se podría decir que es la primera entidad alemana en manos de un inversor extranjero. La institución muniquesa consiguió salvar la quiebra vendiéndole el 49% de la sociedad a un afamado millonario jordano, una operación en apariencia positiva, pero el rechazo en bloque del resto de socios a la operación, y las guerras de familias que llevaron a la sociedad a tal situación, han convertido lo que podría ser el resurgir del histórico club en un caos continúo sumiendo al <b>TSV </b>en un clima de ingobernabilidad sin fin.<br />
<br />
El modelo <b>Bundesliga </b>también plantea serios problemas morales, ya que se da el caso de que muchas empresas tienen intereses en diferentes clubes. Por ejemplo, <b>Volkswagen </b>es dueña del <b>Wolfsburgo </b>pero también uno de los accionistas de referencia del <b>Bayern de Munich</b>. <b>AUDI </b>es la propietaria de facto del <b>Ingolstadt</b>, y también el principal accionista del campeón alemán. <b>Adidas </b>controla grandes paquetes accionariales en diversos clubes, sobre todo del <b>Bayern </b>y del <b>Nurenberg</b>. Asuntos todos ellos que no en pocas ocasiones han levantado suspicacias y sospechas ante determinados resultados, tanto en el mercado de fichajes como en el terreno de juego y durante votaciones en el seno de la liga.<br />
<br />
Hasta ahora las entidades teutonas han sabido conjugar mejor que nadie el fútbol tradicional con las exigencias del fútbol moderno; pero cada vez son más los que se están dando cuenta de que han sido devorados por el mercado, incapaces ya de competir tanto a nivel local como a nivel internacional. Éso, sumado al temor creciente que se respira en el país de <b>Angela Merkel</b> de que el equipo de <b>Munich </b>pueda iniciar una década de dominio alzándose año tras año con el entorchado sin oposición alguna, está llevando a muchas entidades a levantar la voz en aras de un cambio de modelo que les permita una mayor inversión en el terreno de juego. Algo que ya podrían hacer sin demasiadas variaciones estructurales si las obligaciones financieras y de inversión que impone la <b>DFL </b>no fueran tan estrictas. Curiosamente, las mismas que han llevado al fútbol germano a vivir su renacimiento se han convertido para muchos, llegados a este punto, en un lastre que les impide crecer.<br />
<br />
En los próximos años se decidirá si llega el fin de la <b>Bundesliga </b>tal y como la conocemos hoy en día. La <b>DFL </b>tiene que luchar en demasiados frentes y no en todos tiene la seguridad de poder ganar. En el seno de la institución matriz del campeonato germano cada vez más socios exigen reformas. En el propio marco competitivo van aumentado los clubes que abandonan el modelo de socios para abrazar las sociedades anónimas tras aliarse con inversores, y en el trasfondo de todo ello <b>Bruselas</b>, sino con anterioridad el tribunal supremo alemán, pueden dar un vuelco al campeonato con una resolución que <b>Martin Kind</b> da por ganada en una u otra instancia. </div>
THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-62594267912896191562014-10-10T12:23:00.000+02:002014-10-12T13:01:25.801+02:00Una tarde con el SV Muslim<a href="http://2.bp.blogspot.com/-rq2Ynw4AYpc/VDeqCNNGsLI/AAAAAAAABEY/xgHaSd7ESgM/s1600/Sin%2Bt%C3%ADtulo.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-rq2Ynw4AYpc/VDeqCNNGsLI/AAAAAAAABEY/xgHaSd7ESgM/s1600/Sin%2Bt%C3%ADtulo.jpg" /></a><br />
<div style="text-align: justify;">
Lo primero que te encuentras al acceder al complejo deportivo <b>Oskar Kessalu</b>, en pleno centro de <b>Hamburgo</b>, es a una legión de jugadores amateurs tumbados en la explanada del párking, vestidos todos ellos con petos, pantalones cortos y las típicas calzas habituales de cualquier entrenamiento; rezan en dirección a <b>La Meca</b> como paso previo a chafar el terreno de juego y empezar a sudar. No muy lejos de allí, en una caseta de aluminio y cristal, como un esquimal bigotudo asomado a la ventana de su iglú, les observa como cada día <b>Antonio Martins</b>, un inmigrante portugués que se gana la vida con la jardinería y que además regenta el garito que acompaña al complejo multiusos. Lo hace tomando un café y echándole un ojo a la prensa del día. «Con esta gente no me haré rico; ni beben, ni fuman... sólo quieren té», bromea. Este luso de 51 años no tiene ningún prejuicio para con sus habituales inquilinos, y lo dice sincero. «Oyes muchas cosas sobre su religión, pero cuando los conoces te das cuenta que son como cualquiera de nosotros».<br />
<br />
Mientras el rezo se transforma lentamente en un zumbido constante, como advirtiendo de la llegada de un panal de abejas atraídas por el ligero aroma a té recién hecho que embadurna la atmósfera, el observador contempla divertido una colección de zapatillas orilladas en un lateral, al tiempo que curiosea la serie de pies descalzos que suben y bajan alternándose en ese transcurrir del rito religioso con otros perfectamente ataviados con botas de fútbol. Ante dicha estampa es imposible no recordar aquellas palabras del presidente federal <b>Christian Wulff </b>- «el islam ya forma parte de la cultura alemana» - y que tanta polvareda levantaron. Muchos de los presentes son alemanes de nacimiento, y algunos otros fueron bautizados como cristianos aunque hayan acabado convirtiéndose por decisión propia a la fe del profeta <b>Mahoma</b>. Sí, <b>Wulff </b>tenía razón, el islam ya forma parte de <b>Alemania</b>, y también de su selección de fútbol campeona del mundo.<br />
<br />
<b>Mahmut Sariz</b>, un adorable osezno de 29 años que ejerce de entrenador, grita algo - «Tenemos...» - que enseguida es devorado por el sonido de un tren pasando a su vera. El <b>Oskar Kessalu</b> está rodeado en ambos flancos, a un lado serpentea una vía ferroviaria y por el otro cruje una de las principales arterías de la ciudad, portando todo ello una macedonia de estridentes sonidos que invaden sin paliativos el recinto mientras el balón rueda irregular por un terreno de juego de tierra, polvo, y piedras. No se diferenciaría de ningún otro ambiente amateur si no fuera porque los 'pásala' o 'puerta' se convierten en un 'digga' o en algún 'inshallah'. «Somos musulmanes devotos, pero los debates religiosos los dejamos fuera», dice <b>Sariz</b>. Aunque los de fuera, desde que se fundó el <b>Sport Verein Muslim</b> (Club Deportivo Musulmán) en 2008, no han cejado en su empeño de incrustar esos debates en el seno de la asociación.<br />
<br />
<b>Sebastian Hamza</b>, presidente del equipo, arrastra sacos de balones y alinea conos balanceándose de un lado para otro debido a su cojera, vieja secuela de una lesión de rodilla que le tiene apartado del fútbol; lo hace mientras el grupo atiende la arenga inicial del entrenador y se calzan para dirigirse al terreno de juego. Cuarenta y cinco minutos después, continuando la charla, dirá con rostro ajado y tono seco que «no queremos que se nos utilice para fomentar miedo o rechazo, ni que una visión superficial transmita una imagen equivocada de nosotros», tras esta especie de advertencia no volverá a decir nada en toda la tarde. El recelo del <b>SVM </b>nace tras protagonizar más de un encontronazo con la prensa local que les llevó a la determinación de elegir en votación colectiva si acceder a las peticiones de los medios de hacerles una visita, 'no todo el mundo es bienvenido aquí' te vienen a decir. <b>Sariz</b>, a modo de justificación, confiesa que los comentarios hirientes que leen en ciertos digitales los intentan llevar con filosofía. 'Hoy el SV Muslim, ¿mañana qué será, el Yihad 09 o el Borussia Salafista?' son los ilustrados exabruptos que salen de las zonas calientes de los tabloides.<br />
<br />
Una vez se consigue romper el hielo se hace notar enseguida ese malestar que arrastra el que se siente señalado. Es un pesar que les acompaña desde sus inicios, cuando la federación local de fútbol les concedió una licencia provisional 'mientras emprendían investigaciones' que les facultara para obtener definitivamente el permiso y formar parte de pleno derecho de la liga. Incluso en un pequeño ejercicio de documentación se pueden encontrar referencias que advierten que los servicios de inteligencia les estuvieron vigilando durante un tiempo 'por precaución'. Esa especie de estigma en forma de duda les acompaña todavía ahora, seis años después de su irrupción en la vida social de la ciudad. En un arranque de sinceridad se les cae de forma lastimosa una confesión: «Si pasa cualquier cosa en el mundo en la que esté implicado un musulmán tengo que justificar mi fe, aquí, en Hamburgo, y eso me molesta, hace que me sienta raro. ¿Qué culpa tengo yo?».<br />
<br />
Muchos clubes se negaron a votar en favor de su aceptación, algún que otro se niega a jugar contra ellos y no se presenta a los partidos, y algunos más les reciben como si se trataran de talibanes o terroristas. Así, no es de extrañar que en dichas circunstancias el <b>SVM </b>descendiera apenas tres años después de su creación. «Evitamos todos los duelos en el campo para no fomentar polémicas, no hacemos entradas, y si nos pegan no protestamos ni respondemos; por eso no paramos de ganar premios al Fair Play, y por eso descendimos; jugar contra nosotros es muy fácil» dice <b>Sariz </b>con cierto tono de resignación.<br />
<br />
En el <b>SV Muslim </b>conviven 19 nacionalidades distintas y se mezclan suníes y chiíes con suma naturalidad, facciones del islam que llevan siglos matándose entre sí comparten camaradería tras un balón. Aunque los muchachos discrepan airosamente ante la etiqueta de club religioso. «Aquí puede venir a jugar quien quiera, judíos, ateos, musulmanes...sólo nos interesa el fútbol, aunque tenemos nuestras reglas». <b>Sebastian</b>, casi apartado, meditabundo en una esquina de la mesa, asiente, aunque no pronuncia palabra alguna. Entre los movimientos de su testa esconde su pasado. Es uno de los casos llamativos del equipo. Alemán tanto de nacimiento como de origen, criado en la fe protestante y en la cultura occidental, decidió en 2003 convertirse al islam y sustituir su germánico apellido de <b>Hollatz </b>por el muy islámico de <b>Hamza</b>.<br />
<br />
Zambullirse en el fútbol amateur alemán es toparse con una torre de babel iluminada por un crisol de culturas; hay equipos de tendencia <b>Skin</b>, otros de pronunciado sesgo comunista; muchos fomentan la lucha contra la homofobia e incluso los hay exclusivos para homosexuales. Tampoco faltan los de corte neonazi. Cerca de allí está el <b>Club Castelo</b>, referencia para la comunidad italiana. Incluso los hay que reúnen gentes de lengua aramea y alguno más que integra a las comunidades de origen mesopotámico. Allá a lo lejos, en <b>Berlín</b>, se sostiene sobre su prestigio el <b>Türkiemspor</b>, luciendo orgulloso el reconocimiento a su labor por la integración de la comunidad turca en la sociedad alemana. Pero parece que el país de la cerveza es incapaz de tolerar a un club que se ha desmarcado de la política, del sexo y de la raza para poner la religión sobre la mesa. Y además, de forma pacifica.<br />
<br />
Con el sol escondiéndose tras el horizonte una tenue luz artificial irrumpe en escena para iluminar el <b>Oskar Kessalu</b> y dejarnos ver el polvo en suspensión que levantan los bártulos arrastrados que han decorado el entrenamiento de hoy; al tiempo te recuerdan aquella primera semana de vida de la asociación, cuando se presentaron unos cuarenta candidatos de los cuales casi ninguno había jugado nunca al fútbol, perdiéndose durante la práctica en la inmensidad del terreno de juego. «Tuvimos que poner límites para poder venir a las pruebas» confiesan entre risas.<br />
<br />
«Con el SV Muslim queríamos ofrecer una alternativa al creyente devoto. Nosotros lo somos, y por lo tanto también somos pudorosos. En el fútbol es común estar rodeado de alcohol y de cuerpos desnudos. Nuestra fe nos hace sentir incómodos ante esas cosas. Así que teníamos dos opciones, o quedarnos en casa de brazos cruzados o hacer algo para poder disfrutar del fútbol y de los amigos sin tener que sentirnos mal. No representamos al islam, solo queremos vivir mejor, sentirnos más cómodos con nuestra propia fe». El <b>SVM </b>supone ya un contramodelo para las entidades intrínsecamente étnicas. «Mi sueño es construir un club colorido, abierto, pero sujeto a nuestras normas morales» dice <b>Sariz</b>. Así que si tiene tentación de jugar con ellos debe saber que no importará su origen o religión; aunque no podrá beber cerveza ni pasearse desnudo por la caseta.<br />
<br />
Una vez la oscuridad gobierna sobre nuestras cabezas, y aprovechando que sale vapor de agua por las rendijas de unos vestuarios que solo admiten a chavales en bañador, <b>Antonio Martins</b> baja la persiana de su iglú y se despide hasta mañana, no sin antes menear su bigote por última vez. «Son buenos chicos, se portan bien, pero es una lástima... no falta el día en el que no viene alguien a insultarles o a tirarles piedras». La violencia es una verdad oculta en el politizado fútbol teutón, encrudecida en los niveles más bajos con palizas y enfrentamientos continuados, con equipos, como el <b>Red Star Leipzig</b>, que acaban retirándose cansados de las hostilidades. Con todo ello, en pleno corazón de <b>Hamburgo </b>(la puerta del mundo), sobrevive un equipo de musulmanes que lucha por recuperar la categoría sin atreverse a hacer una entrada para no dar pábulo a polémicas que les verán siempre como los instigadores, endulzándole al visitante un relato que es más duro que aquello que se atreven a contar. Cerca de allí, en la salida, a modo de despedida, se ve una pintada mal borrada que deja leer todavía la palabra "asesinos" escrita en letras rojas. El único crimen de estos chavales es mirar a <b>La Meca</b> y juntarse una vez por semana para disfrutar del balón en buena compañía.</div>
THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-88726375071081118022014-09-26T12:31:00.000+02:002014-09-26T17:19:44.004+02:00Marchena lo deja entre silencios<a href="http://4.bp.blogspot.com/-_o_xIqIjMpc/VCU8f3SCbMI/AAAAAAAABDY/U5szKlq7GEk/s1600/Sin%2Bt%C3%ADtulo.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-_o_xIqIjMpc/VCU8f3SCbMI/AAAAAAAABDY/U5szKlq7GEk/s1600/Sin%2Bt%C3%ADtulo.jpg" /></a><br />
<div style="text-align: justify;">
Durante los primeros calores del verano se vio al <b>Luisma</b>, al <b>Súper </b>y al <b>Juanje </b>trotar por el césped artificial del <b>Ciudad de Lepe</b> acompañados de un campeón del mundo. Él, que venía de conocer el glamour del fútbol grande, sudaba sobre una zamarra patrocinada por 'supermercados el jamón' con el escudo del <b>San Roque</b> bordado en el pecho mientras hacía tiempo en espera de una llamada que le trajera un último contrato en el mundo del balón. Entretanto se codeaba con aquellos muchachos del grupo IV de segunda B, a 700 kilómetros de distancia, todavía resonaban los ecos de su última gesta: El gol postrero que devolvía al <b>Deportivo </b>a la gloria de la primera división.<br />
<br />
«De momento estoy en la calle, estoy en el paro» así anticipó su adiós. Como todas las demás despedidas de <b>Marchena</b>, aquella, también se produjo en una sala de prensa, alejado del afecto de las gentes y del agradecimiento colectivo. «A estas alturas nadie del club se ha dirigido a mí para renovar», era 5 de junio y el último partido de los coruñeses se disputaría en <b>Girona</b>. Es el patrón que le acompañó durante toda su carrera, la discreción, ya desde el terreno de juego, predominaba sobre los artificios y la exposición que tanto gustan a muchos.<br />
<br />
Este confeso anti Play Station, amante de 'Ecos del Rocío' y pintor que traza por relax, con un móvil cuyo tono nunca abandona el estándar que trae de fábrica por mucho que mute el modelo, desvela con gestos los rasgos de su personalidad. <b>Iñaki Saéz</b> le definió en una ocasión, cuando se lo llevó a <b>África </b>en busca de la gloria mundialista, como «una mezcla entre Beckenbauer y Ayala».<br />
<br />
No tuvo otro sitio donde establecer su jerarquía en el fútbol que bajo las capas de humedad que encapotaban la final del mundial de <b>Nigeria</b>, solidificando ante los japoneses una amistad con <b>Xavi </b>que, según <b>Marchena</b>, «va más allá de lo futbolístico», y desde la cual participó en esa transformación de la selección que acabó con tabúes y traumas heredados. Allí, entre mosquitos tamaño F5 y gastroenteritis febriles, se gestó aquello de <i>'el padre Marchena'</i> a sutil manera de describir su actitud para con el grupo y la madera de líder que traza al natural, rasgo, que quedó patente en cada vestuario que chafó.<br />
<br />
Así se entiende que no le supusiera ningún esfuerzo, acostumbrado como estaba a capitanear desde pequeño, dar aquel golpe que dio en el tumultuoso 2008 ante un vestuario en llamas, esculpiendo con ayuda de <b>Baraja </b>y de alguno más un rotundo 'ya basta' y virar con ello el rumbo de una nave que amenazaba desgracia. Tal vez la historia sea generosa y cuente no a mucho tardar aquellas reuniones discretas en hoteles y restaurantes entre el central, el 8 y el italiano en el retiro que sirvieron para ir captando para la causa a <b>Villas </b>y <b>Silvas</b>, marcando calendarios y eligiendo bandejas de plata sobre las que entregar cabezas de entrenadores como premio a todos los que se adhirieran al grupo hasta el final. A este tipo, a aquellos tipos, se les debe una permanencia y un título – el último que entró en las vitrinas – conseguidos tras anteponer los intereses del colectivo a las batallas personales de nocivos individuos. Sí, y también deben un escarnio como aquél.<br />
<br />
Pero aquello tampoco le sirvió de mucho. Agrio para los medios y dulzón para aquellos que estima fue, como lo fueron otros después, la primera víctima de una caza de brujas emprendida tras el desembarco del nuevo-viejo régimen y a la que nadie lloró. Fue allí, en otra sala de prensa, alejado del calor del público y del afecto de las gradas, donde mostró arrojo para soltar en su adiós una sentencia con tal carga de profundidad que tendrán que pasar décadas hasta alcanzar su fondo: «Espero que mi marcha sirva para poder poner un ladrillo en el Nuevo Mestalla». No es que su final fuera peor que el de otros, la desgracia de este <b>VCF </b>contemporáneo, enfangado en luchas de sangre, es haber arrojado a sus últimos héroes por el retrete previo paso por una diana regada con vísceras.<br />
<br />
«Si no llega nada que me satisfaga no descarto la retirada», fueron sus últimas palabras antes de levantarse de <b>Abegondo </b>y emprender rumbo al limbo balompédico. Este recordman de la selección, campeón del mundo y de Europa; dos veces ganador de la liga, campeón de copa, de la <b>UEFA </b>y de la supercopa continental, pasó su último verano entrenando con un equipo de segunda B olvidado ya por el fútbol. Despojándose de egos y de falsos elitismos tampoco tuvo reparos en bajar con anterioridad a la segunda división y cascarse en sus entrañas su último gran año en el universo del balón. Allí, donde el Pontevedra, fue la última vez que se vio al padre <b>Marchena</b>, el que se escondió en las faldas de <b>Aragonés </b>para coser una estrella en el pecho de la selección.<br />
<br />
Sus trotes junto al <b>Samu </b>y el <b>Musta </b>no trajeron ninguna llamada definitiva, y fue ahí, en un vestuario del infrafútbol, donde metió sus bártulos en una bolsa y se fue a su casa, a esperar, quizás, a que suene el teléfono a más tardar allá por las cabalgatas de reyes. Quién sabe si ya ha interiorizado que a sus 34 años es momento de dejarlo. Sea como fuere <b>Marchena </b>se irá del fútbol en silencio, como llegó, tal y como triunfó, tal y como se fue de todos los sitios en los que estuvo, sin que nadie pueda darle un aplauso ni un gracias sobre un terreno de juego, el tapete en el que construyó su leyenda.</div>
THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-74479244710175153912014-09-18T20:09:00.000+02:002014-09-20T11:15:14.429+02:00El ruso de Rus se llama dimitir <a href="http://1.bp.blogspot.com/-8OtuoSFSuJk/VBserosZopI/AAAAAAAABC8/1v8SxqfgmLU/s1600/Sin%2Bt%C3%ADtulo.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-8OtuoSFSuJk/VBserosZopI/AAAAAAAABC8/1v8SxqfgmLU/s1600/Sin%2Bt%C3%ADtulo.jpg" /></a><br />
<div style="text-align: justify;">
“Me engañaron. Era todo mentira”. <b>Alfonso Rus</b> acabó confesando, y lo hizo, como lo hace todo él, como si no hubiera ocurrido nada. Al presidente de la Diputación (y de treinta cosas más) le costó meses reconocer la evidencia, pero acabó haciéndolo; aunque fuera durante los cafés. Por el camino, el pequeño dirigente no dudó en poner todo el poder que emana de su cargo a disposición de su particular batalla, agitando a cuantos grupos de comunicación tenía comiendo de su mano, tan dispuestos ellos desde el principio en aupar a cualquiera que les prometiera conservar su habitual modus vivendi. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No les hizo falta más verdad que sus ganas. Porque aquí, engañados, no hubo nadie. Dejarse engañar por las rentas futuras que pudieran obtener, se dejaron casi todos. “Si yo hablara, igual la venta no se hacía. Prefiero hacerlo cuando acabe todo”, fue otra de las perlas de un personaje que hizo valer su cercanía con la 'oferta' rusa para alimentar la crispación a golpe de filtraciones, insinuaciones y bufonadas dirigidas a sus cachorros mediáticos; tan prestos siempre a todo ello.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Incluso la maquiavélica figura no dudó en sentar a su lacayo en la <b>Fundación VCF </b>bajo la orden de votar en contra de la propuesta de <b>Peter Lim</b>. ¿Qué hubiera pasado de haber sido su voto el decisivo? De haber enviado al <b>VCF </b>al matadero en aras de una ‘mentira’ y un ‘engaño' ¿cómo hubiera reparado el daño causado, tras demostrarse la evidencia?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Todavía hay muchos que siguen aferrados a falsas ilusiones, a Jeques imaginarios, a rusos estrafalarios y a americanos inventados; incapaces de digerir un ridículo que lejos de ablandarlos les ha ido gestando en lo más profundo de sus entrañas un pronunciado rencor que ya no alcanzan a calmar. Tocará soportarlos mientras les permitan hablar. Porque en todo esto, si ha quedado alguna cosa clara, es que hay quien ha perdido toda legitimidad para emitir cualquier crítica. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La actitud de <b>Rus </b>puede ser incluso comprensible dentro del contexto que llevó al club a tal deriva. Acostumbrado como ha estado a ver a la institución convertida en un juguete en manos del partido político en el poder; desprotegida y a merced de sus caprichos. Tal vez, haya que estar agradecidos a la profunda división interna existente en el gobierno valenciano, porque quizás haya sido ésta la que haya evitado que hoy tengamos que soportar al presidente del <b>Olímpic </b>ocupando el trono de <b>Mestalla</b>. En aquellos tiempos, donde personajes como el Alcalde de <b>Xàtiva </b>eran los hombres fuertes del campismo, el resultado podría haber sido muy distinto, y muy nefasto.<br />
