27 de març 2014

Un año atrapados en la media tabla


Hasta hace no mucho habían voces que hablaban sin problemas de un VCF capaz de clasificarse entre los cuatro primeros, pero han tenido que llegar oleadas de realidad para que el discurso vire hacia las opciones de adquirir una discreta séptima posición; la puerta a Europa gracias a las carambolas de una final copera entre equipos que ya tienen asegurada su participación en la próxima Champions League. ¿Pero está el VCF en disposición de quedar siquiera séptimo? Al echar un vistazo al tránsito liguero de la escuadra dirigida por Pizzi es difícil poder creer en ello. Prácticamente desde la primera jornada se ha fluctuado entre la octava y la novena posición, incapaz en 29 jornadas de tomar impulsos – positivos o negativos – que le hicieran subir o bajar posiciones de forma contundente. La plantilla valenciana es un equipo varado en la media tabla.

Para visualizar este estancamiento solo hay que recurrir a una simple comparativa. En la jornada cinco el Sevilla de Emery visitaba Mestalla siendo colista con dos puntos en el casillero. El cuadro andaluz cerraba la primera división con una distancia de ocho puntos respecto al cuarto clasificado y de seis respecto a la sexta posición; la última que da acceso a competición europea sin coincidencias coperas. Por aquel entonces el equipo de Djukic era noveno, a seis puntos de la máxima competición continental y a tres de la Europa League. Veinticinco jornadas después de aquel encuentro que ganaron los locales por 3-1 la realidad para ambos conjuntos es dispar. Mientras el roster valenciano sigue instalado en tierra de nadie, los pupilos de Emery viven asentados en la quinta posición a tan solo seis puntos de los puestos que dan acceso a la gran competición de clubes.

En tan solo una ocasión, en la séptima jornada y tras ganar 1-0 al Rayo, el VCF cerró la jornada entre los seis primeros. Desde entonces las distancias se han multiplicado; de los seis puntos respecto al cuarto puesto en la quinta jornada se han pasado a dieciséis; y de los tres respecto al sexto lugar han aumentado hasta los siete. Como también han aumentado las diferencias entre ambos contendientes de aquella noche de domingo. De tener al Sevilla cuatro puntos por detrás se ha pasado a tenerlo once por delante. Si ordenamos la liga por posiciones acumuladas durante el año se ve muy clara la tendencia que arrastra el conjunto valenciano:

En dieciséis de las veintinueve jornadas disputadas ha clasificado entre el octavo y el noveno puesto, sumando siete de ellas entre el décimo y undécimo lugar de la tabla. Con una tendencia tan asentada se hace complicado esperar ninguna mejora significativa. Ya que los guarismos tampoco dejan opción al optimismo. El club valenciano va de un extremo a otro de la quiniela, habiendo ganado once encuentros para haber perdido doce; un 50% de victorias y un 50% de derrotas. Curiosamente de los seis empates cosechados, cuatro de ellos han llegado bajo la batuta de Pizzi, que apenas ha conseguido virar la tendencia. De sus doce encuentros de liga al frente del equipo ha ganado cinco, empatado cuatro y perdido tres. En cuanto a resultados no se puede hablar de 'efecto lagarto' porque no existió nunca, aunque la labor del argentino está siendo extraordinaria en otros aspectos, como en el de la construcción de un equipo y la cimentación de un estilo. Algo que es incluso más importante que los resultados a corto plazo.

Cuando se visitan los números se encuentra una coincidencia llamativa: 41 goles a favor y 40 en contra. Se encajan los mismos goles que se anotan como se pierden los mismos partidos que se ganan. El aspecto defensivo ha empeorado respecto a otros cursos, pero no demasiado. En la 10/11 y en la 11/12 se llegó a la jornada 38 con 44 goles en contra. El curso pasado ya se cerró la liga con 54, diez más. Pero el aspecto goleador es el que más ha sufrido. De los más de 60 goles por temporada de las temporadas citadas anteriormente (67 el pasado curso) en el presente se está por debajo de la media de los últimos cinco años. Aunque ello ocurra con una peculiaridad: Este curso es la temporada en mucho tiempo en la que más jugadores de campo han anotado gol, 15 (dos de ellos ya no están, como Pabón y Postiga).

No es de extrañar pues que el VCF en toda la temporada solo haya sido capaz de ganar tres partidos consecutivos. En los últimos cuatro años sólo en una ocasión ha superado esa barrera, el curso pasado, con cuatro victorias encadenadas. Incluso la mejor racha de imbatibilidad, sumando seis partidos sin perder, se divide en mitades: 3 ganados, 3 empatados. En las próximas cinco jornadas los chicos de Pizzi tienen la oportunidad perfecta para romper todas las tendencias que arrastran y poder asomarse a la parte alta de la tabla si Real Sociedad y Vila-real siguen con su tendencia bajista. Aunque los resultados ante los mismos rivales en la primera vuelta dicen que apenas se sumaron dos triunfos (Getafe y Osasuna) dos derrotas (Almería y Elche) y un empate (Valladolid) el mejor tono mostrado sobre el césped en los últimos tiempos deja un hueco para la esperanza. En el discurrir de estas jornadas veremos si han dejado hueco para la liga o ya se piensa sólo en la complicada Europa League, el último clavo ardiendo al que agarrarse para podr salvar la temporada.
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