7 de nov. 2013

Saber fichar para saber crecer

«Mientras vuestros padres morían en las minas, nosotros inventábamos el cine» rezaba una pancarta en Gerland hace unos años. Era la respuesta a décadas de sumisión, pero sobe todo, era la respuesta de los aficionados del Olympique de Lyon al presidente del vecino enemigo, que subido en la cresta de una ola generada por veinte años de dominio absoluto en el hexágono declaró a Lyon, en lo referente a lo futbolístico, suburbio de St.Etienne. Pero las tornas giraron, ahora eran los leones los dominadores del campeonato, y los verdes, el pobre equipo condenado al ostracismo. A pesar de todo la ciudad sigue sintiéndose orgullosa de su pronunciado carácter burgués. Hasta no hace mucho la ausencia del balón en sus calles era palpable, nadie que la visitara podía jurar que entre sus avenidas residía un club de fútbol. Años después es inevitable sentir su presencia. Cuando no es un taxi es una peluquería, un bistró, o una botella de agua mineral con la marca OL estampada en su chasis quien te recuerda que estás en la casa del lyonnais. El club ya domina una urbe que repudió el fútbol durante un siglo por considerarla una práctica burda y poco intelectual.

Cuando Aulas irrumpió en la entidad allá por 1987 esta se encontraba hundida en la segunda división, por entonces el ASSE seguía siendo la única esperanza francesa para conquistar el viejo continente, hasta que llegó Bernard Tapie al Marsella y se compró una Copa de Europa. Probablemente el suyo sea el mayor ejemplo de crecimiento que ha experimentado un club en la historia del fútbol. En apenas dos décadas el Lyon pasó de ser un equipo de provincias, un Racing de Santander francés, a ganar siete títulos de liga consecutivos y solidificar una hegemonía futbolística que solo ha podido tumbar la llegada de los petrodólares. En una ocasión Aulas intentó explicar así las líneas maestras de su milagro: «Invertimos mejor que el Chelsea, Arsenal o Real Madrid. Tomamos decisiones estratégicas distintas. Nosotros no intentamos tener el mejor equipo posible sobre el papel. Intentamos tener el mejor equipo posible en lo relativo a nuestra inversión».

Y ahí reside su milagro. El del Lyon no es un relato de inyección desmesurada de capital, es una historia de eficiencia aplicada, en la que no se invierte un euro sin saber si ese euro será rentable. La mayoría de las veces los clubes no adquieren los jugadores adecuados para cubrir sus necesidades, a pesar de contar con grupos de ojeadores y técnicos suelen desoír sus recomendaciones por 'ser poco glamurosas' sin tener en cuenta que el jugador propuesto es realmente el que hace falta. Por ese ese principio 'del postureo' la mayoría despilfarra el dinero destinado a contrataciones. Solo los que lo invierten mejor consiguen mejorar sus prestaciones en el campo, aprovechándose de que 'los otros' han dilapidado millones en adquirir refuerzos que no resuelven ninguna carencia. La fórmula matemática establecida dice que la clasificación en la liga la marca el gasto en salarios. Cuanto más pagas a tus jugadores, mejor clasificación obtienes. Pero clubes como el Lyon – actualmente como el Borussia Dortmund – han descubierto una fórmula distinta.

Generalmente un nuevo director deportivo malgasta el dinero. Un recién llegado siempre intenta dejar su impronta, por lo tanto ficha a sus propios jugadores y lucha por deshacerse de los que contrató el anterior inquilino del puesto. Los clubes permiten que eso ocurra alegando que el nuevo acometerá reformas que durarán años, pero en realidad, la vida media de un director deportivo apenas llega a las tres temporadas. Aun sin ser plenamente conscientes de ello, muchos de los problemas del fútbol moderno son generados por los entornos. Cada día más carnívoros y menos pacientes. Presionando a las entidades hasta obligarlas a cometer errores de bulto. Es inimaginable que un club decida no inmiscuirse en el mercado de fichajes durante el verano. No hacerlo supone recibir una cantidad de críticas y generar una espiral de ansiedades que pocos presidentes están dispuestos a tolerar. Aunque realmente una entidad necesita acudir muy pocas veces al mercado lo siguen haciendo conscientes de estar gastando un dinero que acabará en la basura. Para muchos comprar un nombre famoso es como gritar a los cuatro vientos 'sí, somos un gran club y sabemos hacia donde vamos'. Lo cual puede llegar a ser tan divertido como ganar títulos, y por el camino, se venden periódicos y se evitan críticas.

Ya lo advirtió Peter Taylor, el fenómeno de las contrataciones que junto a Clough hizo campeón de Europa al Forest invirtiendo poco más de 2000 mil libras: «Un buen director deportivo debe saber ver los indicios de desintegración de un equipo ganador, y luego, vender a los jugadores responsables de ello antes de que los potenciales compradores se den cuenta de su decadencia». Algo muy parecido dice la filosofía Aulas: «Si compras jugadores por menos de lo que valen, ganarás más partidos. Entonces tendrás más dinero para comprar jugadores por menos de lo que valen». El Lyon ha experimentado el mayor crecimiento en la historia del viejo continente por alguna razón, y la razón fue manejar con eficiencia el mercado de traspasos.