<br />
Las responsabilidades del sujeto son muchas. Ha utilizado su cargo para tratar de influir en una decisión que afectaba a la viabilidad de una entidad privada, por ello fueron a buscarlo. Ha utilizado todas las herramientas que le otorga el puesto político que ocupa para privilegiar y construirle una posición a un supuesto inversor que previamente le había prometido presidencias y ocupaciones dentro del proyecto. Y se ha inmiscuido con declaraciones públicas en el proceso para tratar de virarlo hacia sus intereses. Además, un funcionario con sus atribuciones y responsabilidades ha confesado haber sido engañado por un empresario bajo promesas falsas, quedando en entredicho su credibilidad a la hora de manejar/ocupar dinero/cargo público alguno.<br />
<br />
Tampoco deberían de huir de sus responsabilidades aquellos que aceptaron a tales concursantes. El tiempo no sólo ha demostrado que apenas un par de ofertas ofrecían seriedad y fondos suficientes, sino que el proceso de selección y aceptación de las mismas fue ridículo y fallido. ¿En base a qué se le dio luz verde a un proyecto que jamás demostró solvencia económica? ¿Por qué Zolotaya sí y Alvarado no cuando ambos desprenden similitudes en las formas? No hay que olvidar que esta clase de participantes pudieron acceder a información delicada de la <b>SAD </b>a través de la data room que se puso a disposición de los 'inversores', pasando previamente un corte vigilado por dos consultoras y una comisión gestora.<br />
<br />
"Aquí el asunto es enseñar el chocolate, y Lim de momento no ha enseñado nada" fue otra de las bravuconadas del político aspirante a presidente del <b>VCF </b>que recientemente confesó que "los rusos no traían dinero". Debería, la próxima vez que coincida con ellos, decirles que le presenten a su amigo dimitir. Seguro que congenian muy bien... Ni siquiera pronuncia una triste disculpa.</div>
THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-59722377885609864162014-09-12T11:19:00.002+02:002014-09-20T11:15:28.064+02:00El año perdido de la venta<a href="http://2.bp.blogspot.com/-vc0_1fGt-FM/VBK01g0uaFI/AAAAAAAABCs/dig8AfGwREU/s1600/Sin%2Bt%C3%ADtulo.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-vc0_1fGt-FM/VBK01g0uaFI/AAAAAAAABCs/dig8AfGwREU/s1600/Sin%2Bt%C3%ADtulo.jpg" /></a><br />
<div style="text-align: justify;">
Se podría decir que el primer año de <b>Salvo </b>ha sido un curso perdido para la economía del club; y también para los intereses deportivos de la entidad. Doce meses de mandato marcados por los problemas accionariales y las tensiones con <b>Bankia </b>que han hecho que las pocas o muchas operaciones de calado que se podrían haber cerrado quedaran en el limbo en espera de poder solucionar el tema de la propiedad. Empezó el otoño con el dirigente hablando de una legión de multinacionales interesadas en el club; de varios contactos con operadores, visita mediante, dispuestos a estudiar el asunto del nuevo estadio; y alguna que otra cosa más, que como todas, de existir, se volatilizaron en cuanto empezaron a sonar trompetas de guerra desde lo alto de las torres <b>Kio</b>.<br />
<br />
En ese ínterin una de las marcas con las que el <b>VCF </b>había contactado, <b>AEG</b>, se comprometió con la <b>Roma </b>para diseñar su futuro estadio en una operación que rondará los 300 millones de euros, y por la cual, la empresa estadounidense se quedará parte de la explotación comercial del recinto romanista. En las últimas horas, también se apuntó desde sectores cercanos al mandamás que <b>Turkish Airlines</b>, opción, aparentemente descartada, estaba dispuesta a estampar su logo en las camisetas a cambio de una cifra que superaba en mucho el histórico que ha recibido el club a lo largo de su vida; un techo fijado por <b>Toyota </b>y sus 4,5 millones anuales. De hecho, en todos estos meses, el único acuerdo de relevancia que se ha cerrado ha sido el de <b>adidas</b>; y se alcanzó durante el verano americano, mucho antes de que empezaran las turbulencias con el aval de la Fundación y las polémicas posteriores.<br />
<br />
Ahora parece que la entidad del murciélago, una vez llegado el nuevo dueño, pretende renunciar a uno de sus principales ingresos, prefiriendo dejar la camiseta en blanco o en manos de una institución benéfica antes que comprometerse con cualquier marca. Entrando ya en el terreo de las muchas contradicciones que minan el ambiente, durante las guerras por la propiedad se insistió en más de una ocasión que sería <b>Peter Lim</b> el que portara un patrocinador acorde al nivel del proyecto establecido. “Entre 6 y 8 millones” llegó a declarar <b>Salvo</b>. Sin embargo se argumenta ahora que sería mejor no obligarse con nadie firmando un contrato a largo plazo en aras de esperar a un momento más adecuado y obtener con ello una mejor tajada. Resulta difícil creer que la institución esté en disposición de renunciar a algo así, al menos llevarlo mucho más allá del presente curso, cuando ha visto que sus ingresos comerciales se han desplomado alcanzando mínimos históricos, y cuando las obligaciones del <b>Financial Fair Play</b> de la <b>UEFA </b>y del control financiero de la <b>LFP </b>condicionan el gasto en fichas al aumento de ingresos en esta clase de partidas. Sin olvidar que la entidad va a tener que seguir haciendo frente a una deuda que requerirá durante dos décadas el pago de unos 15-20 millones de euros anuales.<br />
<br />
<b>El empobrecimiento comercial</b><br />
<br />
Sólo buceando en los números del <b>VCF </b>se puede percibir con toda la crudeza el cómo el equipo de <b>Mestalla </b>se ha ido haciendo pequeño con el paso de los años. Resultando sonrojante cualquier comparación con temporadas anteriores al crack del 2008. En la gráfica (ver más abajo) se puede observar como en el período anterior a la crisis la institución ingresaba cerca de 9 millones de euros anuales sólo por sus cuatro principales patrocinadores – cantidades fijas por temporada – habiéndose reducido actualmente a unos ridículos 2,5 millones, además de padecer una pérdida significativa de patrocinios remunerados. Aún teniendo en cuenta que los extras del acuerdo con la marca de las tres rayas están sujetos a picos de euforia – si el VCF va bien ganará dinero, si no, lo perderá – de conseguirlos todos ellos se estaría muy lejos todavía de alcanzar los 7,3 millones de ingresos del último período marcado. Todo penalizado por la falta de un patrocinador principal. Aunque el contrato con la marca alemana es de aplaudir sobre todo por dos razones: Valentía y ambición. Es extraño en la industria que un club se atreva a firmar un contrato tan variable con beneficios sujetos a la consecución de tantos hitos, hecho que demuestra la existencia de una apuesta decidida para mejorar a todos los niveles.<br />
<br />
<iframe frameborder="0" height="697" scrolling="no" src="//e.infogr.am/infographic-70376" style="border: none;" width="490"></iframe><br />
<div style="border-top: 0px solid #acacac; font-family: Arial; font-size: 10px; padding-top: 3px; text-align: center; width: 100%;">
<a href="https://infogr.am/" style="color: #acacac; text-decoration: none;" target="_blank"></a></div>
Esta tara comercial no es algo nuevo, incluso en sus mejores momentos el club valenciano ya era de entre los 20 participantes de la <b>Football Money League</b> de <b>Deloitte </b>el que menos ingresos generaba por estos conceptos. Siguiendo en la comparación de la serie histórica se puede observar como la totalidad de los ingresos comerciales de la entidad han pasado de los 22 millones en 2008 a los 16 millones en 2012. Por lo que es muy posible que veamos aún más reducida dicha cantidad cuando el club presente los números de 2013 en la próxima junta de accionistas.<br />
<br />
<b>El VCF es internacional</b><br />
<br />
En las últimas temporadas la institución valenciana ha ido desapareciendo del top-20 de todos los ránkings o mediciones que se hacen en <b>Europa </b>para calibrar la grandeza o solidez societaria de los clubes. Ha pasado de ser un fijo en las listas de <b>Forbes</b>, <b>Deloitte </b>o de <b>Brand Finance</b> a quedar fuera del top-30 en todas ellas. Aunque todavía resiste en algo. La consultora alemana <b>Advant Planning</b> ha elaborado un estudio para medir el nivel de internacionalización de los clubes europeos; estudio <a href="http://www.wsj.de/news/interactive/DE_sorttable_interfussball20140905?ref=SB10001424052970203966604580135750973712006" target="_blank"><span style="color: blue;">que recoge la edición teutona del Wall Street Journal</span> </a>y en el cual se puede ver que el club presidido por <b>Amadeo Salvo</b> está situado en el nº23 de entidades internacionalizadas, con un empate a 28 puntos junto a <b>Wolfsburgo </b>y <b>Schalke 04</b>, aunque los conjuntos de la <b>Bundesliga </b>superan al valenciano por algunas décimas.<br />
<br />
La consultora mide el grado de internacionalización de las entidades teniendo en cuenta varios puntos básicos: Acciones de marketing internacional, esto es acuerdos comerciales en el mercado extranjero; patrocinadores principales con presencia global; presencia en Champions o competición europea y una cobertura mediática de forma generalizada. Acompañándolo todo con unos extras medidos entre la cantidad de likes mundiales en <b>facebook</b>, la cantidad de idiomas utilizados de forma habitual en las comunicaciones oficiales de los clubes, la presencia en giras o amistosos realizados a lo ancho y largo del mundo y el número de jugadores mediáticos en nómina.<br />
<br />
Del estudio llaman la atención tres cosas: Que el <b>Bayern </b>sea el único club alemán entre los 20 primeros; que el <b>Málaga </b>sea el mejor equipo de la <b>LFP </b>tras <b>Madrid </b>y <b>Barça </b>(segundo y tercero) y una reflexión que hace uno de los responsables de la consultora: “Tradición y éxitos pasados cuentan muy poco a la hora de la comercialización internacional, tener una historia rica facilita el acceso al mercado, pero tienes que saber utilizar las herramientas adecuadas”.<br />
<br />
Con un año de retraso gracias a un interminable proceso de venta el <b>VCF </b>deberá a empezar a recorrer su nuevo camino; tal vez, más llano y recto de lo que se presumía hace 12 meses, antes de que todo empezara a estancarse por entrar en una farragosa guerra accionarial, y lo deberá hacer con el nuevo <b>Mestalla </b>y <b>Europa </b>como principales motores de una nueva era.</div>
THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-49298713988766305632014-08-29T12:40:00.000+02:002014-08-29T19:19:05.899+02:00Un VCF más joven y barato<a href="http://3.bp.blogspot.com/-RKJd5vc18Mk/VABWJISJfyI/AAAAAAAABCc/VtZhnV2qD7k/s1600/Sin%2Bt%C3%ADtulo.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-RKJd5vc18Mk/VABWJISJfyI/AAAAAAAABCc/VtZhnV2qD7k/s1600/Sin%2Bt%C3%ADtulo.jpg" /></a><br />
<div style="text-align: justify;">
Desde enero, el <b>VCF </b>ha realizado veintiséis operaciones de mercado — sin contar cesiones — hasta renovar por completo una plantilla en la que apenas sobreviven nueve integrantes respecto a la que estrenó el curso 13/14. Pero en todo ese ajetreo, entre tanta cifra y cara nueva, se esconde una constante: Componentes más jóvenes, fichas más baratas, y a priori, jugadores con más calidad. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Fue ya en el pasado mercado invernal cuando se pusieron las bases a esa tendencia, por entonces la presencia de <b>Vezo </b>(19) se sumó a la de <b>Alcácer </b>(19) en la lista de futbolistas por debajo de los 20 años; por contra, el aterrizaje de <b>Vinicius </b>aumentó a tres la de integrantes que no superaban dicha edad — Fede, Bernat —. Todos ellos, junto a los <b>Romeu </b>(21), <b>Feghouli </b>(23) y <b>Vargas </b>(23) sumaban un total de 8 componentes que no sobrepasaban los 23 años, rebajando considerablemente la media de edad del equipo. Pero durante el presente mercado esos perfiles han sufrido ligeros retoques, <b>Gayà </b>es ahora el único de sus compañeros que todavía no llega a la veintena, por contra, se disparó el número de jugadores que no sobrepasan esa franja de edad hasta alcanzar los cinco integrantes. Un hecho histórico, puesto que en la última década nunca existieron más de 2 futbolistas en plantilla que no sobrepasaran las dos decenas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En resumen, 17 de los 21 jugadores que entrena <b>Nuno </b>no son mayores de 25 años. Y de esos 17, 5 no tienen más de 20 años.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En términos generales no es inusual encontrar cantidades tan altas de gente que no supera el cuarto de siglo de existencia, puesto que en el periodo acotado dicha cantidad ha ido fluctuando desde los 14 (2003/04) hasta los 12 (11/12 y 12/13), siendo los 10 de la 2010/11 la cantidad más baja de no mayores de 25 años. Pero sí es inusual la presencia de tanto futbolista menor de 23 años. En el equipo del doblete sólo habían 4 jugadores (8 en la actualidad), una cifra que se repite en todas las temporadas sucesivas hasta llegar a la 2011/12, en la cual, los <b>Alba</b>, <b>Víctor Ruiz</b>, <b>Piatti</b>, <b>Canales</b>, <b>Parejo </b>y <b>Feghouli </b>sumaron sólo dos menos que en el presente curso, rompiendo así la tendencia establecida.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tras la operación de urgencia realizada hace siete meses, los calores han dejado paso a un delicado baile en el que destaca la rebaja del coste salarial de la plantilla al tiempo que se iguala o mejoran las posiciones reforzadas. <b>Guaita</b>, una de las fichas más altas del roster, deja paso a un <b>Yoel </b>que apenas mejora su ficha en el <b>Celta</b>. Quizá los casos más llamativos sean los de <b>Mathieu </b>por <b>Mustafi</b>, una transición de 1,6 millones de ficha anual a otra que apenas alcanza los 800 mil euros; y la de <b>Cissokho </b>por <b>Orban</b>, rebajando el sustento en más de la mitad. Las salidas durante el presente mercado han ido encaminadas a liberarse de las fichas más altas, siendo las de <b>Banega</b>, <b>Rami</b>, y <b>Ricardo Costa</b> las más significativas en cuanto a cantidades percibidas. Algo que casa con el considerable descenso en el coste de plantilla que ha sufrido el club desde la 08/09; cuando la masa salarial se situaba en 66 millones, con una amortización de plantilla de 33 millones; hasta los 53 millones, con amortización de plantilla de 26 millones, de la 12/13. Para conocer los datos de la 13/14 habrá que esperar a la junta de accionistas antes de final de año, y para conocer los de la 14/15 todavía un año más de espera. Pero hasta la fecha el fichaje más caro sufragado por la entidad es el de <b>Mustafi</b>, por 8 millones, seguido de <b>De Paul </b>por 4,8. Todos con salarios muy reducidos para los estándares de un club como el <b>VCF</b>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Cifras tal vez algo irreales teniendo en cuenta la presencia de <b>Meriton</b>, y los posibles fichajes por llegar, ya que los traspasos que ha pagado la sociedad de Lim no son achacables a las finanzas del club, aunque éste haga uso y disfrute de ellos y esté bajo la propiedad de la misma. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>¿Hay más presencia de canteranos?</b> </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No tanta como en otras épocas pero sí más que en otros años. Por ejemplo, en este curso 14/15 habrá más presencia (5) de jugadores salidos de <b>Paterna </b>de la que hubo (3) en la 12/13, pero habrá casi la mitad de la que existía (9) en 2003/04. Siendo ésa la temporada de los últimos diez años con más presencia de jugadores formados en casa; aunque muchos tuvieran un papel más bien discreto en el devenir del año. 2005 y 2009 con 8 cada una junto a 2007 y 2010 con 7 son las otras temporadas con más jugadores caseros con ficha del primer equipo. En el resto de temporadas las cifras son similares, fluctuando entre los 6 y los 5, salvo en la ya citada 12/13 – mínimo histórico –.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En cuanto a jugadores seleccionables tampoco se ha mejorado; de los 18 existentes en 2010 se ha llegado a los 10 del presente año. En el periodo acotado este número ha ido bailando de los 14 a los 18 hasta toparnos con la 12/13, donde se alcanzó la pírrica cifra de 9 jugadores – otro mínimo histórico – susceptibles de ser llamados con la selección. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Lo que sí se ha mejorado este verano es el ratio de jugadores seleccionables/canteranos. De los 10 futbolistas con posibilidades de ir a la selección que forman la actual plantilla cinco son jugadores salidos de <b>Paterna</b>. La cifra más alta desde 2011. Aunque todavía muy lejos de los 16/9 de 2004 o de los 18/8 de la 08/09. Es muy curioso observar como todas estas cifras son altas, incluso muy altas, hasta llegar al periodo de crisis (2008/2009) para, a partir de ahí, empezar a reducirse drásticamente tanto el número de jugadores seleccionables como de canteranos alcanzando mínimos nunca antes vistos. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A pesar de superar en sólo un dígito (de 4 a 5) la cantidad de valencianos en plantilla, también se ha mejorado en ese aspecto respecto a cursos anteriores. Y todo teniendo en cuenta las salidas de <b>Guaita</b>, <b>Michel </b>y <b>Bernat</b>. Dicho apartado también sufrió una considerable pérdida en los últimos diez años, acentuándose desde el periodo de crisis. De los 8 valencianos en plantilla de 2004 se han pasado a los 5 actuales, llegando a situarse en los últimos tiempos en 4 componentes. En cuanto a la relación canteranos-valencianos en nómina nos situamos en la actualidad en 5/5, mucho mejor que la 3/4 de hace un par de años pero muy lejos de la 9/8 y de la 8/6 de 2004 y 2005. (*)<br />
<br />
El tiempo dirá si esta conjugación de equipo más barato, más joven y con más chicos de la casa de los últimos tiempos resulta mejor que lo visto hasta ahora; la juventud puede ser un arma de doble filo con la que se tenga que enfrentar <b>Nuno </b>durante los avatares de la temporada. Pocas horas de mercado quedan para poder darle cierto poso a un grupo bisoño.<br />
<br />
<i><span style="font-size: x-small;">* No todos los canteranos son valencianos, como Silva; ni todos los valencianos son canteranos, como Soldado</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<iframe frameborder="0" height="569" scrolling="no" src="//e.infogr.am/infographic-52662" style="border: none;" width="490"></iframe><br />
<div style="border-top: 1px solid #acacac; font-family: Arial; font-size: 10px; padding-top: 3px; text-align: center; width: 100%;">
<a href="https://infogr.am/" style="color: #acacac; text-decoration: none;" target="_blank"></a></div>
THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-50022093090390200082014-08-22T18:58:00.001+02:002014-08-23T00:48:13.991+02:00Las narcopijas de Mestalla<div style="text-align: justify;">
<iframe seamless="" src="http://bandcamp.com/EmbeddedPlayer/album=1233408111/size=large/bgcol=333333/linkcol=ffffff/tracklist=false/artwork=small/track=1140154674/transparent=true/" style="border: 0; height: 120px; width: 100%;"><a href="http://xavimoyano.bandcamp.com/album/xavi-moyano">Xavi Moyano by Xavi Moyano</a></iframe>Con la canción “Las narcopijas de Mestalla” ya me han ocurrido unas cuantas anécdotas, recuerdo como en una entrevista en directo, el locutor le dio la vuelta al CD y se puso a leer una por una el track list de las canciones que forman el disco. Al llegar a las narcopijas, se negó a decir el nombre de la canción por estar emitiendo su programa dentro de la franja horaria infantil y de esta forma se evitaba una posible bronca de los directivos de la cadena. Ahora, el portal deportivo The Barraca invitándome ha hablar del tema en su blog, no ha echo más que agrandar la lista de las curiosidades que este tema provoca en el público y que forma parte de mi primer disco en solitario “Manual de confección para una ciudad collage” (La Produktiva Records 2013)</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Debió ser antes del 2011 cuando escribí “Las narcopijas de Mestalla”, lo hice tras leer un artículo sobre lo que se cuece en la trastienda de los palcos de los grandes equipos de fútbol y a partir de aqui empecé a darle forma a la canción.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El tema en si habla de esas prácticas nada altruístas que se llevan a cabo en estos espacios y que poco o nada tienen que ver con la práctica deportiva. Si tenéis la oportunidad de tener el CD en vuestras manos, en el reverso del disco donde todos los músicos tradicionalmente ponemos los títulos de las canciones que configuran el disco, yo le he añadido a cada canción “otro” título que viene a complementar o dar otra visión a los temas. El que le corresponde a las narcopijas es : “Un rato de tetas, fútbol y corrupción” y con eso ya pongo de manifiesto mi crítica a lo que viene a ser los nuevos valores en alza del siglo XXI y que vienen a sustituir aquellos más inocentes o menos materialistas del “sexo, drogas y rock and roll” del siglo anterior</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
También se me ha preguntado mucho de por qué sitúo la acción en el estadio del Mestalla y no el Camp Nou o el Santiago Bernabéu. La respuesta siempre ha sido la misma: si tenía que meterme con un equipo, o hacer crítica de algo que no me gusta dentro del fútbol, creo que es más honesto hacerlo desde tu equipo que ensañarse con los contrarios que hubiera resultado más fácil pero al mismo tiempo menos creíble.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Con esto espero haber dejado un poco más claro la temática de “Las narcopijas de Mestalla” y les invito a darse una vuelta por las historias urbanas que se producen en el disco “Manual de confección para una ciudad collage” editado por el sello discográfico La Produktiva Records en 2013.</div>
THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-85963479284914495702014-08-14T19:45:00.001+02:002014-08-14T22:07:58.556+02:00¿Por qué sí a Peter Lim?<a href="http://2.bp.blogspot.com/-TJqCG_P4ZC0/U-zzaUDrDrI/AAAAAAAABCM/PG8iC_MfaxY/s1600/Bu8BJhbCUAAgt-Y.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-TJqCG_P4ZC0/U-zzaUDrDrI/AAAAAAAABCM/PG8iC_MfaxY/s1600/Bu8BJhbCUAAgt-Y.jpg" /></a><br />
<div style="text-align: justify;">
Si se quiere llegar a la base de todo esto se puede encontrar, girando la última esquina, una brecha generacional desde la que dar sentido a ciertos fenómenos sociales. Hay un sector importante de ciudadanos que es consciente de que en <b>Polonia</b>, <span style="color: blue;"><a href="http://thebarraca.blogspot.com.es/2013/11/en-polonia-tambien-late-el-vcf.html" target="_blank"><span style="color: blue;">un grupo de chavales sin más pretensión, recorren 400 kilómetros</span></a> </span>para quedar y poder ver en compañía un partido del <b>VCF</b>, al tiempo que juegan un bolo entre colegas aprovechando un fin de semana suelto; y los hay que, todavía a estas alturas, exigen el <b>RH </b>para validar la militancia sincera de cualquier persona. Es el inevitable choque de trenes entre una generación que entiende el mundo como un universo unificado, sin fronteras ni aranceles, más tolerante y cosmopolita, contra aquellos que siguen aferrados a los viejos mapas, a los antiguos prejuicios, y que utilizan la localización como distingo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Además de todo eso se suma una situación muy particular y concreta; a diferencia de lo ocurrido en otros puntos de <b>Europa</b>, aquí, la ruina no es fruto de un incesante carrusel de propietarios extranjeros, sino que ha brotado de las manos de las élites locales en convivencia con el poder político y financiero reinante. Son los autores de un default de dimensiones considerables, los rostros de una miseria económica y moral que alcanza a todos nuestros entes más representativos; incluso llevándonos como pueblo a la despersonalización más absoluta y cruel. En escasos 18 años hemos dejado de ser valencianos para convertirnos en ‘habitants de la comunitat’ (aunque nunca especificaron si de la comunitat de regants del Vinalopó o la del Segura), vendiendo sin miramiento la patria por tres duros — instituciones como el Banco de Valencia por un euro concretamente — con un pronunciado desdén y una alarmante falta de tacto solo comparable al mostrado por las grandes mafias. 'El negoci és el negoci'.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Particularmente el militante valencianista ha asistido en los últimos 30 años a una constante guerra de familias en su disputa por el sillón. A sufrir una ristra de personajes de muy baja catadura moral, y escasa formación, que han ido aprovechándose del <b>VCF</b>, mirando por sus intereses en lugar de hacerlo por los de la institución que representaban, para llenarse, de una forma u otra, los bolsillos a ojos de todos y ante el estruendoso silencio de un entorno, en su mayor parte, cómplice de todos esos excesos. El valencianista tampoco ha sido ignorante a la ausencia de apoyo de una alta burguesía local, que en todas estas décadas, le ha dado la espalda con pronunciado desprecio a la institución deportiva. Ahí se esconde, quizás, el verdadero motivo de esta repulsión. El hincha aprendió por experiencia traumática a no creer en nada ni en nadie que mostrara raigambre local, y menos, si hacía gala de ello. Y eso, no han sabido verlo ni el sector ‘romántico’, ni el ‘aberrante’, que han intentado luchar contra la venida de un foráneo esgrimiendo territorialidad y autoctonía ante una audiencia descreída y recelosa de esos mismos rasgos, con el añadido de ser sabedores de la responsabilidad del poder político en esta situación de angustia y muerte en la que se encuentra el club.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Todo ello no deja de suponer un rotundo fracaso para la sociedad civil valenciana, incapaz de saber conectar con las bases, desacreditada como está por su propio mal hacer. En todos estos años los pocos grupos que han intentado virar la situación han sido recibidos entre chuflas y mofas por lanzarse al ruedo, precisamente, luciendo caras quemadas ante la opinión pública, sin capacidad de liderazgo, esgrimiendo un discurso alejado en años luz del que entonaban en silencio las gradas. También resulta flagrante la falta de sintonía entre los medios de comunicación, políticos, y diversos sectores, para con el valencianismo de base. Tan desastrosa ha sido su puesta en escena que resulta obsceno que ahora, en estos precisos momentos, y tras décadas de desmanes, empiecen a aflorar asociaciones que exigen ‘transparencia’, y otras tantas, que se ponen pejilleras para con el actual gobierno corporativo de la <b>SAD</b>. ¿Dónde estaban en los 15 años anteriores en los que se gestó el desastre? ¿Dónde estaban en los últimos 4 años, en los que se desperdició el tiempo, el dinero y las oportunidades?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los últimos gritos tienen poco de abducción - sigan despreciando en lugar de intentar entender - y mucho sentido, más de lo que puede parecer. Las gentes que se echaron a la calle o que inundan las redes sociales no están clamando en favor de un millonario extranjero, lo que están pidiendo es que el <b>VCF </b>deje de estar en las manos en las que ha estado desde tiempos inmemoriales, en aquellas manos que lo han llevarlo al borde de la extinción. Demandan el cese de la infiltración política para uso partidista de la institución, el fin de la baja burguesía que lo ha tolerado, aceptado y manoseado. Demanda soluciones, y no una repetición en bucle de propuestas que desde 2004 se han mostrado, no ya fallidas, sino perjudiciales. El aficionado ha sabido focalizar muy bien la raíz del problema, y por eso entiende que la solución, o la vía menos mala, es poner la institución en otras latitudes, ni mejores ni peores, sino en unas distintas a todo lo conocido hasta el momento.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En eso, el magnate singapurense ofrece algo que nadie ha sabido ofrecer hasta ahora en <b>Valencia</b>. Ofrece credibilidad y solvencia, ofrece una vía de escape que puede dotar de futuro a una institución que hoy en día, de tener uno, no es precisamente halagüeño. Será un sentimiento por contraposición a lo que hay, pero es una postura, la que han elegido muchos, sincera y respetable. El pueblo tiene derecho a elegir, y también, a equivocarse colectivamente. Que se haya llegado a esto no es culpa de ningún extranjero, ni de ninguna abducción, sino culpa de nosotros mismos, ya que hemos fracasado como pueblo primero y como aficionados después. Las quejas y las preocupaciones llegan con muchos años de retraso. Con demasiados. Por eso la gente le dice sí a <b>Peter Lim</b>.</div>
THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-65422021341663160312014-07-31T19:20:00.000+02:002014-08-02T18:41:38.393+02:00La venta desde las trincheras<a href="http://1.bp.blogspot.com/-9-TpO1-51E8/U9qFfGpN__I/AAAAAAAABB8/t9SU8VIvwpA/s1600/Sin+t%C3%ADtulo.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-9-TpO1-51E8/U9qFfGpN__I/AAAAAAAABB8/t9SU8VIvwpA/s1600/Sin+t%C3%ADtulo.jpg" /></a><br />
<div style="text-align: justify;">
<b>Presentar a Lim ante el mundo.</b> El primer paso consistió en vender a Lim sobre todos los demás. Fue un ejercicio sencillo, en contraste con fondos buitres, ofertas dudosas o que desprendían un fuerte olor a estafa no se requería un gran esfuerzo. La aceptación del asiático fue total ante una ristra de enemigos de tal calibre. Más cuando a pesar de la evidencia muchos sectores sociales, políticos y mediáticos siguieron haciéndole el juego a propuestas que jamás demostraron solvencia alguna. En todo ese juego se olvidó a Wanda, el recipiente de uno de los empresarios más poderosos e influyentes del planeta. Era Lim o la caspa, Lim o el apocalipsis. Pero nunca fue Lim contra una de las 50 mayores fortunas del mundo, porque ante tal rival no había singapurense que vender. Para desactivar al empresario chino se aceptó que sólo tenía interés en el parque inmobiliario del club cuando en su oferta detalla un modelo sostenible inspirado en el Arsenal y en la creación de un proyecto de cantera. Aunque no trajera jugadores con nombres y apellidos aportaba una cantidad indeterminada a disposición de los técnicos: 'la requerida para devolver al equipo a la máxima competición europea'. Tenido que enfrentarse a Bankia en caso de ser votada como ganadora, ofrecía quitas, como todos los concurrentes, de entrada presentaba una propuesta financiera, como mínimo, igual de ventajosa que la inicial de Lim. Además de un modelo de negocio basado en el nuevo estadio y en un programa de patrocinios como pilares fundamentales. Entre unos, a favor de allá donde se escondiera el viejo régimen y otros, la atadura de Salvo a Lim, Wanda se quedó sin altavoz.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Lim siempre es sospechoso.</b> Desde su irrupción en diciembre Peter Lim siempre ha sido el sospechoso número uno. Ante un fondo buitre siempre el buitre era mejor que Lim. Ante unos rusos insolventes y sin demostrar poseer ningún fondo de los que aseguraban tener, los rusos siempre eran mejor que Lim. Ante la caspa, la caspa era mejor que Lim. Ante una oferta árabe sin árabe (“Se podría incorporar más adelante si se dieran ciertas circunstancias”, declaró uno de los representantes en el medio desde el que le hicieron la campaña) la oferta sin árabe era mejor que Lim. La oferta del singapurense siempre fue denostada hasta recientes fechas, cuando la propuesta ganadora en mayo se convirtió, por sorpresa, en la mejor una vez Bankia la dinamitó no aceptando – en su derecho como deudor – las quitas, la financiación, y los términos propuestos en un principio.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Mangarrufos siempre.</b> La mayor de las contradicciones es la evolución del discurso pre y post proceso de venta. En tiempos se hablaba de que aquellos que venían prometiendo inversiones directas de 500 millones eran 'mangarrufos' a los que no había que prestarles atención. Que la gente seria miraba hasta el último céntimo, apretando hasta el máximo en las negociaciones, y que eran a esos tipos a los que había que tener en consideración por no venir regalando el dinero alegremente. Todo eso se sostuvo hasta que apareció Peter, al que no se le tolera que imponga, como él también ha aceptado imposiciones, condiciones. Ni siquiera que la modificación de su oferta haya sido impuesta por Bankia le ha privado de ser el sempiterno malo de la película para empezar a dar pábulo a cualquier tahúr que venía con inversiones de 600 millones aunque jamás demostraran poseerlos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Bankia siempre es bueno. </b>Desde un principio ha quedado claro el poder de influencia de Bankia en los grandes medios locales. Las informaciones siempre han sido enfocadas desde una única fuente, emanada desde la entidad bancaria que ha usado su función de financiador y su poderosa red de contactos para imponer su discurso y marcar las líneas rojas en todo este entuerto. Aunque haya sido a costa de saltarse uno de los principios básicos, el de contrastar con dos o más fuentes, distintas entre si, una información antes de publicarla. Que el banco no haya aceptado ninguna solución propuesta por el VCF ni que haya tolerado ninguna oferta de compra que no fuera la de su fondo buitre no le ha valido la más mínima crítica. Ni que nos haya hecho perder el tiempo durante meses en un concurso en el que sólo dos ofertas – Wanda y Lim, las de Salvo – han demostrado solvencia y credenciales suficientes. A la inversa ha ocurrido igual, con el presidente al frente, aunque el tiempo y los hechos ha dejado mejor parados a aquellos que solo han bebido directamente de las fuentes de éste. Esperemos que al menos, el ridículo de muchos medios en dicho proceso, sirva para mejorar en el futuro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Las leyes del capitalismo ya no sirven.</b> Es uno de los puntos más locos de toda esta historia. Con la llegada de Lim, las ofertas y el proceso de venta han pasado a no servirnos las leyes del capitalismo. Se han exigido pagos al contado de sumas millonarias, algo que ni siquiera funciona entre la clase media, ni tan solo a la hora de comprarse un simple televisor. Las cantidades a pagar en tres años han pasado a cuantificarse solo por el capital del primer año, desapareciendo por arte de magia el resto. La reestructuración de la deuda financiera de una empresa en venta, a la orden del día en el mercado, ha pasado a convertirse en un hecho inaceptable. De repente propiedades inmobiliarias y acciones de multinacionales no sirven como aval ni garantía. Instalándose el falso mantra del “que se lo vendan, pero no a cualquier precio” obviando que hacerlo por menos de la deuda de la Fundación es ilegal, y en primera instancia, el banco no aceptaría tales condiciones.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Los jugadores de Lim sí, los jugadores de Lim no.</b> Durante semanas se exigía que al menos el asiático mostrara 'su voluntad' de comprar el VCF trayendo a aquellos jugadores que poseía en propiedad. La ausencia de los mismos fue utilizada durante mucho tiempo como señal especulativa de que Lim no iba a comprar, era el síntoma inequívoco de que la operación estaba en vías de romperse. Una vez han empezado a llegar, sin embargo, el hecho no ha sido vendido como una 'señal inequívoca de su voluntad de comprar' sino que simplemente, eso, 'no significa nada'.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>El VCF ya no es una ruina.</b> Durante años se ha justificado cualquier acción con la situación ruinosa del club. Se ha despreciado el nuevo estadio incluso con editoriales exigiendo que 'lo pague Rita', se ha apostado incluso por compartirlo o directamente venderlo. Se han justificado operaciones ruinosas como Newcoval por ser 'una solución, no la mejor, pero una solución' aun dejando a la entidad con 200 millones de deuda y sin patrimonio en propiedad. Han corrido ríos de tinta sobre los impagos de la Fundación y el negro futuro del club, abocado al concurso de acreedores o a algo peor. Pero de repente no vender la entidad a Lim se convertía en un 'no pasa nada, por no vender el VCF no se acaba el mundo'. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Siempre negativo, nunca positivo.</b> La negativa de Bankia a aceptar la primera oferta de Lim y el amoldarse éste a las exigencias del banco aún siéndole menos favorables nunca ha sido visto como un gesto positivo, cuando ante el NO se podía haber retirado queriendo imponer sus condiciones. Tampoco se ha visto como un gesto la legión de auditores, abogados, hoteles, dietas y desplazamientos que ha sufragado trayendo a todo su equipo. Ni que lejos de huir ante el aluvión de requerimientos notariales y problemas haya seguido enviando a letrados para solucionarlos. Ni tampoco que haya empezado a traer jugadores sin necesidad. Por parte de Lim nunca se ven gestos existiendo hechos. Sin embargo cualquier humareda salida de los bajos fondos ha sido alzada a categoría para vender alternativas falsas y generar un relato ficticio con el que seguir alzando dudas infundadas. Como cualquier cosa servía de munición hasta supuestos mensajes de móvil de Mendes han sido utilizados como fuente de distorsión.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Presión a los patronos pero sólo si les presiono yo.</b> Gastar semanas enteras en publicitar sus CV, contar sus acciones dudando de su valencianismo, relatar si tenían el pase o no, llamarles sénecas en burla a su escaso intelecto, no es, sorprendentemente, una forma de presión aceptada. Esconder que muchos ni siquiera acudían cuando se les llamaba, o que casi ninguno se pasaba cada vez que les ponían la documentación a disposición, para vender que les escondían información tampoco. Y lo que no sabremos. El término presionar solo ha sido válido cuando ha venido de la parte contraria.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>El imaginado enemigo oculto.</b> Tristemente en todo esto se ha impuesto el “quiero que me mientas” gracias a vender enemigos imaginarios o al exagerar el tamaño de los mismos. Al puro estilo 1984, a cada problema o laguna surgida se llamaba 'a la war' a las masas sin dejar que éstas se hicieran la más elemental de las preguntas, ni cuestionaran lo más obvio. Ha existido una aceptación absurda de la manipulación y la media verdad en función de las simpatías silenciando con el ataque sistemático toda pregunta o duda pertinente que se saliera del discurso único. El aficionado también se lo tiene que hacer mirar. El proceso de venta puede que haya traído mucho de bueno, a largo plazo, al entorno. Al menos, las caretas han caído, muchos se han dado cuenta de lo prisionero que puede llegar a ser un periodista o lo engañado que puede estar un aficionado gracias a la selva de intereses y filias que rodean al club. Todo en uso y disfrute para crear realidades alternativas o desviar la atención a aspectos livianos convirtiéndolos en capitales. Nos entretuvimos en lo más absurdo sin que nadie se preocupara por lo más elemental.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y faltarán un sinfín de cosas más, embriagándonos esa sensación de que se nos olvidan. Pero eh aquí las suficientes, al menos, para poner en perspectiva una guerra sucia y absurda en la que nunca importó la verdad. Esto no pretende ser nada objetivo, ni un texto bíblico, simplemente una breve crónica desde las trincheras con algunas lagunas, ya que el hastío, las ha dejado escapar mientras escribíamos. Si vuelven le daremos a actualizar.</div>
THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-75179061098164246322014-07-25T12:35:00.000+02:002014-08-03T12:43:42.956+02:00Mil formas de acabar con Palestina<a href="http://1.bp.blogspot.com/-d6latckUZG8/U9FBHe92gQI/AAAAAAAABBc/1aLIoAC7s-A/s1600/w640.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-d6latckUZG8/U9FBHe92gQI/AAAAAAAABBc/1aLIoAC7s-A/s1600/w640.jpg" /></a><br />
<div style="text-align: justify;">
Tras las gradas del <b>Faissal Al-Husseini</b> se perfilan grúas y una fachada mellada por la ausencia de cristal en sus cuencas, es la nueva sede de la Federación Palestina de Fútbol levantada con dinero de la <b>FIFA</b>, en su interior, recluido, se ve a un menudo y preocupado dirigente observar desde su ventanal el estadio que se estira a los pies de sus límites. El recinto es el otrora orgullo de los palestinos, una pequeña caja de esperanza que en su día construyó sueños con los que poder olvidar la sangre. Hoy, apenas da cobijo a un par de muchachos que intentan simular una estructura de cantera; demasiado hace que a ojos de <b>Israel </b>el fútbol pasó a convertirse en «objetivo militar». <b>Jibril Rajub</b>, el presidente de todo ello, explica desde la desesperación las sinrazones por las que el ejercito hebreo no permite levantar torres de iluminación en el <b>Faissal</b>, «motivos de seguridad, al parecer levantar torres de iluminación atenta contra la seguridad de Israel», en invierno, de noche, ya no corre la pelota por un estadio decorado en sus muros con las huellas del conflicto.<br />
<br />
Fueron de sus entrañas de las que salieron el pasado mes de enero <b>Jawar Nasser</b> (19) y <b>Abd Al-Raouf </b>(17) con sus bolsas de entrenamiento arrastras, dibujando sobre el polvo de las calles goles soñados, escritos en letras de oro sobre los libros sagrados del balompié, hasta toparse con un punto de control israelí que pondría fin a todo el juego; <b>Jawar </b>recibió diecisiete impactos de bala en sus piernas; <b>Abd</b>, otros tantos además de varios más en sus brazos, una vez derribados, fueron atacados por los perros guardia y arrastrados por el suelo varios metros hasta subirlos a un convoy que les transportara al hospital de <b>Hebrón</b>. En apenas un instante, se truncaron esperanzas levantadas por la ilusión de un balón y la eternidad de una vida por llegar. <b>Israel </b>alega que escondían bombas; en sus bolsas, sin embargo, solo se encontraron botas de fútbol y camisetas sudadas. Entre vendas ensangrentadas y goteros recibieron la noticia de que no podrán volver a jugar fruto de las secuelas de un ataque del que no recibieron a modo de advertencia ni un triste 'alto.<br />