La sabiduría de la mutlitud

Escribía Kuper que la teoría de la sabiduría de la multitud dice que si sumamos muchas opiniones distintas de un grupo dispar de personas es mucho más probable que lleguemos a la verdad de un hecho. Y sobre la sabiduría de la multitud se asienta la política de fichajes del Lyon. Cuyas decisiones no las toma nunca una única persona, sino un grupo de ellas, conformada por el propio Aulas, el director deportivo, el entrenador de turno y 6 técnicos más. Sólo la unanimidad en el voto determina la decisión a tomar. Por algo los rivales del Lyon se quejan amargamente de que sus fichajes más caros nunca acaban sentados en el banquillo, como sí les ocurre a ellos. El club asume que la figura del entrenador es una figura temporal, por eso la desposee de ese aura faraónica que suelen tener en la mayoría de equipos. Houllier abandonó la entidad en 2009 harto de que Aulas nunca satisficiera sus caprichos en forma de fichajes, y por esa razón el OL nunca ha necesitado de revoluciones para conformar una plantilla. Su estabilidad reside en la sabiduría de la multitud y no en un banquillo que vio pasar cuatro técnicos distintos en sus siete títulos de liga consecutivos.

Ficha jugadores de 20 a 22 años: El decálogo Aulas empieza así. La política del Lyon establece que la mejor edad para fichar a un jugador está entre los 20 y los 22 años. Las promesas menores de esa edad suelen desaparecer del mapa al poco tiempo. El mundo del fútbol está llenos de chavales prometedores que a los 22 años han acabado abandonando el deporte o andan perdidos en equipos de categorías regionales. Este primer punto ya supone una exclusión: Nunca fiches estrellas, te ahorrarás el sobrecoste que supone contratar un nombre. Está establecido en la idiosincrasia del fútbol que un crack es la respuesta a todos los males de un equipo, cuando generalmente, los jugadores con nombre suelen generar infinidad de problemas a los equipos alejados de la cima. Esa predilección por fichar sólo jugadores de entre 20-22 años hace que el Lyon solo invierta el 31% de su presupuesto en alimentar a su primera plantilla. Equipo de talento a un módico precio.

No fiches delanteros: Es la posición más sobrevalorada del mercado. Y una de las razones por las que los entrenadores del Lyon acaban abandonado la entidad, hartos de que no se atiendan sus peticiones para cubrir las carencias en la delantera. Con el paso de los años Aulas ha sido más flexible con dicha posición. Pasó de no gastar más de 3 millones en delanteros desconocidos a 'ser razonable con el gol'. Las únicas inversiones millonarias en los últimos tiempos las ha destinado en la contratación de un nueve.. y no ha tenido demasiado éxito. Así que Aulas vuelve a no querer fichar delanteros y vende los que tiene.

Ayuda a tus jugadores extranjeros: Uno de los puntos fijos en la política del Lyon es priorizar la contratación de futbolistas que hablen francés, independientemente de su nacionalidad. El cupo de extranjeros está limitado a una cantidad razonable, y para ellos, el club pone a disposición profesores de francés, a un encargado que se ocupa de ordenar sus gestiones con los bancos y la administración y todo tipo de facilidades para que se asienten en la ciudad. Hasta contrata un guía que se encargue de enseñarles Lyon, su historia y sus tradiciones. Si el chico se siente cómodo se adaptará rápidamente. Antes de decidirse por la contratación de un foráneo se estudia hasta el límite al futbolísta, una de las premisas establecidas podría titularse: 'no lo fiches sólo por su calidad, fíchalo también por su capacidad de adaptación.'

Vende cualquier jugador si te pagan más de lo que vale: El Lyon no se anda con sentimentalismos. En las cuentas anuales el club adjudica a cada futbolísta un determinado precio de traspaso, porque saben que tarde o temprano sus mejores jugadores llamarán la atención de algún comprador. Como el club piensa en venderlos tarde o temprano, los sustituye incluso antes de que se vayan. Evitando así un periodo de transición y una compra motivada por el pánico. Aulas siempre declara intransferible al jugador que pretende vender para subir el precio. Sólo transige en su marcha cuando la oferta supera la cantidad que esperaban ingresar por él.

Sustituye al jugador un año antes de un eventual traspaso: Cuando surge la posibilidad de fichar al sustituto antes de que alcance el 25% del precio del jugador traspasado, se ficha. Con su llegada con un año de antelación se gana un tiempo preciado de adaptación alejado de la presión y la exigencia de hacer olvidar al que se marcha, y lo haces ahorrándote una importante cantidad de dinero al no estar esperándote el club vendedor, sabedor de que acabas de ingresar una importante suma.

La política lyonnais ha permitido un crecimiento exponencial de la institución, marcando tal tendencia en Francia que el 'modelo Aulas' ha acabado por imponerse en la mayoría de entidades. El caso Lyon, como el caso Oakland Athletics, como lo será el caso Dortmund, no reside en la magia ni en la suerte, son modelos basados en la eficiencia y la profesionalización que se aprovechan de un entorno deficiente y poco profesional. Cuando el 'moneyball' se instauró en la MLB los Athletics volvieron a su discreción habitual. El Lyon ha perdido la superioridad aplastante en su propio campeonato, y pronto le pasará al Dortmund cuando su ingenioso modelo empiece a ser copiado en la Bundesliga. Los beneficios de esa 'ventaja comparativa' han servido para construir empresas solventes, multiplicando por cuatro sus ingresos y obteniendo resultados deportivos excepcionales para ponerle al gigante unos pies de plomo.
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