<br />
El fútbol, prosaico en occidente, se levanta como una vía de escape en zonas en conflicto, una herramienta con la que huir del cruel entorno que les rodea subiéndose a un paréntesis momentáneo. Aunque en ocasiones, como ocurre en <b>Cisjordania</b>, <b>Gaza </b>o <b>Iraq</b>, éste se convierte en una pesadilla más que añadir a la colección. <b>Ahmed </b>– conocido como el niño Özil al portar una camiseta del citado jugador – murió tiroteado por un soldado judío mientras jugaba a la pelota a las puertas de su casa. Lejos de lo que pudiera parecer, este tipo de ataques no son hechos aislados en <b>Palestina</b>; los cuatro chavales masacrados recientemente por un misil en la playa de <b>Gaza </b>es un caso más de una interminable lista. ¿Pero por qué el fútbol está castigado con la vida en Palestina? En <b>The Nation</b>, <b>Dave Zirin </b>apunta a motivos de «visibilidad», «el deporte puede ser una importante arma nacionalista con la que unir a la gente en favor de la causa, además de un potente foco mediático que Palestina puede utilizar para internacionalizar el conflicto y ganar simpatías en detrimento de Israel. Los palestinos quedan como simples terroristas a ojos de un occidente plegado a los intereses de Tel-Aviv, ignorantes como son de la violencia cotidiana que no muestran los mass media».<br />
<br />
<b>Jibril Rajub</b> es el primer federativo que no se ha quedado de brazos cruzados ante el habitual ataque al deporte nacional; la sede que ahora se levanta tras las gradas del <b>Faissal </b>ve la luz gracias a que las anteriores fueron derruidas a golpe de mortero en cada incursión sionista en <b>Cisjordania</b>. La federación palestina, miembro de pleno derecho de la <b>FIFA</b>, está recabando apoyos para pedir la expulsión de <b>Israel </b>de dicho organismo alegando que éstos atentan contra todos los principios de igualdad, respeto, tolerancia y fair play que pregona el ente internacional. Y razones de sobra han reunido para ello. Viajar al fútbol palestino es viajar a una historia de terror, de boicots y aislamiento tallada en bilis por los sucesos que en los últimos cinco años han castigado a los integrantes del combinado nacional; muchos han desaparecido sin explicación, otros han sido tiroteados en un puesto de control o simplemente no se les permite salir de su barrio. <b>Mahmoud Sarsak</b>, el delantero estrella de <b>Palestina</b>, fue encarcelado cuando se dirigía a disputar un partido internacional con su selección. Tras tres años de reclusión sin acusación alguna, sin motivos, ni juicio, fue puesto en libertad al emprender una huelga de hambre con la que reclamó su inocencia. Solo cabe imaginar el escándalo que se desataría si las estrellas de la selección alemana fueran secuestradas o asesinadas por <b>Francia </b>de forma sistemática para calibrar la fuerza con la que golpea el silencio a un conflicto tan desigual.<br />
<br />
Son estas prácticas 'disuasorias' las que les empujan a disputar sus encuentros internacionales de forma clandestina en el <b>Líbano</b>, privada como está <b>Palestina </b>de poder viajar fuera de sus confines por la costumbrista negación israelí de conceder los permisos pertinentes, un hecho, que les imposibilita a la hora de competir en torneos oficiales. El caso más sangrante ocurrió en 2010 cuando encarrilada la primera de una serie de cuatro eliminatorias que le hubieran llevado al mundial, <b>Palestina, </b>tuvo que renunciar a disputar el partido de vuelta ante <b>Singapur</b>. Unas limitaciones que se conocen muy bien en la liga domestica, incapaz desde 1998 de completar una sola jornada debido a que los equipos desplazados son recluidos en prisión durante 48 horas cada vez que pasan por un punto de control israelí; aunque el grado de crueldad aumenta a cada ataque <i>antiterrorista. </i>durante el cual los estadios de fútbol y las infraestructuras deportivas son de los primeros objetivos en sufrir el rigor de las bombas.<br />
<br />
Un hecho, al menos, que no pasa desapercibido para la <b>FIFA</b>, gustosa en invertir a fondo perdido cientos de millones en la reconstrucción de estadios e instalaciones que apenas duran en pie un par de temporadas. Pero el verdadero detalle de la crudeza del boicot se esconde en el aeropuerto de <b>Tel-Aviv</b>, el punto de entrada del material que la <b>FIFA </b>envía a <b>Palestina</b>. Enormes cajas de balones, conos, ropa de entrenamiento, pizarras, libros y soportes informáticos quedan inmovilizadas hasta que alguna autoridad <b>Palestina </b>se presenta a pagar una extraño impuesto que <b>Israel </b>obliga a sufragar como vía para poder movilizar el material. Cuando la cuantía, que varía al albur del capricho, se hace impagable los funcionarios hebreos revenden el material en el mercado negro, el extraño camino desde el cual suele llegar parte de las valijas a la Federación Palestina, obligada a desembolsar por algo que le es regalado por el fondo para el desarrollo de la federación internacional de fútbol.<br />
<br />
Unas agresiones que el comité palestino ha recopilado en un documento oficial titulado “<a href="http://palestinakomiteen.no/wp-content/uploads/2013/05/Booklet-on-impediments-to-palestinian-football-mai-2013.pdf" target="_blank"><span style="color: blue;">El deporte en estado de sitio</span></a>” desde el cual pretende denunciar los abusos a los que está sometida <b>Palestina </b>en el ámbito del balón, abusos que hace imposible que el combinado nacional siquiera progrese en el ranking <b>FIFA </b>y pueda mejorar sus fondos propios. <b>Jibril Rajub</b>, desde su edificio mellado, ya ha conseguido el apoyo de los socios árabes con asiento en <b>Suiza </b>para plantear la expulsión de <b>Israel</b>. Sabedor del silencio con el que será acogida su propuesta se muestra satisfecho porque, al menos, ha conseguido hacer visibles las atrocidades con las que están obligados a convivir sus deportistas. Hay mil formas de acabar con Palestina, y una de ellas es a través del fútbol, la vía pacifica por la cual muchos quieren reclamar su identidad nacional aunque el precio por pegarle al balón sea recibir un tiro sin previo aviso.</div>
THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-58838890963685571482014-07-23T10:41:00.000+02:002014-07-23T18:50:03.945+02:00Alcàcer ¿de qué planeta viniste?<a href="http://4.bp.blogspot.com/-3pe-qpACN1k/U89zX59F0fI/AAAAAAAABBM/3e2bJRTl8WA/s1600/Sin+t%C3%ADtulo.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-3pe-qpACN1k/U89zX59F0fI/AAAAAAAABBM/3e2bJRTl8WA/s1600/Sin+t%C3%ADtulo.jpg" /></a><br />
<div style="text-align: justify;">
Apenas había sacado la cabeza y ya le estaban empujando para que se fuera en busca de minutos. A los 16 años aterrizó sin avisar en una locura veraniega llamada pretemporada y sufrió las ordenes de un no menos loco <b>Unai Emery </b>que le quiso ofrecer como premio una invitación al <b>Vila-real B</b> 'para adquirir experiencia' y 'minutos', decía, ante las puertas de un primer equipo tapiadas a conciencia. Pero a él eso siempre le dio un poco igual. El pasado mercado de enero pudo haberse ido a mil lugares a la caza de una carrera o de peculiares aventuras; como la de <b>Getafe</b>, donde apenas lo utilizaban para poner las porterías y calentar en la banda cada vez que había que acicatear al titular de marras. Una estadía que hizo que se le quitaran las ganas de buscar fuera lo que podía tener en casa si se daban unas cuantas circunstancias. Porque la irrupción del xiquet de Torrent no es una de esas irrupciones naturales, más bien, se le encontró por necesidad ante el aluvión de vacantes que fueron dejando delanteros que no demostraron demasiado a pesar de tener regaladas las alineaciones.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y eso debe ocurrir porque <b>Paco Alcàcer</b> es tan normal que asusta, tan normal que le ves y es defendible que se prefiera a un <b>Pabón </b>rellenito, pero con trazas de futbolista sinvergüenza, que a él, que parece sacado de un ideal utópico, de esos que los pesimistas se encargan de destrozar con su pragmatismo de cartabón. Tal vez por eso envió a paseo la invitación a la segunda división y se quedó en el filial subiendo de tanto en cuando a completar el primer equipo y demostrar con esfuerzo que valía para algo más, escalando en 24 meses a la titularidad, midiéndose a los groguets en un <b>Mestalla </b>patidifuso ante el visionado de un <b>Javi Fuego</b> metiendo dos goles sin pensar en el qué dirán. Si es que es tan normal que te lo dice él con una naturalidad aplastante: «Soy el mismo fuera del campo que cuando no iba convocado, una persona muy normal, no entiendo por qué tengo que cambiar» le soltó a <b>Pau Fuster</b> el pasado mes de marzo en el <b>Levante-EMV</b>; y ancho se quedó.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tampoco se trata de ocultarlo, hubo tiempos donde le veías correr y era imposible evitar el temor de que dejara en nada a <b>Líbero Parri</b>. La evolución de <b>Paco </b>– se llama Paco y juega al fútbol – llegó desde la paciencia, nunca desesperó, nunca salió reclamando minutos, porque él, tan campechano como es, es de los que piensan que si no te ponen es porque hay alguien mejor que tú en ese momento. E hizo lo que se hace en estos casos, esperar turno y demostrar en cuanto le dejaron dos partidos completos que siempre estuvo ahí, y que valía para ello, metiéndonos a cientos – García Plaza incluido – un bonito zas en toda la boca. Un zas de los que dan gusto. Sin olvidarnos que tiene 20 años y dos ratos en esto del balón, que todavía le faltan cosas, pero precisamente es eso, los dos ratos que lleva, lo que le hacen un manjar tan apetecible. Demasiado joven y demasiado cabal como para pensar en que todo irá mal. «Si quieres algo debes pelearlo hasta conseguirlo. No soy una persona que se rinda fácil, aunque eso no significa que no hayan momentos difíciles, pero siempre hay que pensar en revertir la situación con trabajo no con palabras». Lo suyo no es una templanza impostada, escuchar a <b>Paco Alcàcer </b>es escuchar a una persona que sabe lo que dice en un mundo donde abundan discursos en bucle resonando en mentes vacías. Quizá ese trellat lo ganó en las gradas, tragando humo de puro, navegando entre cascaras de pipas y comentarios costumbristas de cuando de pequeño acudía a <b>Mestalla </b>a sentarse en el regazo de su padre y soñar en vestir él algún día esta camiseta.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Porque crecer en las entrañas de <b>Mestalla </b>da para saber de qué va la cosa siendo ese el mejor de todos los aprendizajes posibles. «Que te elogien no significa que ya lo tienes todo hecho» dice; y es cierto, no lo tiene todo hecho. En una ráfaga de entusiasmo se ganó durante el pasado curso a unas masas famélicas, con mucho aventajado con eso de 'ser canterano', aprovechándose de una coyuntura empobrecida que le hizo brillar por encima del resto. En contraste, este año nuevo enfrenta la confirmación, un escenario en el que ya no le valdrá nada de lo que le valió en el pasado y sobre el cual, durante estos calores, parece que el mundo se ha olvidado de él obcecado como anda reclamando delanteros y morlacos como si no existiera un mañana. Es el principal de todos los riesgos que deberá sortear, el de una competencia que contará con el capricho que otorga el glamour, pintando con ello de hercúlea una temporada, en lo personal, capital para consagrar aquello que conquistó en el pasado. ¿Pero eso le turba? No, porque <b>Alcàcer </b>es consciente de lo que es y de los colores que porta, por eso siempre se queda tras los entrenamientos, para mejorar sus defectos y pulir sus virtudes, sabedor de que sólo trabajando más que el resto se llega a ser mejor que los demás. «Al fin y al cabo el VCF es un club grande que necesita jugadores grandes. Si viene otro delantero no tendría que preocuparme. Tendré que estar al doscientos por cien para que el míster vea que puedo jugar» despachó el otro día en <b>Diario de Mestalla</b>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El caos ha querido que le desgarren a su amigo <b>Bernat </b>dejándonos sin la oportunidad de ver un <b>VCF </b>comandado per xiquets del poble, pero poco importa eso ya. De momento <b>Alcàcer </b>se ha hecho un tatuaje – i monyo de modernet – para ver si le confunden de una vez con un futbolista, esperando como espera que le traigan a un 9 para seguir aprendiendo de la competencia y escrudiñar con ello sus propios límites. El único miedo que produce <b>Paquito </b>es que se estropee por el camino a base de paellas y shows nocturnos. Por eso lanzamos aquí una amenaza preventiva. Dejen que siga disfrutando de sus amigos de toda la vida y de su perro, alejado de los focos, ya que un tipo que no se desprende de sus cabales en cuanto toca papel de diario es un tipo que merece ser protegido de las aves de rapiña que pueblan este mundillo. Cuídennos a este hombre llamado <b>Paco</b>, porque estamos más necesitados que nunca de futbolistas que atesoren dos dedos de frente.</div>
THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-17377715841130395272014-07-18T12:30:00.003+02:002014-07-18T14:16:20.935+02:00¡ Viva Honduras Che !<a href="http://3.bp.blogspot.com/-9pJDcxOoXn8/U8jf9VRC2DI/AAAAAAAABA8/7xznO89yhSE/s1600/Sin+t%C3%ADtulo.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-9pJDcxOoXn8/U8jf9VRC2DI/AAAAAAAABA8/7xznO89yhSE/s1600/Sin+t%C3%ADtulo.jpg" /></a><br />
<div style="text-align: justify;">
Sobre la bandera de las cinco estrellas ondea la naranja del murciélago y las barras, ambas presiden el terreno de juego donde un grupo de nativos locales se reúnen a pegarle cuatro patadas a un balón. Serán las últimas de muchas que dieron en el pasado, las últimas tras once años de edificar sobre su pasto triunfos en miniatura. El legítimo dueño del campo lo reclamó para aumentar sus beneficios agrícolas ensanchando su plantación de aceite de palma y contentar así al gran señor feudal, empujando a sus inquilinos al exilio, a deambular por la punta norte de <b>Honduras </b>hasta conseguir nueva casa en la que caer triunfantes e infligir nuevas derrotas al enemigo. Así, en estos días de calores tropicales, se les puede ver arrastrando porterías y transportando material al tiempo que se remueven las primeras tierras para hacer crecer dinero en forma de vegetal, enterrando con ello miles de recuerdos y esperanzas erigidas en horas felices.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Estamos en <b>Puerto Cortés</b>, ciudad de 115 mil habitantes, al noreste de <b>Honduras</b>, hablando de una barriada de mil vecinos bautizada como <b>Colonia 30 de Mayo</b> que vive cohesionada alrededor de unos colores que se fundaron en la otra punta del mundo hace ahora 95 años, ajenos en tiempos a los viajes que los transportarían a los rincones más insospechados del orbe. El viejo recinto ni siquiera pertenece a la colonia, un arrabal planificado hace 35 años sin lugar para un campo de fútbol, obligados desde siempre a disputar sus torneos a más de dos kilómetros de distancia de su punto neurálgico. Pero eso nunca importó, como tampoco les importa sufragar de su propio bolsillo los cerca de 50 euros que cuesta alquilar un autobús que les lleve a competir donde dicte el calendario. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero para encontrar el prólogo de esta historia de locura hay que viajar a un tiempo ya lejano, cuando el <b>Piojo López</b> enviaba al abismo a <b>Ruud Hesp</b> y fulminaba la libreta de <b>Van Gaal</b>, en días donde el fútbol seguía siendo fútbol y no esta danza previsible que acabó con el triunfo de la excepción a la regla. Fue entonces cuando surgió el germen que dio paso en 2003 a la fundación del <b>CD Valencia 30 de Mayo</b>, la excusa sobre la que unificar a la barriada bajo el poder del balón. «Es la única manera para lograr que nuestra juventud se mantenga alejada de los malos pasos y las drogas» comenta<b> José Espinoza</b>, el coordinador de la entidad hondureña. Su único legado, el que dejaron los fundadores, fue una caseta con un amplio salón custodiada por dos muros decorados con sendos y gigantescos escudos estampados en piedra, dando, a modo de blasones medievales, la bienvenida a las gentes del barrio a cada acto que se organiza en sus entrañas. Porque la colonia es más que fútbol, es vida y refugio, es permitir a las niñas enfundarse la camisola y competir en un país donde la violencia de género alcanzó las 700 muertes en 2013, sólo comparables por su crudeza e impunidad a las de una película gore.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero no solo las infraestructuras agobian, carencias más básicas lastran hasta el punto de que tuvo que ser una carta al <b>VCF </b>en los inicios la que arañó un par de uniformes en desuso y tener con lo que vestirse. «Nuestro fondo en caja apenas alcanza los 200 euros, y aquí una equipación completa vale no más de 150» apunta <b>Espinoza</b>, uno de los culpables de que hace una década un grupo de 'fanáticos' del club valenciano crearan para su barriada un filial hondureño y empezar a medirse así en ligas menores a un par de peñas madridistas y a alguna que otra culé. Visten <i>locuelos</i>, con equipaciones falsificadas de todo pelaje y condición. «En un viaje a Marruecos hace un par de años conseguimos unos cuantos conjuntos a buen precio» explica <b>José </b>enseñando una foto donde aparece la réplica pirata de aquella <b>Kappa </b>con el ratpenat en el pecho, «no deseamos más que ayudar, expandir el valencianismo por todo nuestro municipio, esperamos no cause ninguna molestia que nosotros usemos su uniforme. Lo usamos para hacernos notar que somos aficionados del Valencia CF y poder crear más hinchas» explica mostrando un orgullo regado con gotas de una inocente preocupación.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Jugar nunca juegan solos, en la banda se pueden ver uniformadas a esposas, novias, hijos, madres y amigos enfundados en el papel de<i> hinchas de los hinchas </i>durante sus batallas domingueras por la gloria chica que esconde el balón, acabando la jornada en la sede compartiendo mesa y mantel para celebrar victorias o ahogar derrotas, transformando una excusa como el deporte en una especie de comuna barrial donde intercambiar solidaridad, usar de peluquería improvisada o de centro festivo en días señalados en los que acudir unos vecinos cada vez más identificados con la fe taronja. Y por supuesto, también para ver los partidos del <b>VCF</b>, encuentros que no llegan, o llegan mal, a unas modestas instalaciones en las que gozaron durante las pasadas semifinales europeas ante el <b>Sevilla </b>de un encuentro épico ante una pantalla que solo escupía nieve antes que imágenes nítidas y ruido más que sonidos de una batalla que pudo ser mucho y acabó no siendo demasiado. «Nos levantaremos de esta y volveremos a ser grandes» afirman con optimismo, un optimismo que no es ajeno a la actual situación de la entidad «esperamos que con la llegada de Peter Lim y Nuno se haga una buena temporada, desde aquí estaremos apoyándoles».</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero ahora la premura es encontrar un lugar donde colgar la bandera naranja durante los partidos. Tras el exilio el <b>Valencia 30 de Mayo</b> deambuló buscando cobijo, organizando un mercadillo de objetos usados y pidiendo donaciones para poder comprar un terreno de juego sobre el que escribir un capitulo más de su nueva historia. La ilusión es contar con unas instalaciones acordes al crecimiento del club, que ya suma un equipo B, un juvenil, un equipo femenino e incluso uno de veteranos para que los cincuentones puedan también disfrutar del gozo de patear la pelota contra las redes. Una cruzada que está teniendo relativo éxito. De momento la incansable lucha ha conseguido que el alcalde de la barriada acepte negociar la cesión de un solar dentro del municipio, pero se trata de un solar con piedras y tierra dura del que solo se levanta polvo y guijarros punzantes. «En cuanto tengamos el predio pienso ponerme en contacto con la Fundación Valencia CF para que nos ayuden a construir el campo, o con las peñas que se proyectan desde Valencia hacia los países en desarrollo» comenta el coordinador <b>Espinoza</b>, mientras eso ocurre, el <b>VCF </b>hondureño se las seguirá apañando como pueda para dar refugio a unos niños que pretenden ser educados desde el deporte para arrancarlos de unas vidas sitiadas por la violencia, convertida en terrorismo cotidiano en un país gobernado por las maras y la corrupción.<br />
<br />
Pero con todo, su lucha no cesará hasta encontrar un final feliz. Apenas sobreviven con las aportaciones propias que hacen sus integrantes, arrancadas con dolor del trabajo diario en una nación donde escasea el empleo digno. Pero todo eso, en el fondo, no importa. Les toque jugar en mitad de la selva, en el párking de una fabrica abandonada o en la misma nada siempre lo harán con el escudo del murciélago y el balón cosido en el pecho. Esa es la motivación que les lleva a hacer todo lo que hacen y a pelear por cumplir la ilusión de sus vidas, tener un espacio propio en su mismo barrio para poder construir algo más que un club de fútbol que emule al <b>VCF</b>, porque el <b>CD Valencia 30 de Mayo</b> es una herramienta social, con el fútbol como excusa, en el epicentro de un entorno necesitado de demasiadas cosas.</div>
<object height="368" width="490"> <param name="flashvars" value="offsite=true&lang=es-us&page_show_url=%2Fphotos%2Fblogdesme%2Fsets%2F72157645343557369%2Fshow%2Fwith%2F14682658895%2F&page_show_back_url=%2Fphotos%2Fblogdesme%2Fsets%2F72157645343557369%2Fwith%2F14682658895%2F&set_id=72157645343557369&jump_to=14682658895"></param>
<param name="movie" value="https://www.flickr.com/apps/slideshow/show.swf?v=143270"></param>
<param name="allowFullScreen" value="true"></param>
<embed type="application/x-shockwave-flash" src="https://www.flickr.com/apps/slideshow/show.swf?v=143270" allowFullScreen="true" flashvars="offsite=true&lang=es-us&page_show_url=%2Fphotos%2Fblogdesme%2Fsets%2F72157645343557369%2Fshow%2Fwith%2F14682658895%2F&page_show_back_url=%2Fphotos%2Fblogdesme%2Fsets%2F72157645343557369%2Fwith%2F14682658895%2F&set_id=72157645343557369&jump_to=14682658895" width="490" height="368"></embed></object>THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-86264513404425753332014-07-10T10:27:00.001+02:002014-07-10T11:51:41.414+02:00Con Madrid siempre fue así<a href="http://2.bp.blogspot.com/-cDHKWFFbHCI/U75Gcx8LDZI/AAAAAAAABAs/wZDeLSWQ380/s1600/Sin+t%C3%ADtulo.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-cDHKWFFbHCI/U75Gcx8LDZI/AAAAAAAABAs/wZDeLSWQ380/s1600/Sin+t%C3%ADtulo.jpg" /></a><br />
<div style="text-align: justify;">
«Y allí nació Madrid, el que nos llamó broncos por ser demasiado coperos, concediéndonos un insulto convertido en lema con el que evocar épocas mejores en momentos de desesperación». Se lee en el libro <b>Bronco y Liguero</b> de <b>J.R. March</b> (editado por L'Oronella). Poca gente sabrá que el manido término fue un insulto, un desprecio continuado, regalado por la prensa madrileña al <b>VCF </b>que arrasó en los 40. En aquella jerga ya antigua 'bronco' era sinónimo de sucio, de arrabalero; un calificativo irreal para denunciar la superioridad de una plantilla que de trasladar sus números al fútbol actual encontraríamos un campeón con 104 puntos y más de 130 goles anotados. Pero aquello <b>Mestalla </b>supo adoptarlo como un lema que coser junto al escudo, transformándolo en un grito de guerra que reclama orgullo en la contienda. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
«Es mi pena punzante y continua porque no cejan nuestros seculares enemigos en desacreditar al público valenciano, tan correcto y hospitalario como el que más» Dijo <b>Cubells </b>en 1925 al semanario <b>La Gran Vida</b>. En realidad, <b>Madrid </b>nació al mismo tiempo que nació el <b>VCF</b>. Siempre acompañaron sus desprecios y desplantes a la trayectoria de la institución valenciana. Nunca se podrá explicar si es fruto de un miedo latente o simple mal de altura que les hace mirar todo con desdén, pero la cuestión es que no paran. No sería nada atrevido decir que en la modernez, en estos tiempos donde lejos de hacer 'deportes' se hace 'aquí hay tomate' con balones, impera la mala fe en muchos de los casos. El último de ellos, el de <b>LaSexta</b>, es un espacio editado por un tal <b>Rafael Zapatero</b>, reconocido y orgulloso anti-valencianista con un bochornoso historial de tertulias donde dejaba patente su resentimiento cada vez que abría la boca, y como tal, sigue plasmándolo en su twitter a golpe de actualidad.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Nunca se olvidará ya la vergonzosa retransmisión que hizo <b>Cuatro </b>del <b>VCF </b>– <b>Swansea </b>el pasado mes de septiembre, donde estuvieron los 90 minutos pendientes de si la grada pitaba o dejaba de pitar a los suyos más que de lo que ocurría en el terreno de juego. Nada nuevo en esa cadena, pues ya años atrás usaron las imágenes del famoso encuentro ante el <b>Inter </b>– el de Farinós de portero – quitándole el sonido ambiente para subtitular en grandes letras amarillas un “Benítez vete ya” que jamás existió. En su mente han asimilado que pasó, y ya les da igual no encontrar ni una triste prueba documental, se las inventan para plasmar su enfermiza creencia y hacerla realidad a base de repetirla. Les importa tan poco la veracidad que la pancarta que sacó la <b>CN10 </b>en apoyo a <b>Djukic </b> ante los galeses – con un primer plano de la citada cadena durante un minuto – alguno la transformó meses después en una pancarta contra el serbio en un rondo delirante de estupideces. ¿Y pedir disculpas por su error? Jamás. Lejos de hacerlo se abonan al insulto contra el aficionado valenciano aprovechando que ellos tienen el altavoz y los demás ni siquiera derecho al pataleo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero nada comparable a la boutade de <b>Guillermo Ortiz </b>en <b>Jot Down</b>: «El público se había abonado al «vete ya» dedicado para cada entrenador, un cántico que empezó cuando Luis, siguió con Valdano y ya cogió carrerilla y no paró incluso con entrenadores victoriosos como Ranieri, Cúper o Benítez». La del banquillo eléctrico no deja de ser una sangrante mentira, máxime cuando la entidad del murciélago ha utilizado cuatro veces menos entrenadores que Atlético y Betis, casi dos veces menos que el Barcelona, los mismos que el Athletic y solo un par más que el Real Madrid... cría fama i gitat.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Lo hiriente no es que en un desliz, o en virtud de una creencia equivocada, erren; su modus operandi es más ofensivo en la reacción que en la acción. Porque lejos de reconocer errores, pedir disculpas o hacer auto-crítica, se abonan al pitorreo y al desplante. Da igual que una pancarta reclamara apoyo a <b>Djukic </b>y hayas dicho que pedía su cabeza, lejos de rectificar mejor llamar al valencianista paranoico y esquizofrénico. Da igual que no haya existido ningún 'vete ya' contra nadie de los que hayas citado, la reacción es llamar al aficionado che trastornado y voluble. Da igual que girar un escudo haya ofendido a alguien, en lugar de pedir disculpas es mejor pasarse una noche entera riéndose – en un ataque de superioridad intelectual – de los que se han visto vejados por tu acción. Verdugos vistiéndose de víctimas para esparcir una leyenda negra sobre <b>Mestalla </b>que ya jamás seremos capaces de quitarnos de encima.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero de todo eso tenemos culpa los de aquí. Los 'vete ya' ficcionados se inventaron en <b>Valencia </b>cuando había que defender a <b>Quique </b>sobre todas las cosas. En forma de eterno castigo presidentes y dirigentes de todo pelaje han guardado silencio, mientras colgados al teléfono, los próceres de la noche radiofónica les faltaban a ellos y a la institución, regalando a acusaciones de dopaje alfombras rojas y pétalos de rosa cuando aterrizaban en la ciudad para instalar su circo nocturno. Ni nos respetan ni nos respetamos, y lo que es peor, ni nos hacemos respetar. Parece que solo somos capaces de unirnos cuando hay un ataque exterior, para en su ausencia despellejarnos vivos de la manera más ridícula que podamos encontrar invitando con ello al extraño a usar a la entidad y a su entorno como ejemplo de burdo y locura, cuando por aquí, no pasa nada que no pase en todas partes. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A día de hoy el <b>VCF </b>no cuenta con presidentes en prisión, ni juzgados por estafa, ni por asaltar las arcas en beneficio propio; ni un juez ha enviado a la <b>Guardia Civil</b> a registrar sus oficinas ni a dar orden de intervenir la entidad. Tampoco colecciona sentencias que declaran ilegales ampliaciones de capital utilizadas para asaltar el poder, y tampoco protagoniza estafas al fisco. Ni siquiera sus Ultras han asesinado a aficionados rivales entre el silencio cómplice de los medios afines, y mucho menos, se ha cargado entrenadores en verano por rajar de los fichajes. El <b>Valencia </b>no es ejemplo de nada aunque se empeñen en ponerlo como ejemplo de todo, y siempre de lo malo. Y ahí radica la verdadera ofensa, la diferencia en el trato ante hechos similares, el trato hiriente que se le presta. Si el <b>Calderón </b>saca pancartas llamando cojo y deseándole la muerte a uno de sus mitos vivientes (Kiko) la reacción es inexistente. Si el mismo estadio quema medio año pitando a <b>Falcao</b>, o el vecino lleva cuatro años silbando a <b>Cristiano Ronaldo</b>, la tibieza en el trato es palpable. Si <b>Manzano </b>tiene que escuchar cánticos de la grada invitándole a salir del armario, o directamente enviándole al cementerio, la respuesta de los medios es dedicarle vídeos paternalistas en cadenas de televisión a una afición 'que está sufriendo demasiado'. Si <b>Mestalla </b>pita a su equipo tras ver a un colista con 9 remontar un marcador para llevarse los tres puntos encienden la maquinaria y ya no paran con el tópico falaz hasta dedicarle titulares como “El Circo de Mestalla” en revistas culturetas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Es cierto que el valencianista tiene la piel fina ante estos asuntos y salta enseguida, pero lo hace por hartazgo, por acumulación, hastiado de recibir un trato denigrante ante hechos comunes en cualquier latitud. El vaso hace mucho que colmó y ya cualquier gota lo desborda. Para más inri nos dejaron sin el único altavoz que se poseía y la crisis ha dejado 'la actualidad' en manos de sucursales de medios nacionales que ejercen de <b>Caballo de Troya</b> con renovada pasión. Esto, con <b>Madrid </b>seguirá siendo así porque siempre lo fue, porque nunca les importó lo más mínimo acercarse para entender al <b>VCF </b>y conocerlo, y seguirán sin hacerlo hasta que sea la propia institución quien les plante cara y se haga respetar en lugar de ponerles alfombras rojas tras el insulto y participar en su falso y acartonado show cada vez que necesitan a algún tonto útil para rellenar minutos muertos.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Al menos queda la esperanza que la era de las redes sociales deje espacio para el pataleo y que esa única militancia de reacción que se ejerce sólo ante la 'meseta' deportiva (en lo político recibimos un trato peor con extraña sumisión) les haga ver su error (harto complicado) o directamente les aburra tanto que se obre el milagro y dejen de mentar al <b>VCF </b>ni siquiera para dar el resultado de la quiniela. Sería lo mejor que le podría pasar al club de <b>Mestalla</b>, que <b>Madrid </b>jamás le volviera a mencionar. Para como lo hacen es preferible el silencio eterno. Eso sí sería mostrar algo de respeto.</div>
THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-47979040074254841522014-07-04T11:35:00.000+02:002014-07-04T11:35:13.193+02:00El gordo portero inglés<a href="http://4.bp.blogspot.com/--BWrFbIN2uY/U7Zv6ipHMyI/AAAAAAAABAY/Mlr92hw5jEE/s1600/Foulke3.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/--BWrFbIN2uY/U7Zv6ipHMyI/AAAAAAAABAY/Mlr92hw5jEE/s1600/Foulke3.jpg" /></a><br />
<div style="text-align: justify;">
A mediados de la segunda década del siglo XX los niños pedían a sus padres entre algarabías que les llevaran a la feria de <b>Blackpool Sands</b>, cerca del balneario, para poder ver entre aquellas polvorientas casetas de sábanas multicolor e ilustraciones roñosas al famoso 'Mountain Man' y desafiarlo por unos peniques. Aquel era el nuevo escenario en el que se ganaba el sueldo un corpulento hombre de 40 años que sobrepasaba los dos metros de altura. 'Venza al portero' rezaba el letrero sobre su cabeza, situado en el lugar donde antaño se levantaba un travesaño que custodiar. Ese era su nuevo equipo. Lejos de las gradas repletas de sombreros de pana y de caras expectantes, ahora, se las tenía que ver con mocosos de metro treinta o con insufribles adultos, que heridos tras observar como los suyos fracasaron sin remedio en aquellos terrenos de juego ya olvidados, acudían a la feria para comprobar si lo que el hastiado delantero del <b>Burton Albion</b> había escupido a los periódicos, cuando estos le cuestionaron sobre su criterio a la hora de lanzar dos penaltis errados, era cierto: «¿Dónde quieren que los tire, si él está en todas partes?» Lo estaba. Ahora allí. Con muchos más quilos sobre sus rodillas y ahogando sus penas en un alcohol que le hacía creer que tejía las costuras del juguete roto en el que se había convertido.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>William Henry Foulk</b> era una de esas personas que nadie se toma enserio a simple vista. Quizá por eso, como jugador, pasó a llamarse <b>Foulke</b>, y tras su fallecimiento, por el mismo arte de magia, se le rebautizó como <b>Foulkes</b>. Y no crean que no se hacía de respetar. En los entrenamientos con el <b>Sheffield United</b> exigía el perdón de sus compañeros sentándose sobre ellos, cuando no colgándolos boca abajo, cada vez que perdían la educación con él. En el terreno de juego era otra cosa. Sus rivales salían amoratados del área. En aquel fútbol de finales del XIX al portero se le podía hacer de todo y muchos eran arrastrados a las redes como método para anotar un gol. Con <b>Foulke </b>se puso punto y final a la tradición, y en una ocasión, ya delineando su retiro, se quedó sin camiseta como premio a que sus pies no se movieran ni un centímetro. Aquel partido se paró hasta que una vecina de <b>Bradford </b>– último club en el que jugó – se presentó con una sabana ante la imposibilidad de encontrar zamarras de su talla, permitiendo con ello que se reanudara el partido ante el <b>Accrington Stanley</b>. Victoria 1-0 para los locales y una página más escrita en la leyenda del portero imbatible.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero no siempre fue así. A sus 19 años era un muchacho espigado, aunque tremendamente alto, que le daba palos a una pelota con un stick mientras envidiaba a esos nuevos burgueses que se juntaban para darle patadas a un balón. Los periódicos locales le amaban. Y sus posibilidades de un mayor éxito en el deporte hubieran sido seguras de continuar con aquel trozo de madera entre las manos que conformaba el cricket. Pero su vocación era otra. Aunque tuvo que redimirse de demasiados desengaños cuando decidió cambiar su manera de correr para hacerlo tras un balón y acompañado por diez compañeros. Su altura y unas buenas dosis de intransigencia quisieron que no hubiera mejor lugar para un tipo como él que en la portería. Fue bajo aquellos listones arrugados por las inclemencias del tiempo y las malas artes de los modestos clubes de <b>Derbyshire</b>, ante el<b> Ilkeston Town</b>, en un partido de la copa del condado defendiendo los colores del <b>Blackwell Miners Welfare</b>, cuando un bigotudo agente de seguros de <b>Sheffield </b>quedó sorprendido ante la escena que acababan de registrar sus ojos. Un felino de 120 kilos y dos metros se había merendado a sus oponentes volando sobre la línea de cal, saliendo a la carrera aplastando delanteros a su paso. Aquella potencia de la naturaleza debía recalar en la ciudad del acero.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Imagínense las reacciones cuando uno de los clubes de más importantes del momento se presenta con un tipo de movimientos lentos y pinta de torpón como fichaje estrella. Allí empezó a castigar con sentadillas a los más insidiosos. Y a base de partidos, a revocar los menosprecios con los que se le solía agraciar por su aspecto. «No me importa como me llamen, siempre que no me llamen tarde para almorzar» se despachó con sarcasmo ante la opinión pública en una de sus mejores frases. En la vida de <b>Foulke </b>es difícil distinguir qué es leyenda y qué es realidad debido a la cantidad de historias con las que se le asocian. La más famosa nos cuenta que una buena mañana se desayunó el rancho preparado para sus diez compañeros de equipo antes de disputar la primera de las tres finales de la <b>FA CUP</b> que jugaría en sus once años de estancia en el <b>Sheffield United</b>. La otra, dice que se cargó una portería tras colgarse del palo mayor. Y a pesar de su aspecto de bonachón sin fronteras con el que era presentado en las fotos victorianas no era de carácter fácil. En 1902, atisbándose el ocaso de su carrera y convertido ya en mito futbolístico, hicieron falta 20 hombres para reducirlo tras un encuentro de la primera ronda de la <b>FA CUP</b> ante el <b>Southampton FC</b> que valió un replay innecesario cuando un árbitro con dificultades de visión concedió un gol ilegal. Aquel hombre palideció hasta tintes fantasmales cuando vio a <b>Foulke </b>salir en estampida hacia su posición para agarrarlo por la pechera y zarandearlo como un muñeco de trapo. 'Fatty' ganó él solo el partido de repetición. Era cuestión de orgullo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>James Trainer </b>se las prometió muy felices para el combinado galés en febrero de 1897. <b>Inglaterra </b>venía de perder su marca de veinte partidos invicto en los encuentros internacionales que anualmente, bajo el titulo de 'Home International Championship', enfrentaba a las cuatro federaciones británicas. ¿Quién puede ganar un encuentro internacional con semejante portero? <b>Willian Henry Foulk </b>apenas llevaba tres años en la élite y ya era internacional 'A', ganándose el respeto del gremio y el odio de un público rival que se veía obligado a hacer la transición de las bromas a la frustración al ritmo que el devenir del encuentro hacía evidente que aquel tipo que tenía pinta de cualquier cosa menos de atleta era imposible de batir. Los galeses no fueron menos, y tras presentarse con el partido dado por ganado se retiraron con un 4-0 a sus espaldas y una actuación en la portería sublime de aquel tipo alto y orondo que 'era ágil como un gato' como gustaba titular a los medios londinenses entre expresiones de jolgorio. Ya nadie se atrevía a meterse con él.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Se puede decir que los <b>Blades </b>no fueron nada ni antes ni después de <b>'Fatty' Foulke</b>. Defendiendo sus redes, dominaron la <b>FA CUP</b> y fueron campeones de la <b>First Division</b> estableciendo un récord de imbatibilidad que llamó la atención de los extraños. En aquel fútbol donde era habitual encontrarse estadios con poco más de cinco mil espectadores se pasó a un récord de asistencia con las 114 mil almas que se congregaron para ver el face to face entre el <b>Tottenham </b>y el equipo del famoso hombre montaña en uno de esos duelos en la cumbre que vistieron de síntoma la popularización del balompié entre la clase obrera. Aquel tipo que creció jugando al cricket era un reflejo aumentado de esa versión futurista conocida como <b>Jeroen Verhoeven</b>, despertando entre las gradas cánticos de todo tipo que se tornaban en éxtasis cuando abandonaba la portería y salía raudo hacia el área contraria para ayudar a su equipo a ganar sobre la bocina un partido enrevesado. Su cometido no era anotar tantos, sino quitar de en medio elementos molestos como si fueran bolos de poliéster huyendo de un vendaval.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
1907 y la insurrección de<b> Billy Meredith</b>, la que acabó con la prohibición de que los futbolistas no pudieran ganar más de 8 libras semanales, estaba todavía muy lejos, y a <b>Foulke</b>, le pillaría enfilando su retirada. El dinero era escaso en un deporte de clases bajas donde mayormente la afluencia a los estadios era reducida y a un precio insignificante, con lo que la longeva vida de un jugador amenazaba pobreza. Su salida de <b>Sheffield </b>durante aquella transición del fútbol amateur hacia los primeros pasos del profesionalismo fue recibida como el mayor drama jamás contado en el la ciudad del metal. <b>Londres </b>sería su penúltimo reducto, el último intento de llenar su bolsa con alguna libra con la que edificar una vida digna una vez colgadas las botas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Aquel <b>Chelsea </b>recién parido tiró de billetera para conformar un equipo decente con el que poder competir en una ciudad infestada de clubes de mayor enjundia y arraigo social. <b>John Tait Robertson</b> era un fiel defensor de la teoría que rezaba que un tipo como <b>Foulke </b>era el causante de que una lluvia de títulos hubiera anegado el <b>Bramall Lane</b>. Y quería eso para su proyecto, un hombre temible e imbatible, del que él se encargaría de aumentar su mala fama. <b>Robertson </b>obligó a <b>Foulke </b>a vestirse con ropas dos tallas menores para crear una sensación de monumentalidad exagerada, y tras la portería, colocaría estratégicamente a malnutridos recoge pelotas – otro invento de Tait – para que al contraste con la bestia su figura se viera aumentada. Fue en <b>Stamford Bridge</b> donde su leyenda negra tomaría cuerpo gracias a una cuidada difusión de historias sin sentido que buscaba acobardar a los equipos rivales.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En <b>Londres </b>quizá fue más amado que en su equipo de toda la vida, sus potentes saques de puerta, otra introducción de su enfermizo entrenador, iban más allá de la línea divisoria para erigirse en una jugada de estrategia sin parangón, que despertaba las pasiones de los espectadores, haciéndole olvidar al portero aquellos tiempos de quarterback donde su misión era placar rivales en lugar de poner milimétricamente el balón en el área contraria sin salir de su portería. Una pose sin sentido que no era efectiva y que sólo formaba parte de un numero circense para demostrar la potencia de aquel hombre que había llegado siendo portero, y que allí ,se convirtió por primera vez en un mono de feria. <b>Foulke </b>duró apenas una temporada vistiendo la camiseta del <b>Chelsea</b>, tal vez inconsciente del futuro que le esperaba, o puede que anteponiendo su dignidad personal al dinero. Pero prefirió volver a ser feliz en el modesto <b>Bradford </b>haciendo lo que sabia a interpretar un monstruo improductivo a las ordenes de un tarado con bombín.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Aquella noche, tenía entre sus manos una copa de latón abollada que por momentos se erigía ante su turbada mirada en un trofeo de plata con inscripciones de gloria. En aquel tugurio maloliente escondido entre casetas de feria pasaba sus noches contando pintas donde antaño sumaba triunfos. Escuchando a sus espaldas, en una infame cantina, historias de un tiempo mejor donde él era el rey y los demás unos apestosos sublevados. El « míralo, sí, es él» ejercía de incesante martirio en una vida ya vacía. Allí lo encontraron, en el suelo, envuelto entre sus sucias sabanas, con apenas unas monedas esparcidas sobre el suelo, expirando sus últimos minutos en la tierra víctima de una cirrosis cultivada con penas ahogadas en bebidas espirituales. <b>William Henry Foulk</b> se fue al otro barrio convertido en una atracción de feria mientras ahí fuera su leyenda todavía resonaba en los estadios de fútbol, imaginándose el mundo a aquel ogro de dos metros que volaba de palo a palo como un halcón disfrutando de una vida plena en alguna mansión en la campiña inglesa, mientras él, entre suciedad y ratas correteando por su caravana esperaba un nuevo amanecer en el que plantarse debajo de aquel cartel que decía 'Venza al portero' por tres peniques la hora. </div>
THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-46042341078432025982014-06-26T12:47:00.002+02:002014-06-26T14:19:56.921+02:00La copa de nuestras vidas<a href="http://3.bp.blogspot.com/-7np2dQOhE2s/U6v4blnjSGI/AAAAAAAABAI/qknhljlGNa8/s1600/1014095_566570150052288_1919157906_n.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-7np2dQOhE2s/U6v4blnjSGI/AAAAAAAABAI/qknhljlGNa8/s1600/1014095_566570150052288_1919157906_n.jpg" /></a><br />
<div style="text-align: justify;">
Aquello, por fin, pegó un «esclafit». Era la primera, la primera para demasiados, y era tal novedad que el espontáneo ejercicio de celebrar fue ridículo. Hacía escasos minutos que el infausto <b>Díaz Vega</b> había señalado el final de un sueño que esta vez se convertía en realidad, y nadie sabía muy bien dónde ir y qué hacer. Hoy está establecido quedarse en la <b>Avenida de Suecia</b>, llenar la <b>Plaza del Ayuntamiento</b> y colapsar las calles adyacentes. Pero aquella noche del 26 de Junio de 1999 el mundo desconocía las artes de celebrar un título. La gente que abandonaba un abarrotado <b>Mestalla</b>, en congregación para ver por la TV un partido de fútbol, iban de un lado para otro, preguntándose '¿es esto y ya está?' como decepción a mil locuras imaginadas llegado el momento. Las arterias infestadas de coches gritando, haciendo a ritmo de claxon que los edificios bailaran por vez primera, iban para arriba y para abajo en lugar de conformar una caravana uniforme hacia algún lugar en concreto. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Fue el shock del novato, la espera fue tan larga que se olvidó como se hacían esas cosas. Debió de ser la huella genética activándose ante el desconcierto quien devolviera el torrente desbordado a su cauce natural, apilándose ante las puertas de una <b>Rita </b>aún sin fregona, a grito de primer consenso. Todo vino de un orgasmo prolongado. Casi a modo de advertencia las dos <i>Valencias </i>se reencontraron en un campo de fútbol en la primera ronda para revivir un derby que ni los más ancianos recordaban, fueron emociones endulzadas por el sabor a nuevo que escondía algo tan añejo, pintándose por momentos las jugadas de blanco y negro, apareciéndose <b>Cubells </b>driblando a <b>Agustinet </b>a golpe de insulto desde las gradas para dejar paso a orgías en el <b>Camp Nou</b> y una visita a <b>San Marino</b>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No hay explicación para aquello. Era un equipo de parias, de canteranos denostados que todavía no habían hecho la metamorfosis, de suplentes de suplentes llegados con la carta de libertad, con jubilados venidos de la otra punta del mundo con cara de haber sido arrancados de una viñeta romana en las que vive <b>Astérix</b>. Y todos entrenados por un italiano que impuso la disciplina del calcio pegándole la patada a la poca finura que tenía en nómina para dar sitio a todos aquellos. El génesis empezó con un grupo de proscritos con ganas de liarla. Tan sencillo como eso. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Allí, sobre el hoy mortecino césped de <b>La Cartuja</b>, se enterraron dos décadas de grisura y tristor, de decepción y agonía. Los complejos del 86, que muchos siguen arrastrando todavía hoy, resbalaron a la hora de atravesar a las nuevas generaciones, acostumbradas por aquellos tiempos a escuchar risas y mofas ante el remoto deseo, pronunciado en alto, de ganar una Copa alguna vez en sus vidas. Era la sanación al 94 y al 96, pero sobre todo era el rescate a un derrotismo generacional que hubiera matado para siempre a la institución. Toda aquella danza de conquista demostró que no solo vale tener capacidad para ganar, sino también fe en poder hacerlo. Se descubrió a golpe de guitarra el ingrediente ausente que hizo fracasar a tridentes formados por <b>Fernando</b>, <b>Mijatovic </b>y <b>Penev</b>, por <b>Valdez</b>, <b>Kempes </b>y <b>Rep</b>, y que en el futuro sufrirían los <b>Villa</b>, <b>Silva </b>y <b>Mata</b>. Ganar no es tener, es mucho más que eso, es querer. Y aquellos querían.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Nadie sabía que vendría después, por eso una simple <b>Copa del Rey </b>se celebró como la última de nuestra existencia, y sigue conservando ese sabor especial 15 años después, sabor a primer amor, a primera vez, el sabor de la primera emoción de juventud. Puede que no sea, ni fuera, el título más importante que ganase y ganará esta institución, pero sí es el título, por su contexto, más relevante de la historia moderna; a la altura de aquel de 1940. Fue un título que rescató a un club de la perdición, que revitalizó una corriente entusiasta iniciada años atrás que empezaba a dar preocupantes signos de cansancio, el que respaldó a una banda de rockeros que se quedaron a un penalti y a un abrazo de arrasar <b>Europa</b>. Sin aquella copa el <b>VCF </b>de hoy en día no se podría entender, ni siquiera sería lo que es hoy, aún con todas las magulladuras que arrastra. Hay Copas y Copas, y títulos y títulos, y aquella, con la banda sonora del <b>Probe Miguel </b>sonando de fondo, es <b>La Copa</b>. Siempre lo será. Porque fue la primera de una generación, la primera piedra en la reconstrucción de un club que irrumpió en el siglo <b>XXI </b>a lo grande tras su coqueteo con la muerte. La que encumbró a una hornada de canteranos y veteranos que, por si alguien les olvida, merecen que se les escriba. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De aquella noche de caminar por una ciudad incendiada en un bullicio emocional se recuerdan caras. Rostros iluminados por un milagro demasiado anhelado. Gritos agrietando la bóveda azabache que se levantaba aquella noche sobre una urbe insomne a golpe de traca y claxon. Todo aquel mejunje veraniego fue conformándose para dar salida a un torbellino naranja que no tendría freno durante dos legislaturas consecutivas. La Copa del 99 no fue una simple Copa, fue la Copa de nuestras vidas.</div>
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: x-large;">***</span></div>
<h3 style="text-align: center;">
>> <a href="http://thebarraca.blogspot.com.es/p/the-barraca-magazine_31.html" target="_blank"><span style="color: blue;"><b>Aquí puedes adquirir el especial sobre la generación </b></span></a></h3>
<h3 style="text-align: center;">
<a href="http://thebarraca.blogspot.com.es/p/the-barraca-magazine_31.html" target="_blank"><span style="color: blue;"><b>del 99 que hemos editado en papel</b></span> </a><<</h3>
THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-46355148715640537092014-06-20T12:32:00.000+02:002014-06-20T18:13:01.510+02:00Secuestro a la brasileña<a href="http://3.bp.blogspot.com/-bHklmnqExmI/U6P9YYUeDbI/AAAAAAAAA_4/aTy8gxoiiMM/s1600/image.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-bHklmnqExmI/U6P9YYUeDbI/AAAAAAAAA_4/aTy8gxoiiMM/s1600/image.jpg" /></a><br />
<div style="text-align: justify;">
En un solar cochambroso, a las afueras de cualquier ciudad brasileña, bajo la sombra de los mangos o a plena intemperie, se pueden encontrar legiones de niños pegando patadas a un trozo de cuero, emulando en miniatura sus sueños de gloria en gigantescos e imaginados escenarios. A su vera, también se encuentran adultos observando, que lejos de unirles cualquier parentesco, vigilan a los chavales cual voltor a un trofeo. Muchos son simples ojeadores en busca de talento barato para clubes de barrio, los más, suelen ser jinetes de poderes más oscuros. Son tics que todavía arrastra un país que dejó atrás el mundo subdesarrollado para convertirse en una economía emergente que ha sabido esconder, tras esa ligera patina de progreso, fantasmas de un pasado demasiado reciente como para pretender que desaparezcan en un amanecer.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Aquellos que vigilan, antes de hincar el colmillo, dedican gran parte de su tiempo a estudiar durante semanas a sus víctimas. El seguimiento es tan minucioso como el de un técnico profesional en busca de fortuna. Dónde viven, cuál es su nivel de precariedad vital o si pertenecen a entornos desestructurados suelen ser las preguntas de oro que deben responder antes del siguiente movimiento, que será el definitivo y más cruel.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sólo en <b>Brasil </b>se mueven anualmente decenas de miles de millones con el tráfico de niños futbolistas. Un mal que la cerrada visión occidental ha querido constreñir al ámbito africano, aún teniendo en rincones como <b>latinoamérica</b> su principal granero. Sin embargo, el gobierno del citado país apenas cifra en 514 los casos de trata de menores registrados desde 2005; y eso ocurre porque la legislación local solo considera como tales aquellos que acaban en prostitución o abuso sexual. Pero todavía hay un dato más revelador que pone el foco sobre <b>Brasil</b>. Según estimaciones de <b>Naciones Unidas</b>, de los 32 mil millones de euros que genera el tráfico de humanos — movilizando a 2,5 millones de personas en todo el mundo — 10 mil se ‘facturan’ en el país de <b>Dilma Rousseff</b>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Un puño firme aporreando la puerta de la favela para preguntar por el pequeño de la casa es el inequívoco signo de que la víctima ha sido identificada. El último trámite, el de convencer a los progenitores, puede durar horas o días, según las reticencias iniciales, pero ya es imparable. Tarde o temprano la necesidad, la oportunidad de salir de un agujero y la incesante lluvia de promesas y escenarios gloriosos acabarán haciendo mella en la resistencia paterna, incapaz de aguantar la esperanza de ver a un hijo iniciar una vida mejor, alejado de la pobreza y la miseria. Sin querer, padres e hijos, se empujan mutuamente hacia un pozo sin salida en una extraña danza de necesidades. Es la baza que juegan las mafias. En <b>Brasil </b>existe un sinnúmero de dudosos agentes que explotan a estos niños vendiéndolos por ingentes cantidades a mercados como el chino, el vietnamita o el indio. Y siempre con el mismo proceder. Una vez llegan a destino, el muchacho descubre la terrible verdad, allí, no existe ningún club que le esté esperando, desvaneciéndose el futuro que le pintaron en sombras que lo acabarán devorando en una vida de esclavismo y abandono. Desposeídos de pasaporte y documentación, sin un entorno del que poder valerse y sin dinero, acaban acatando las ordenes, y cuando no, aceptándolas a base de golpes o amenazas. Y eso, sólo si tienen suerte.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Jutana Armede</b>, como coordinadora del <b>Ministerio de Justicia</b> de <b>Sao Paulo</b>, conoce muy bien el problema: “estos chicos no reciben ningún tipo de educación, ni de alimento de forma regular, viven en un clima de constante inseguridad en el que se sienten intimidados por medio de la violencia física o sexual”. Pero <b>Brasil </b>no solo ‘exporta’ víctimas, también las recibe. El país acoge todos los años cientos de menores llegados desde el sudeste asiático, captados bajo la promesa de que el gobierno de <b>Brasilia </b>les ofrece programas de formación que jamás existieron. Incluso éstos, quedan en peor situación que sus homólogos nacionales, ya que ingresan como inmigrantes ilegales escondidos en algún convoy que cruza las rutas de tráfico abiertas en el noreste del país. Su caminar por el fino hilo que les separa de la muerte empieza en el primer segundo de partido.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras el mundo observaba la ceremonia de apertura de la <b>Copa del Mundo</b> la <b>Organización Internacional del Trabajo</b> advertía de las consecuencias del evento para los menores más necesitados: “La copa puede despertar la ilusión en miles de niños haciéndoles creer que una carrera como profesional está a su alcance, con tal de poder realizar sus sueños muchos menores caerán en una relación dependiente con agentes criminales”. En el corazón de <b>Cidade de Deus</b>, la mayor favela de <b>Río de Janeiro</b>, el <b>Botafogo </b>colabora con las autoridades para mantener campos urbanos donde los niños pueden acudir a evadirse y dar rienda suelta a sus sueños, y si lo merecen, formar parte de la escuela del club carioca. Abrirse camino a través del fútbol es casi la única salida que tienen millones de menores en una nación todavía demasiado desestructurada como para hacerse cargo de la gran bolsa de pobreza que azotó durante décadas su cotidiana realidad. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Julían Marchado</b>, portavoz del <b>Comité Popular para la Copa del Mundo y los JJOO</b>, dejaba un titular todavía más escalofriante: “La trata de personas tiene una gran tradición en Brasil”. Sobre todo en ciudades como <b>Recife</b>, <b>Salvador de Bahía</b> o <b>Brasilia</b>. El vinculo de dependencia de las víctimas con sus cautores hace que muchas ni siquiera se consideren personas secuestradas, aunque sean conscientes de que están traficando con ellas — la ausencia de denuncias por parte de éstas y sus familiares, consumidos por la culpa o la vergüenza, es otra constante —. Pero hay un dato mucho más crudo sobre la aseveración de <b>Marchado</b>: sólo 17 de los 26 estados brasileños votaron a favor de las medidas de <b>Lula </b>y <b>Rousseff </b>para implantar programas de actuación federal que pusieran fin a la trata de seres humanos en los entornos más desfavorecidos. Sigue habiendo demasiado dinero, intereses y políticos corruptos fluyendo por las negras callejuelas del gigante latinoamericano.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Son asuntos que no pasan desapercibidos para la población local, que exige más educación, más seguridad y más derechos para una ciudadanía todavía demasiado desprotegida, que observa con indignación, como se derrochan miles de millones en estadios que no tendrán ningún uso futuro al tiempo que la delincuencia, la pobreza infantil y la corrupción siguen azotando sus barrios con una virulencia renovada. Nadie se atreve a dar una cifra de cuantos menores, al calor de la euforia mundialista, acabarán cayendo en las redes criminales que se alimentan de tales necesidades. Pero mientras occidente y el propio gobierno brasilero miran despreocupados estadios fastuosos y a estrellas rutilantes en su pasear por el <b>Mundial </b>de 2014 cientos de niños pegando patadas a un balón en despreocupados descampados están siendo observados para poder seguirlos hasta sus casas, y una vez allí, prometerles una ficticia carrera futbolística repleta de dinero y gloria inventada, la puerta que les conducirá a una vida de tormentos sin fin de la que ya nadie les podrá rescatar jamás.</div>
THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-8613125081655275232014-06-13T12:29:00.003+02:002014-06-13T17:37:02.827+02:00Ya nadie recuerda a Ghiggia<div style="text-align: justify;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-BtsAdR3qG9E/U5rRFY0h6nI/AAAAAAAAA_o/Xh78uUg6vlc/s1600/01.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-BtsAdR3qG9E/U5rRFY0h6nI/AAAAAAAAA_o/Xh78uUg6vlc/s1600/01.jpg" /></a><b>Alcides Ghiggia</b> está parado en el centro del escenario. Está encorvado, tiene las piernas quebradizas, el pelo seco peinado hacia atrás, los ojos cansados y la nariz y las orejas grandes. Un oleaje de arrugas le baña la frente. Está serio. Tiene 85 años y sostiene un micrófono. Delante de él hay gente sentada en sillas de plástico; detrás de él, una publicidad del whisky Dunbar. <b>Eduardo Larbanois</b> y <b>Mario Carrero</b> acaban de cantar <i>Crónicas de la soledad</i>, una canción que compusieron para homenajear a la selección de <b>Uruguay </b>campeona del mundo en 1950. <b>Ghiggia</b>, que los acompaña de gira contratado por Dunbar, le guiña a <b>Beatriz</b>, su esposa, que está en la primera fila. Ella le sonríe.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— Disculpe, Alcides, disculpe. Pero digamé, digamé, ¿con cuál fue? —le pregunta un adolescente que se acercó, sigiloso, hasta el escenario—. Digamé, ¿con qué pie le pegó? </div>
<div style="text-align: justify;">
— Con éste, m’hijo —le señala, sorprendido, Ghiggia—. Con el derecho. </div>
<div style="text-align: justify;">
— Disculpe, ¿pero se lo puedo besar? </div>
<div style="text-align: justify;">
— Eh… bueno, bueno… </div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Puedo, Alcides, puedo?</div>
<div style="text-align: justify;">
— Bueno, m’hijo, sí.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El adolescente le besa el pie derecho y vuelve, emocionado, a su silla. — ¡Bueno, menos mal que me bañé hoy! — bromea <b>Ghiggia</b>. La gente se para y lo ovaciona, él vuelve a sonreír. Carraspea: está por contar la misma historia que cuenta desde el 16 de julio de 1950.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<div style="text-align: center;">
***</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Es 16 de julio de 1950, y <b>Brasil </b>y <b>Uruguay </b>empatan 1-1 en el último partido del cuadrangular final del Mundial. <b>Obdulio Varela</b> tiene la pelota, y se la pasa a <b>Ghiggia</b>. <b>Ghiggia </b>se la pasa a <b>Julio Pérez </b>y corre. Es rápido, <b>Ghiggia</b>. Cuando niño, jugaba a carreras con <b>Dick</b>, el perro de caza de su papá, <b>Alfonso</b>. Es un novato, además: debutó en la selección hace apenas dos meses, el 6 de mayo, cuando <b>Uruguay </b>presagió – para olvido de los historiadores – el Maracanazo y derrotó 4-3 a <b>Brasil </b>en<b> San Pablo</b>, por la Copa Río Branco. <b>Ghiggia </b>corre, y <b>Pérez </b>le devuelve la pelota. <b>Ghiggia </b>esquiva a <b>Bigode</b>. <b>Omar Míguez</b>, el nueve de <b>Uruguay</b>, que entra por el medio, le exige: “¡Alcides, pásamela, dale!”. <b>Ghiggia </b>lo escucha. El arquero de <b>Brasil</b>, <b>Barbosa</b>, también. Es un déjà vu: 13 minutos antes, <b>Ghiggia </b>también entró con la pelota por la derecha y centró para <b>Juan Schiaffino</b>, que anotó el 1-1. Por eso, Barbosa se mueve para interceptar el centro. Pero –la historia que se repite como farsa– <b>Ghiggia </b>no tira el centro para <b>Míguez</b>, que sigue desencajado: “¡Pásamela!”. No: <b>Ghiggia </b>patea, la pelota entra, y las 200 mil personas que hay en el <b>Maracaná </b>enmudecen. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Ghiggia </b>festeja, lo abrazan sus compañeros, pero <b>Míguez</b>, según recordaría <b>Ghiggia </b>en el libro <i>'Maracaná, la historia secreta' </i>escrito por el periodista <b>Atilio Garrido</b>, lo increpa: — ¿No me oíste? ¡Te la estaba pidiendo! ¿Por qué no me la pasaste? — Omar, déjala ahí, que ahí está bien. Esa tarde, <b>Uruguay </b>salió campeón del mundo y <b>Brasil </b>vistió por última vez una camiseta blanca. “Sólo tres personas –dijo Ghiggia en 2006– silenciaron el Maracaná: Frank Sinatra, el Papa Juan Pablo II y yo.”</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<div style="text-align: center;">
***</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Era el destino. ¿Cómo explicar, si no, que dejara de jugar al baloncesto en Nacional porque su familia era hincha de Peñarol?¿Cómo explicar, si no, que su papá –rígido, estricto– le permitiera dejar de estudiar mecánica electrotécnica en la UTU (Universidad Técnica del Uruguay) para jugar al fútbol en Sudamérica?¿Cómo explicar, si no, que no pasara en 1947 una prueba en Atlanta y que debiera volver al Uruguay y allí firmar con Peñarol, y así, sólo así, poder jugar el Mundial de 1950, porque por entonces los futbolistas que jugaban extramuros no eran llamados a la selección? ¿Cómo explicar, si no, que volviera a rechazar a Nacional, que lo quería, ya no para jugar al baloncesto, sino para jugar al fútbol, porque su mamá, Gregoria, le advirtió: “Si vas a Nacional, no pisás más esta casa"? ¿Cómo explicar, si no, que Emérico Hirsch, el entrenador húngaro que dirigía a Peñarol en 1949, lo viera de casualidad en un entrenamiento y lo pusiera de titular al partido siguiente?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Era el destino. Así lo cree <b>Ghiggia</b>.</div>
<div style="text-align: center;">
<div style="text-align: center;">
***</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Ghiggia </b>jugó sólo 12 partidos para <b>Uruguay </b>y marcó cuatro goles: los cuatro, en el Mundial de 1950. En 1952, trompeó al árbitro<b> Juan Carlos Armental</b> durante un clásico entre <b>Peñarol </b>y <b>Nacional</b>, y la Asociación Uruguaya de Fútbol lo suspendió durante 15 meses. Entonces –el destino, de nuevo– lo contrató la <b>Roma</b>. Era, ya, una celebridad. Vestía tapados de piel, tenía tres <b>Alfa Romeo</b>, asistía a las fiestas del jet-set, conocía a <b>Gina Lollobrigida</b> y <b>Vittorio Gassman</b>, se alojaba en hoteles cinco estrellas, salía con actrices y modelos y era acosado por los paparazzi. Estaba en otro mundo, y telefoneaba una vez por semana a su papá y su mamá para contarles de sus aventuras. <b>Alfonso </b>lo ponía al día con los partidos de <b>Peñarol</b>. <b>Ghiggia </b>jugó ocho años en la <b>Roma</b>. También jugó las Eliminatorias para el Mundial de 1958 para <b>Italia</b>, junto a <b>Schiaffino</b>, pero <b>Italia </b>no se clasificó. Jugó apenas cuatro partidos en la temporada 1961/62 para el <b>Milan</b>, y volvió al <b>Uruguay</b>. Jugaría en <b>Danubio </b>hasta los 42 años. El gobierno del <b>Uruguay </b>lo premió como había premiado a los otros campeones de 1950 cuando se retiraron: con un empleo público. Hasta 1992, <b>Ghiggia </b>se encargaría de vigilar que los ludópatas no hicieran trampas en el Casino de Montevideo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<div style="text-align: center;">
***</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Las Piedras</b> es <b>Montevideo </b>en miniatura. Las casas son bajas y grises, las calles angostas y transitadas por los mismos ómnibus metropolitanos, ya que apenas veinte kilómetros separan a la capital del <b>Uruguay </b>de esta ciudad en la que viven setenta mil personas y en la que <b>José Gervasio Artigas</b> derrotó en 1811 a las tropas realistas. Pero a <b>Las Piedras</b> no la atraviesa la 18 de julio ni Bulevar Artigas, sino una vía de tren que une <b>Montevideo </b>con <b>Rivera</b>, en el límite con <b>Brasil</b>. El ferrocarril vertebraba hace cien años al <b>Uruguay</b>. Era obra de la colonización, ya no de la corona española, sino del imperio británico. El tren llegó a fines del siglo XIX, a la par del fútbol: por caso, <b>Peñarol </b>es una invención de los ferroviarios de la <b>Central Uruguay Railway</b>, que jugaban a la pelota durante sus recreos. Hoy, la vía del tren en <b>Las Piedras </b>está destartalada y cubierta, por tramos, de pastizales y hongos. Hay, sobre ella, una feria de ropa: pequeños puestitos siameses a lo largo de una cuadra. <b>Beatriz </b>atiende, junto a su mamá y su hermano, el segundo puestito. Pero no se encuentra, informa su mamá: “Está en la casa, está con Alcides”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<div style="text-align: center;">
***</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
— ¡Ah, Ghiggia! ¡El pueblo le debe mucho a usted! —lo saluda Reinaldo Gargano, canciller del Uruguay, durante una fiesta en la Embajada del Brasil en Montevideo, en 2008.</div>
<div style="text-align: justify;">
— No, el pueblo no me debe nada. Ustedes, los que gobiernan, me deben —le responde, la voz grave, de <b>Ghiggia</b>.</div>
<div style="text-align: center;">
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: center;">
***</div>
</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
En 1992, <b>Ghiggia </b>enviudó de su segunda esposa, <b>Clara</b>. Estaba solo, porque ni su hijo ni su hija le atendían ya el teléfono. Tenía 66 años, era jubilado y estaba deprimido. Entonces decidió irse de la, para él, ruidosa <b>Montevideo</b>. Empacó sus medallas y su ropa, y viajó a <b>Las Piedras</b>. Alquiló una casita en el centro de la ciudad y salía todas las tardes a la plaza para mirar a las palomas. Una de esas tardes, conoció a una mujer y se pusieron de novios. Ella vivía con sus seis hijos en las afueras. Hasta allí iba todos los días <b>Ghiggia</b>. Iba siempre corriendo por la banquina de la ruta. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— Oiga, Alcides, disculpe, ¿le puedo hacer una pregunta? —lo paró Homero Caro, un instructor de autoescuela que no lo conocía pero sabía que Ghiggia vivía en Las Piedras, desde arriba de su auto.</div>
<div style="text-align: justify;">
— Sí, diga —le respondió Ghiggia, agitado, transpirado: volvía corriendo de la casa de la mujer.</div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Le puedo preguntar qué hace usted en Las Piedras?</div>
<div style="text-align: justify;">
— Miro palomas. Y salgo con una señorita, pero no la quiero ver más.</div>
<div style="text-align: justify;">
— Y dígame, ¿a usted no le interesaría trabajar?</div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Trabajar? Bueno, m’hijo, ya estoy jubilado yo… Pero… pero podría ser…</div>
<div style="text-align: justify;">
— Se lo pregunto porque trabajo de chófer. Doy clases de conducir. Y tengo otro auto… si le interesa.</div>
<div style="text-align: justify;">
— Y… los autos me interesan, m’hijo. Siempre me gustaron. Bueno, sí. ¿Cuándo arranco?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Ghiggia </b>le pidió a <b>Caro </b>que pusiera fin a la relación con la mujer de los seis hijos por él. Al día siguiente, <b>Caro </b>le llevó de regalo un televisor a color a la mujer y le dijo que lo dejaba sólo si no lo volvía a llamar a <b>Ghiggia</b>. La mujer aceptó. Más tarde, ese día, le presentaría a <b>Ghiggia </b>a su primera alumna. Ella tenía 23 años, era hincha de <b>Nacional </b>y su nombre era <b>Beatriz</b>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<div style="text-align: center;">
***</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
El cielo está gris y hay humedad. La gente recorre la feria. Los perros ladran. Hace frío. En el segundo puestito, la señora acomoda la ropa. “Mi hija no los va a poder ayudar porque se está yendo a Montevideo”, avisa. “¡No, mamá, ahí viene!”, señala el hermano, y aparece <b>Beatriz</b>. Es bajita, mulata, tiene los pómulos redondos, los labios gruesos. Está apurada. “Es que me tengo que ir a Montevideo, gurises”, se excusa. “Se tiene que ir a Montevideo”, apuntala, ya enojada, la mamá. “Bueno, vamos, los llevo a verlo. Esperemos que no esté durmiendo la siesta”, dice <b>Beatriz</b>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando <b>Caro </b>le presentó a <b>Ghiggia</b>, <b>Beatriz </b>no sabía quién era. “Un tal Chichia, ¿lo conocés?”, le preguntó a su mamá cuando volvió de la primera clase de conducción. Al mes, ya estaban saliendo, y <b>Ghiggia</b>, cuenta Caro, dejó de ir a dar clases. Prefería pasar las tardes en el puestito de la feria. Mientras <b>Beatriz </b>atendía, él sacudía la mugre con un plumero. “La gente no lo reconocía”, cuenta <b>Beatriz</b>, mientras abre la reja de la casa, que da a un pasillo largo, con macetas a los costados. Hasta que una tarde, mientras él blandía el plumero, una niña que iba con el abuelo se acercó, lo miró de arriba abajo y se puso a llorar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¡Es él, es él! ¡Abuelo, es él!</div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Qué te hizo este hombre? —le preguntó a la niña el abuelo, que miraba a Ghiggia a los ojos.</div>
<div style="text-align: justify;">
— No le hice nada, señor. Nada —se atajó Ghiggia.</div>
<div style="text-align: justify;">
— ¡Abuelo, es él! ¡El de la tele! ¡El del Mundial!</div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Qué Mundial? Vamos, no llore así, m’hija. ¿De qué Mundial? —la consolaba el abuelo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<div style="text-align: center;">
***</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Otra tarde, otro abuelo se presentó en el segundo puestito de la feria. La noticia de que el campeón del mundo de 1950 vivía en <b>Las Piedras</b> había corrido ya. — Disculpe, don Alcides, pero mi nieta cumple 15 años el sábado y pidió de regalo que usted, que es su ídolo, esté presente. Somos de Tacuarembó. <b>Ghiggia </b>y <b>Beatriz </b>viajaron ese sábado a <b>Tacuarembó</b>, que está a 380 kilómetros al norte de Las Piedras. Cuando <b>Aranza</b>, la cumpleañera, entró al salón, sonriente y con su vestido blanco, vio que en la mesa principal, la de su familia, estaba <b>Ghiggia</b>: fue hacia él, con lágrimas que le corrían el maquillaje, y lo abrazó. “Aranza –comenta Beatriz– todavía lo llama a Alcides. Y vino a visitarlo cuando fue el accidente.” </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<div style="text-align: center;">
***</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Ghiggia </b>está enojado, resentido. Siente que la gente no lo valora, que el Estado es avaro por darle 15 mil pesos uruguayos (alrededor de 600 euros) de jubilación más una pensión graciable, y que los periodistas sólo se acuerdan de él los 16 de julio. “Por eso –advierte Beatriz antes de entrar a la casa para preguntarle si quiere recibir visitas– él cobra las entrevistas. Además necesitamos el dinero para terminar la casa”. La casa queda en la Ruta 67 y está a medio construir. Para terminarla, Ghiggia aceptó la propuesta del whisky Dunbar para salir de gira por el <b>Uruguay </b>con <b>Larbanois </b>y <b>Carrero</b>. Él debía entretener a la gente en el intermedio del recital. Además vendió un pie de oro que le habían regalado en Mónaco a cambio de 24.900 dólares que desembolsó el <b>Banco República </b>para subastarlo. También vendió la medalla de campeón del mundo, aunque siempre lo negó. “Si acá la tengo”, la mostraba, y decía la verdad a medias: la vendió, pero la compró un socio de <b>Paco Casal</b>, el dueño del fútbol uruguayo a través de la empresa televisiva <b>Tenfield</b>, que se la devolvió. Casal le da 400 dólares al mes, y hasta le regaló un <b>Renault Clío</b>. El <b>Renault Clío</b> del accidente. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El 13 de junio de 2012, <b>Ghiggia</b>, que iba con <b>Beatriz </b>y su cuñada, conducía por la Ruta 5 cuando un camionero lo chocó. <b>Ghiggia </b>no llevaba puesto el cinturón de seguridad y salió despedido del auto. Sufrió traumatismo en la cabeza, traumatismo en el tórax, una deficiencia pulmonar, fractura de rótula, fractura de brazo, fractura de tobillo y una lesión grave en la cadera. Estuvo internado en coma farmacológico durante 37 días en <b>Montevideo</b>. — Entren, entren, que Alcides está acostado pero despierto —invita <b>Beatriz</b>, sonriente.</div>
<div style="text-align: center;">
<div style="text-align: center;">
***</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
El living es pequeño. Hay fotos y recortes de revistas encuadrados arriba de una repisa. Pero no está la camiseta que usó <b>Ghiggia </b>ante <b>Brasil </b>en el Mundial: cuando viajó a <b>Roma</b>, se la dejó a su papá, que la guardó, cual reliquia, en una caja. Cuando volvió al <b>Uruguay</b>, <b>Ghiggia </b>se la pidió, pero cuando él y <b>Alfonso </b>abrieron la caja, la camiseta ya no estaba: se había desintegrado. La habitación está apenas iluminada. Hay un plasma colgado de la pared y un gato a los pies de la cama. En una mesita de luz, hay una foto de <b>Ghiggia </b>con la camiseta de <b>Uruguay </b>y otra de <b>Beatriz </b>cuando joven. En la otra mesita de luz hay una caja de zapatillas con medicinas. Al costado, un andador: <b>Ghiggia </b>volvió a caminar, pero todavía le duele la pierna. El último sobreviviente del Maracanazo está acostado, con la ropa hasta el cuello. — Los chiquilines vienen a visitarte —le dice <b>Beatriz</b>, siempre sonriente.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— Siéntense, chiquilines —invita <b>Ghiggia</b>, que no deja de mirar la tele. Hay una película en <b>Isat</b>, pero apenas si se ve por la lluvia. A él no le importa: es una distracción para no dormirse y así poder mirar el partido de <b>Uruguay </b>e <b>Irak</b>, por la semifinal del Mundial Sub 20. Me siento en un silloncito que está a su lado. Allí se sienta a diario el médico que controla que esté bien y que tome los medicamentos (porque Ghiggia, a veces, no los quiere tomar). </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— Vienen periodistas de todo el mundo a verlo, ¿no, Alcides? —cuenta Beatriz.</div>
<div style="text-align: justify;">
— Sí, de todo el mundo —asiente Ghiggia.</div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Cómo está del accidente?</div>
<div style="text-align: justify;">
— Mejor. Pero los días de humedad, como éste, me hacen doler la rodilla. Por eso no salgo a la calle cuando hay humedad.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Suena el teléfono. — Ésa debe ser tu mamá —le dice Ghiggia a Beatriz, y atiende—: Hola, suegra, ¿cómo anda? Ah, sí, está acá… Bueno, le digo… Sí, va a ir a Montevideo… Sí, ya sale para allá… ¿Pero va a comprar ropa para el local o para ella? ¿Usted paga, no? —sonríe Ghiggia y le guiña a Beatriz, que también sonríe—. No me quería mi suegra —cuenta cuando cuelga el teléfono. — Por la diferencia de edad era, por la diferencia de edad —acota Beatriz.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Y ahora?</div>
<div style="text-align: justify;">
— Ahora me quiere —vuelve a sonreír Ghiggia.</div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Y alguien no lo quiere?</div>
<div style="text-align: justify;">
— La gente se olvidó de Alcides —intercede Beatriz—. En el Interior del país, sí es muy querido. La gente lo reconoce y se vuelve loca con él. Pero en Montevideo, no. ¿Te acuerdas, Alcides, de aquel señor que te vio en el peaje en Paysandú y se bajó del auto para pagártelo?</div>
<div style="text-align: justify;">
— Sí que me acuerdo. O de ése que nos pagó el almuerzo en no sé dónde.</div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Y acá en Las Piedras? Sé que una cancha lleva su nombre y están por inaugurar una estatua suya.</div>
<div style="text-align: justify;">
— Naaaa, qué van a poner una estatua.</div>
<div style="text-align: justify;">
— La gente acá lo reconoce pero lo mira de lejos —detalla Beatriz—. La gente es mala, y habla, discrimina, por la diferencia de edad.</div>
<div style="text-align: justify;">
— La estatua, la estatua... —refunfuña Ghiggia.</div>
<div style="text-align: justify;">
— Bueno, la estatua está, pero no se parece en nada a Alcides.</div>
<div style="text-align: justify;">
— La mandó a hacer Homero Caro, pero cuando la vi no se parecía en nada a mí.</div>
<div style="text-align: justify;">
— En nada.</div>
<div style="text-align: justify;">
— ¡Me hicieron rubio! ¡Y yo nunca fui rubio!</div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Es cierto que viajó por todo el Uruguay de gira contratado por Dunbar?</div>
<div style="text-align: justify;">
— Por todo el país —responde Ghiggia.</div>
<div style="text-align: justify;">
— Por todo el país —responde Beatriz.</div>
<div style="text-align: justify;">
— Vi que tiene fotos y entrevistas recortadas en el living. ¿Tiene los relatos del gol a Brasil, también?</div>
<div style="text-align: justify;">
— Sí, los tengo, pero ella no me deja escucharlos. Hace años que no me los deja escuchar.</div>
<div style="text-align: justify;">
— Es que Alcides está grande y se me emociona mucho. Tengo miedo de que le pase algo.</div>
<div style="text-align: justify;">
— Tengo el relato de De Feo, Pelliciari, Soler… —cuenta Ghiggia, y los ojos se le llenan de lágrimas.</div>
<div style="text-align: justify;">
— Bueno, y nosotros nos conocimos en la escuela de conducir, ¿no, Alcides? —interrumpe Beatriz para que Ghiggia vuelva al presente. Ya lo decía Obdulio Varela: “Recordar es malo”.</div>
<div style="text-align: justify;">
— Yo era su profesor —vuelve a sonreír, pícaro, Ghiggia.</div>
<div style="text-align: justify;">
— Es que a él siempre le gustaron los autos, la velocidad y… dejalo ahí…</div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Y las mujeres?</div>
<div style="text-align: justify;">
— Y las mujeres —refunfuña Beatriz y Ghiggia se ríe. Acota: — Bueno, siempre me gustaron mucho las mujeres. Pero estoy con ella. Nos entendemos.</div>
<div style="text-align: justify;">
— Salvo en los clásicos, porque yo soy de Nacional, y no podemos ver los partidos juntos.</div>
<div style="text-align: justify;">
— Ella se va a la cocina y yo me quedo acá, en la cama.</div>
<div style="text-align: justify;">
— Sí, pero cuando Peñarol hace un gol, Alcides sube el volumen de la tele para que yo lo escuche desde la cocina.</div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Siente que no es reconocido como debería?</div>
<div style="text-align: justify;">
— Alcides siempre dice que nació en la época equivocada, que hoy sería mejor que Messi, ¿no, Alcides? Ghiggia asiente.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El hermano de <b>Beatriz </b>está en el living. Recién llegó. Tiene que llevarla a <b>Montevideo</b>. <b>Ghiggia </b>pone VTV para ver <b>Uruguay-Irak</b>. <b>Beatriz </b>le avisa que va hasta <b>Montevideo </b>y vuelve. “Andá tranquila”, le responde <b>Ghiggia</b>, tapado hasta el cuello. Salimos. <b>Beatriz </b>y su hermano, también. Ella cierra la puerta con llave.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>(*) Texto de Federico Bassahún: </b>Cronista argentino y editor de la Revista Don Julio.</i></div>
THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-77927646859211239222014-06-06T13:08:00.000+02:002014-06-06T17:54:23.398+02:00El brasileño nazi<div style="text-align: justify;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-BU4FqBc1iSg/U5F6N5rRr2I/AAAAAAAAA_Q/O0FVH9bVlBM/s1600/banderanazi.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-BU4FqBc1iSg/U5F6N5rRr2I/AAAAAAAAA_Q/O0FVH9bVlBM/s1600/banderanazi.jpg" /></a>Como un día cualquiera, <b>José Ricardo Rosa Maciel</b> se disponía a emprender los trabajos de mantenimiento en la Hacienda de <b>Cruzeiro do Sul</b>, a 160 kilómetros de <b>Sao Paulo</b>. Nada le hizo presagiar que horas después, una piara revoltosa, sería autora de un macabro hallazgo. El bajo muro que derribaron aquellos puercos, compuesto por polvorientos ladrillos ya castigados por el caer de los años, dejó a la intemperie el secreto que ocultaban en una de sus caras. <b>Maciel</b>, dispuesto a apartar aquellos tumultos del camino, descubrió la verdad al voltear una tesela. Sus ojos, que saltaron disparados de sus cuencas, vieron la esvástica grabada en una de las caras. «Cuando lo vi pensé que estaba alucinando». Como desesperado, regiró la colección entera sin encontrar ni uno solo que no tuviera el símbolo cincelado en el dorso. «Nada explica la presencia de una esvástica aquí». Dice hoy, reclamado por la fama del hallazgo. <b>Campina do Monte Alegre</b> fue una comarca tranquila, zona, hasta los años 60, de grandes terratenientes. El lugar perfecto donde esconder una macabra historia sin que nadie hiciera preguntas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¿Nada?, en realidad sí hay algo que lo explique. <b>Brasil </b>acogió el mayor partido fascista fuera de <b>Europa</b>, y el país fue aliado de <b>Alemania </b>hasta 1940. Tuvo que ser el historiador local,<b> Sidney Aguilar Filho</b>, quien arrojara algo de luz al asunto tras meses de investigación. Aquella Hacienda, en manos de la familia <b>Rocha Miranda</b>, fue feudo, y lugar de congregación de <b>Açao Integralista Brasileira</b>, una asociación de extrema derecha vinculada al movimiento Nazi. Esos trozos caídos, se erigen en una nueva bofetada a la desmemoria de la región, una de tantas con extraños vínculos filonazis encontradas en todo el continente.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los <b>Rocha </b>tenían predilección por los niños, y una gran afición por el fútbol. <b>Aloysio Da Silva</b>, a sus 89 años, es de los pocos supervivientes de aquellos años que se atreven a hablar. «Venían al orfanato, en Río de Janeiro, y el señor Miranda, señalando con su bastón, elegía a 10 chavales y se los llevaba. En otra ocasión, años más tarde, volvió, y nos echó una bolsa de dulces al suelo, para que peleáramos por ella. Los que más conseguimos fuimos elegidos. Nos prometía poder montar a caballo, ir de excursiones y jugar al fútbol. ¿Quién se iba a negar a eso?» Pero la realidad era mucho más dura. En la granja eran obligados a saludar cada vez que se topaban con un retrato de <b>Hitler</b>, omnipresente en todas las instalaciones. «¡No sabíamos quién era!». Exclama el viejo. Una vez finalizados los trabajos forzados a los que les sometían tocaba aprender instrucción militar bajo la antena vigilancia de las húmedas fauces de perros guardia, amaestrados para despellejar al mínimo vacile. Aquello era un pequeño campo de concentración donde llegaban huérfanos por oleadas a cada pocos años para cubrir las bajas que ocasionaba la enfermedad, el agotamiento, las palizas o los escasos intentos de evasión, que si no finalizaban con éxito lo hacían con infanticidio.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero unos pocos ladrillos volteados no serían el primer vestigio de aquellos tiempos encontrados por mano de <b>José Ricardo Rosa Maciel</b>. Años atrás, derribando un cobertizo destartalado por el abandono, apareció una fotografía extraña. Un equipo de fútbol, como uno de tantos en aquellos años 30, posaba en la pared exterior del edificio sobre el que estaban picando paredes los jornaleros bajo su mando. Nada inusual si no fuera porque uno de los muchachos portaba una pronunciada bandera con el símbolo nazi bordado en su interior.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los herederos de <b>Rocha Miranda</b> se defienden alegando que su familia dejó de apoyar a los nacionalsocialistas mucho antes de la guerra, negándose a aceptar que los niños fueran maltratados. Así lo reflejaron en las páginas de la <i>Folha de Sao Paulo</i>. Los testigos, sin embargo, hablan de torturas, palizas y esclavismo. El profesor <b>Filho</b>, tras concienzudas entrevistas con las víctimas, prefiere darle crédito a los niños, hoy venerables ancianos, que repiten el mismo relato sin variaciones, a pesar de no haberse visto en más de sesenta años.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Aunque algún resquicio de esperanza encontraron entre aquellos tormentos. El fútbol, por fortuna para sus castigadas mentes, formaba una parte importante en el programa ideológico de <b>Açao Integralista Brasileira</b>, encargada de organizar partidos entre sus huérfanos y los trabajadores de los ranchos vecinos. Era habitual verles sometidos durante el encuentro a insultos racistas y entradas criminales cuando los 'señoritos' competían entre esclavos, el triunfo ante el hombre blanco era castigado con azotes que en alguna ocasión llegaron a recibir con gusto, fue su particular modo de vencerlos. Era la estética de aquellos tiempos, en los que se organizaban desfiles militares en los grandes estadios, utilizando el régimen de <b>Getulio Vargas</b> el balón como arma propagandística.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
«Pegábamos unas patadas al cuero durante un rato, íbamos evolucionando», recuerda <b>Argemino Dos Santos</b>, otro de los niños nazis de <b>Cruzeiro do Sul.</b> «Luego comenzamos un campeonato. Éramos buenos, eso no era un problema». Pero, tras varios años de aguantar lo inaguantable, muchos ya habían tenido suficiente. «Había una puerta que dejé abierta. Esa noche me escapé por ahí y nadie me vio». Otros, simplemente, elegían abandonarse hasta perecer, si es que les era posible tomar la elección. Las tácticas de sumisión llegaban al punto de que a los chavales se les prohibía tener nombre propio, adoptando como tal simples números para identificarse. Pero la vida de liberto no fue sencilla para <b>Dos Santos</b>. Vagó por las calles durante meses, durmiendo a la intemperie y buscando alimentos entre los desperdicios, pudiendo, por fin, trabajar como repartidor de periódicos hasta que en 1942 <b>Brasil </b>le declaró la guerra a <b>Alemania</b>, y éste, se enroló en la marina para combatir a los submarinos que las potencias del eje situaron en el Atlántico.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
«Solo estaba cumpliendo con lo que Brasil necesitaba hacer», confiesa <b>Dos Santos</b>. «No podía albergar odio porque no sabía nada de Hitler ni de la guerra». Ni él ni ninguno de los niños que adiestraba la familia <b>Rocha</b>. Aunque aquellos tiempos de tortura, regada con pequeños paréntesis de normalidad encontrados en un terreno de juego, le permitieron labrarse un futuro esplendoroso. Aquel número 23 (su nombre de esclavo en la Hacienda) acabó enrolándose en las filas de equipos como el <b>Vasco Da Gama</b>, <b>Fluminense </b>o <b>Botafogo</b>, erigiéndose en uno de los mejores centrocampistas que los años 40 dejaron en el país del <i>Ordem e Progresso</i>. «En aquella época los jugadores profesionales no existían. Todos eran amateur. Veníamos todos de las calles, el que no era repartidor de periódicos era limpiabotas».</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ahora, conocido por su fama de jugador, con un pasado sepultado por botas de fútbol, disfruta sentado en el porche de su casa mientras degusta al atardecer de una buena cerveza fría. Él es uno de los pocos supervivientes que conocieron la vida que dieron aquellos viejos ladrillos nazis que un grupo de puercos derribaron para sacar a la luz uno de los pasajes más negros del anfitrión de la <b>Copa del Mundo</b>. «Cualquiera que te cuente que su vida ha sido todo felicidad miente. Todos tenemos algún mal recuerdo a lo largo de nuestros días», sentencia. Eso es para él los tiempos sufridos con la familia <b>Rocha</b>; eso es para <b>Brasil </b>aquellos años de nazismo en el amazonas. Un mal recuerdo de días pasados tras una larga vida.<br />
<br />
<b>Aloysio Da Silva </b>también fue futbolista, uno más modesto, formando filas en equipos como el <b>Juventude</b>. Muchos de los niños, tras la caída del gobierno de <b>Geutilio</b>, encontraron la libertad; varios de ellos vagaron por el mundo hasta el final de sus días, otros, los más, consiguieron salir adelante. Los <b>Rocha Miranda</b>, por contra, cayeron en desgracia tras la derrota nazi y el hundimiento del régimen, aunque conservaron la influencia y el dinero suficiente para borrar todo vestigio de sus fechorías, o eso creyeron, hasta que una tarde, par de gorrinos, dejaron al descubierto un terrible secreto.<br />
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-HntjRaLBUaw/U5F6TKY71vI/AAAAAAAAA_Y/pDgu2ALDs8s/s1600/ladrillo+nazi.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-HntjRaLBUaw/U5F6TKY71vI/AAAAAAAAA_Y/pDgu2ALDs8s/s1600/ladrillo+nazi.jpg" /></a></div>
THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-89860880853474713172014-06-02T09:38:00.003+02:002014-06-06T18:25:02.023+02:00UN LIBRO PARA WALDO<a href="http://1.bp.blogspot.com/-AuAX5hFWkbA/U4mnhaBk6nI/AAAAAAAAA78/BBUFc8rTAnA/s1600/Sin+t%C3%ADtulo.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-AuAX5hFWkbA/U4mnhaBk6nI/AAAAAAAAA78/BBUFc8rTAnA/s1600/Sin+t%C3%ADtulo.jpg" /></a><br />
<div style="text-align: justify;">
«¿Sabías que eres el máximo goleador de la historia del Fluminense?» Eso le preguntó <b>Valterson Bothelo</b> a <b>Waldo </b>en el cada vez más lejano año de 2010; entre medias, el periodista y escritor carioca había cruzado un océano entero para presentarse en el local que regentan los veteranos del <b>VCF</b>, y copa de vino en mano, compartir comida con el crack valencianista, acribillándolo a preguntas entre sorbo y sorbo para recoger anécdotas con las que trufar su relato una vez emprendido el viaje de regreso a <b>Brasil</b>. Un país tan caótico en lo futbolístico que entre campeonatos <b>Río-Sao Paulo</b> y <i>estaduais </i>inacabables dejó a gentes como <b>Pelé</b>, <b>Rivelino </b>o <b>Garrincha</b> sin un mísero título de liga; invento que no llegaría a aquellas tierras hasta 1974. Debió de ser ese sentimiento de culpa el que llevó a la <b>CBF </b>a homologar en 2008 aquellos campeonatos con la liga nacional y redefinir el palmarés de sus clubes, dejando en el haber de 'O Rei' seis entorchados donde antes no había ninguno. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
«No, no lo sabía», contestó <b>Waldo</b>. Aquel ejercicio de introspección aireó una verdad incómoda, <b>Orlando Pingo</b> (188 goles), quien popularmente siempre había sido considerado el máximo goleador en la historia del <b>Fluminense</b>, anotó 126 tantos menos que <b>Waldo </b>(314) con dos veces más partidos portando la casaca tricolor. «Eso se tenía que arreglar» sentencia <b>Bothelo</b>, un tipo que lleva veinte años cincelando la historia del club que siente, hasta coleccionar una videoteca repleta de entrevistas a los mitos vivientes de la entidad carioca, a modo de legado audiovisual, para aunar la epopeya de los ídolos que conformaron el pasado, y que tiñen el presente, del tetracampeón brasileño. ¿Pero quién es Waldo en Brasil? «Una sombra borrosa en la historia local», un tipo desconocido para la generación post <b>Suecia'58</b> a pesar de guardar sus huellas en cemento en las entrañas de <b>Maracaná</b>, junto a las de los grandes nombres del fútbol brasileño y mundial. Un logro solo al alcance de los mejores, como lo fue él antes de marchar rumbo a <b>Valencia </b>en 1961.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
«Creo que este libro hacía falta, era justo reparar la figura de uno de los mejores futbolistas que dio Brasil». <b>Valterson </b>se puso a escribir y no paró hasta completar las 205 páginas de 'Waldo, o artilhero', la biografía de un tipo que formó parte del mejor <i>Flu </i>que se recuerda; el conformado por <b>Telé Santana</b>, <b>Didí </b>y nuestro protagonista, dominador de una época sepultada ya por la irrupción del <b>Santos </b>y su rey. Algo parecido ocurre con su figura valencianista, reposando como crack entre dos épocas; entre <b>Mundo </b>y <b>Kempes</b>, entre el <b>VCF </b>más ganador que hubo y el más icónico que se recuerda. Recurrieron, para presentarlo al público brasileño, a un famoso gol de <b>Ronaldo </b>anotado en 1993, apostillándolo con un 'pues Waldo metió dos como ese'; y casi no hubiera hecho ni falta. En la presentación del libro, en la sede social del <b>Fluminense</b>, allá por 2013, se vieron colas y gentío por todas partes en espera de recibir la firma del anciano, que a sus 78 años se cruzó medio mundo, para con una resistencia estoica, pasarse casi dos horas sentado en una silla firmando ejemplares y artilugios de todo tipo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Entre tintas y hojas en blanco se le iban acercando excomapañeros y aficionados canosos con vagos recuerdos de aquella mole azabache que solo de verla en estampida atemorizaba al mismo diablo. Porque el físico de aquel <b>Waldo </b>en activo era imponente, sus musculadas piernas, hoy en día, hubieran bastado para matar de envidia al presumido <b>Cristiano Ronaldo</b>. «Reunía potencia, velocidad y calidad, Waldo lo tenía todo, era un atleta completo», se explaya el autor de la obra. Y las hemerotecas no le contradicen. El periplo del delantero por el balompié está repleto de goles antológicos, de golpes francos de una belleza renacentista y unas ansias anotadoras que le llevaron a ser el segundo máximo goleador - en liga - de la historia del club valenciano en virtud de sus 160 dianas. Todavía hoy sus metas generan recuerdos. Aquel gol de falta al <b>Levante UD</b>; aquel trallazo ante el <b>Núremberg </b>que de tan veloz que iba su portero no supo que se la habían colado hasta que los valencianos se abrazaron delante de sus narices. O aquella explosiva bolea desde la frontal del área, en pleno corazón de <b>Glasgow</b>, que silenció <b>Celtic Park</b>. Tanto fue aquella noche que todavía hoy, dicho encuentro, es uno de los recurrentes clásicos que emite la TV del club escocés a cada año nuevo o paréntesis estival.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
«Gracias a Dios la gente en Valencia me trata fenomenal, estoy muy bien». <b>Waldo </b>no volvió nunca a <b>Brasil</b>, incluso tantos años pasaron que hoy en día tiene dificultades para hablar correctamente el portugués, entremezclándolo con el castellano de acento luso del que hace gala. Pero, ¿Cómo llegó al VCF? «Fue el entrenador del Fluminense quien me convenció de que aceptara la oferta, 'aprovecha esta oportunidad', me dijo. Y me vine». <b>Waldo </b>cruzó el charco en tiempos en los que los cracks brasileños nacían y se retiraban en su país, formando escuadras de leyenda para convertir la <b>Libertadores </b>en la competición de clubes más potente del orbe. Aunque su aterrizaje en <b>Mestalla </b>no vino precedido de buenas noticias. La llegada del <b>Fluminense </b>a <b>Valencia </b>respondía al partido homenaje al fallecido – en accidente de tráfico – <b>Walter Marciano</b>, el tipo que se trajo <b>Cubells </b>de <b>Brasil </b>cuando descubrió a <b>Pelé</b>. La exhibición del 9 carioca provocó que poco después, <b>Vicente Peris</b>, huyera hacia <b>Río de Janeiro</b> y cerrara su millonaria contratación, incorporando un artillero de aquella talla a un equipo que necesitaba empezar a ganar. Y vaya si ganó, en sus nueve años con la zamarra del murciélago <b>Waldo </b>se enfundó dos copas de la <b>UEFA</b>, una Copa y un par de pichichis nacionales e internacionales, formando con <b>Guillot </b>una pareja letal, que vista hoy en foto, podría confundirse con un dueto conjugado por <b>Rooney</b> y <b>Falcao</b>. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
«Un club que no conoce ni respeta su historia es un club que no tiene nada, está abocado a la perdición» dice <b>Valterson</b>. Quizá por eso 'Waldo, o artilhero' es un bien necesario, donde se repasa la vida y milagros del mito desde su infancia hasta su retirada, descubriéndoles a los brasileños un tipo que pagó en carnes el 'pecado' de emigrar y por el cual se le cerraron las puertas de la <i>seleçao</i>, camiseta que solo vistió en cinco ocasiones cuando merecía haberlo hecho en cincuenta y seis, cayendo así en el abismo del olvido. Quizá duela eso de que haya tenido que ser <b>Brasil </b>– teniéndolo aquí para lo que queramos – , donde ya nadie se acordaba de él, quien haya bordado en letras la historia de un jugador irrepetible, no exento de penurias hasta el punto de poner en venta, tiempo atrás, sus trofeos con tal de poder comer. <b>Bothelo </b>no es ajeno a esas estrecheces, por eso decidió cederle a <b>Waldo </b>los derechos de autor de su libro, como un doble tributo a la vida de un personaje único e irrepetible que posee el don de haber hecho historia en las dos orillas del mundo portando camisetas que no están hechas para que las luzca cualquiera.</div>
THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-85910850517737814792014-05-02T11:46:00.002+02:002014-05-02T12:14:02.361+02:00Solos en la tragedia<div style="text-align: justify;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-y4OZAOGm1oc/U2NoB9ZuUtI/AAAAAAAAA7U/XO6Da5P7Vjo/s1600/Sin+t%C3%ADtulo.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-y4OZAOGm1oc/U2NoB9ZuUtI/AAAAAAAAA7U/XO6Da5P7Vjo/s1600/Sin+t%C3%ADtulo.jpg" /></a>El de anoche no es un simple golpe, ni un golpe más, es el último golpe a un cuerpo magullado y destrozado, es el golpe que te envía a la lona, el que ya no aguantas. Porque el de anoche era más que un partido, era más que el pase a una final, era recuperar lo que te habían robado, era la oportunidad de renacer, de regresar a un mundo que ya se ha olvidado del <b>VCF</b>, que lo usa para la burla y la inquina incluso en días como hoy. Era recuperar un camino que se va perdiendo por <i>Sevillas </i>que en siete años casi han borrado de un plumazo el historial europeo que el club de <b>Mestalla </b>se labró en 53; por un <b>Atlético </b>que en dos años te ha recortado 75 puntos en la clasificación histórica y está a una temporada más de superarte dejando en nada todo el trabajo de las dos últimas décadas. <b>Turín </b>era más que una final, <b>Turín </b>era volver a los orígenes, aunque fuera por un instante. <b>Turín </b>era recuperar parte del espacio perdido. <b>Turín </b>era hacer aguantable un <b>VCF </b>inaguantable. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero enterrarlo todo bajo un minuto desgraciado sería tan cruel como el propio golpe recibido, porque fuera de ese fatídico minuto, de esa jugada mal defendida y peor parida, se levanta la historia de esta militancia. En medio de la vorágine la Avenida de Suecia se volvió a llenar, el estadio volvió a rugir y durante 93 minutos nos volvimos a reencontrar con todo lo que habíamos olvidado. En este transcurso de remontadas e imposibles hemos visto que el equipo tiene épica, aunque la esconda; solo falta que alguien sepa sacársela para el día a día en lugar de reservarla para las grandes ocasiones. Puede que se haya perdido una final, pero se ha recuperado casi todo lo demás; porque las tragedias también unen, incluso más que los éxitos, y desde ella se puede construir mejor que desde la gloria. Solo falta saber, poder, y sobre todo, querer. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los jugadores más jóvenes en estos sinsabores han adquirido experiencia de diez años, los más pánfilos han conocido el balcón de <b>Mestalla </b>y el rugir de las gradas que traen los buenos vientos; hasta los cuerpos castigados de los hinchas han experimentado que la grandeza nunca se acaba de perder por muy puta que se ponga la vida. Ahora estamos más solos que nunca, tan solos como hemos estado siempre, pero más unidos que antes. Cuando el alma te pide tirar la toalla y te sorprendes siendo animado por un tipo escondido en un barrio de una ciudad remota de <b>Honduras </b>entiendes que el <b>VCF </b>nunca estará muerto por mucho que lo maten. El futuro empieza aquí, con el cabezazo de <b>M'Bia </b>y las lagrimas de <b>Mestalla</b>.</div>
THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-3741286340593190742.post-46542026750727951142014-04-16T13:30:00.000+02:002014-06-11T11:47:47.592+02:00El futuro del estadio<div style="text-align: justify;">
<a href="http://thebarraca.files.wordpress.com/2014/04/dd72b-sintc3adtulo.jpg"><img alt="" border="0" src="http://thebarraca.files.wordpress.com/2014/04/dd72b-sintc3adtulo.jpg" height="277" width="490" /></a>Para un club medio de la MLS hacer una inversión de seis millones de euros para adaptar un estadio con apenas dos años de vida es un gasto considerable. Los gestores del Sporting Kansas pronto se dieron cuenta del error estratégico que habían cometido al proyectar un recinto basado en los estándares europeos, alejado del modelo tecnológico que empieza a vislumbrarse en los arenas de las grandes ligas norteamericanas. El Sporting Park no es el primer estadio de soccer que se construyó en Estados Unidos, pero si es el primer recinto futbolero 2.0 del país. El primer paquete de actualización se basó en la instalación de redes Wi-Fi y 4G de alta densidad, centrándose el segundo punto en la instalación de pantallas inteligentes en el interior del recinto y en el desarrollo de aplicaciones y servicios interactivos. En apenas un año los ingresos generados les han permitido recuperar un tercio de la inversión realizada.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ahora, a través de sus smartphone los aficionados pueden comprar entradas, material oficial o pedir a golpe de dedo que le lleven a su localidad alguno de los menús que se venden en el interior del estadio, disfrutar de repeticiones a la carta desde ángulos inverosímiles y participar en sorteos, concursos o disfrutar de las estadísticas en tiempo real y las ruedas de prensa una vez finalizado el encuentro. El Sporting Kansas es solo uno de los pocos clubes en el mundo que han convertido su campo en un recinto tecnológico. Cisco, a través de su oferta StadiumVision, ya cuenta entre sus clientes con el Celtic escocés, el Leverkusen alemán, y el Manchester City inglés. La empresa de redes y servicios está siendo pionera en introducir el germen de lo que serán los estadios del futuro, recintos que más que permitir una conexión a Internet a los aficionados pondrá a su disposición una serie de aplicaciones y servicios que buscan cambiar para siempre la experiencia de asistir a un partido en directo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El pasado año, Cisco, en una doble alianza con Deutsche Telekom y el Bayer Leverkusen, puso las bases para transformar el BayArena en el primer estadio inteligente de Europa, exportando al viejo mundo el trabajo realizado con anterioridad en varios arenas de la NFL. Los aficionados del conjunto alemán podrán empezar a disfrutar del mañana la próxima campaña, tras un año de desarrollo e instalación de la tecnología y las aplicaciones oficiales necesarias para ello. Aunque el punto fuerte del acuerdo reside en la instalación de más de 500 pantallas táctiles en todo el arena desde las cuales los asistentes podrán realizar todo tipo de compras, pedidos o acceder a información relacionada con el club para realizar gestiones o trámites como renovar su abono o reservar su espacio para la celebración de alguna cena empresarial o evento.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Las redes cerradas de alta velocidad en instalaciones deportivas no sólo sirven para ofrecerle una mayor comodidad al espectador, sino también permiten a los clubes desarrollar nuevas vías de negocio. Estamos ante una nueva plataforma publicitaria, una nueva herramienta para explotar vías de ingresos, y sobre todo, para poder estudiar los intereses y las inquietudes del público y poder mejorar su atención. Solo con la creación de la app y los servicios extra – descargarte la aplicación oficial no vale más de 3 euros – los clubes con un estadio tecnológico ya están ganando dinero. En el caso alemán y escocés parte del negocio reside en ofrecerse como conejillo de indias y recibir 1,5 millones por incorporar como patrocinador tecnológico a Cisco.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En un arena 2.0 los patrocinadores de los clubes pueden adaptar sus mensajes y personalizar su oferta según la categoría de cada aficionado – VIP, grada popular, platinum... – lo que aumenta su impacto y por contra el valor que recibe el club por ingresos comerciales, además de estar presentes en cada rincón gracias a la red de pantallas instaladas, aumentando con ello su presencia. Uno de los mayores beneficiados son las casas de apuestas – hoy en día casi cada club tiene una como patrocinador – los puntos de restauración y la venta de entradas o material oficial. En todos los casos suelen experimentar un aumento de venta directa entre el 6% y el 8% durante el primer año. Además ofrece a los proveedores televisivos un nuevo espacio en un fútbol que ya está empezando a vender sus derechos de retransmisión para internet, permitiendo los recintos 2.0 disfrutar de canales en streaming en circuito cerrado para no perderse ningún detalle del partido, esté en su localidad o en cualquier punto del estadio. La experiencia tecnológica además de resultar atractiva de cara a nuevos patrocinadores también aumenta el valor de explotación en los días de no partido, con un repunte en las peticiones para albergar congresos, conciertos y todo tipo de eventos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La posibilidad de nuevos ingresos en los estadios modernos se antojan infinitas, muchos de los cuales están sufriendo reformas para convertirse en centrales energéticas cediendo sus cubiertas para generar electricidad limpia a cambio de suculentos contratos con compañías eléctricas, además de desarrollar sistemas para favorecer el autoabastecimiento y conseguir un importante ahorro económico. Lejos quedan ya aquellos primeros años del siglo XXI donde los nuevos arenas solo ofrecían como atractivo la venta del naming o la explotación de sus zonas VIP. Hoy en día, con hasta SPA y gimnasios en sus entrañas, muchos se han convertido en centros de negocios con actividad ininterrumpida todos los días del año.</div>
<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="270" src="//www.youtube.com/embed/zEaOM2uzeGw" width="490"></iframe>THBhttp://www.blogger.com/profile/04016375894346991023noreply@blogger.com0