25 de maig 2013

Entrevista vintage: Puchades

Se'ns va l'home amb el qual es podria definir el propi VCF. Primer llaurador, després futbolista, però per damunt de tot, persona. A Tonico li va costar déu i ajuda convèncer a la seua mare de que aquells primers 20 duros que va guanyar amb el futbol no els havia furtat, sinó guanyat pegant-li puntades a un baló. “Ai Tonico, et moriràs de fam jugant a eixe joc” li deia una compungida senyora, que quan va entendre la bona lid d'aquells diners va córrer a comprar-li uns pantalons i unes sabates noves al seu fill. Puchades pertany a aquell temps on tot era nou i anava prenent forma, al qual els partits s'escoltaven per la ràdio congregant-se el poble a la plaça - o allà on estiguera l'aparell - imaginant gestes e ídols a colp de narració. Amb el seu Topolino, matricula 11850, incendiava València quan entrava en ella congregant una cua d'entusiastes xiquets que eixien corrent darrere d'un cotxe tan carregat de companys que arribava a tocar el terra. Aquella estampa fou durant anys el preludi de que a Mestalla havia partit.

Puchades va transcendir perquè mai oblidà els seus orígens, mai va abandonar el camp, la seua terra, les seues obligacions amb l'hisenda, va conrear i va jugar com va jugar i va conrear, amb la normalitat de qui veu el món com una aventura sense misteris. Pogué tindre-lo tot, però abandonà l'escena quan va penjar les botes exercint la humilitat sense falsos predicaments. L'exercia perquè ho era de veritat. Però sobretot la seua figura s'engeganteix per la dimensió que va arribar a tindre. Cap jugador valencianista abans que ell va tindre fama i reconeixement mundial, de Puchades es parlava a la premsa anglesa, alemanya, italiana i espanyola. Reconegut com el millor mig del món al 1950. La frase 'Un dels millors migcampistes de tots els temps' quedà associada al cognom suecà. Només Kempes amb la Copa del Món del 78 i Mendieta amb la seua doble designació com millor migcampista d'Europa han aconseguit tal rellevància sent jugadors del VCF. Amb Tonico no existeixen comparances possibles, intentar-lo és un mer insult a la seua figura.

Aquell espigolat de formes alemanyes en l'Espanya de la postguerra va avançar al seu temps per a ser protagonista a la premsa rosa, un reclam publicitari en temps d'escassesa, un jugador mediàtic quan no existia tal terme. El símbol d'una generació, l'ànima que fixa el rumb d'un club que tendeix a perdre el nord. Durant 50 anys parlar de la selecció i els mundials era parlar de Zarra i Puchades, ambdós copaven els papers relatant les seues fites mundialistes analitzant el quefer del combinat nacional davant la següent cita. Per a conjugar les dos vessants de Tonico, la local i la internacional, reproduïm l'homenatge que Jaime Hernández Perpiñá li va oferir al diari Levante-EMV amb motiu del 20º aniversari de la retirada de Puchades i una entrevista amb León del Pino, per a Anglaterra 66, que va oferir un ampli reportatge, finalitzat amb entrevista, sobre el jugador de Sueca per a El Mundo Deportivo.

***

«Puchades es el símbolo de toda una etapa brillantísima del fútbol valenciano y también del fútbol nacional. En ambos conjuntos – en el del Valencia y en el de España – puso a prueba su entusiasmo, su genio, su ahínco y todos sus formidables recursos de jugador excepcional. Doce temporadas consecutivas ha estado en el Valencia. Veintitrés veces defendió, en el ámbito internacional, los colores deportivos de España. Por su fútbol, por su propia personalidad, por su ejemplar honradez profesional, Antonio Puchades supo conquistar la fama y la popularidad, el prestigio y la simpatía. Fue un magnífico representante de la furia española. Fue un jugador que, todo corazón, se entregó de lleno, sin restricciones ni precauciones, a la gran aventura deportiva. Ahora, cuando las circunstancias – los años y una dolencia que adquirió en el fútbol – le obligan a retirarse, este homenaje promovido por el Valencia viene a poner digno colofón a su brillantísimo historial de futbolista modelo».

Así se expresaba José María Arraíz, modelo de periodistas, en un semanario deportivo por él dirigido, ante el homenaje que se rindió al extraordinario jugador el 8 de diciembre de 1959. Y esos brillantísimos párrafos los hemos querido desempolvar ahora que acaba de cumplirse el veinte aniversario de aquella efemérides.

Veinte años ya de su homenaje, veinte años ya de su retirada, y los aficionados, lejos de olvidarle, le mantienen vivo en su recuerdo. No hace mucho tiempo, la Peña Deportiva de Meliana, con motivo de su 25 aniversario le hizo entrega de una placa, de un galardón más, de los muchos que nuestro gran internacional ha recibido. Cuando Puchades se levantó a recoger dicha placa, estalló una atronadora ovación de la totalidad de quienes asistíamos al acto. Una ovación sincera, como queriéndole agradecer todos una vez más, los inapreciables servicios que le prestó al Valencia a lo largo de doce años... Y como en la peña Valencianista de Meliana, en todas partes.

El nombre de Puchades siempre está presente en cualquier conversación como símbolo de lo que es y debe ser un jugador de fútbol. Para traerle a esta sección no hemos querido hablar con él. ¿Para qué, si sus respuestas siempre están repletas de humildad, si sus palabras no quieren siquiera rozar a nadie, si lo que a nosotros nos parece importante a él le parece que es la cosa más sencilla del mundo? Nos referiremos pues a una serie de hechos que quizás al gran Tonico – ya sé que me perdonas – le van a encender los colores de sus mejillas. La forma y manera en que llegó a Valencia fue como la de otros muchos que llegaron a figuras y que no llegaron a Puchades a la altura del zapato.

- En sueca hay un medio centro que va a ser mejor que yo.

Eso es lo que le dijo Carlos Iturraspe, entonces entrenador del Sueca, porque su mujer, Asunción, era suecana, al inolvidable Luis Colina, secretario técnico del Valencia.

- Pues si es bueno, tráetelo y le ficharemos – le respondió.

Y tuvo que ser don Juan Ramos, directivo y padre de los hermanos José y Juan Antonio, presidente y directivo de nuestro club, quien, una vez más, haciendo bueno el refrán de que “obras son amores y no buenas razones” se echó mano al bolsillo, entregó a Iturraspe quinientas pesetas y le dijo:

- Tráetelo y le ficharemos.

Iturraspe tomó un taxi en Sueca, le llevó a Valencia, firmó y lo devolvió a Sueca. A todo eso, Federico Blasco, presidente del Mestalla, también lo había visto un par de veces, por lo que el informe que del jugador dio Carlos Iturraspe coincidió con el de Federico Blasco y no hubo problemas. Puchades jugó dos o tres partidos en el Mestalla y enseguida pasó al Valencia. Hay quien dice que fue porque Pasarín, que era el entrenador del primer equipo, era así de valiente, pero uno cree poder asegurar que si echó mano de Puchades fue porque no tuvo otro remedio, ya que Monzó sufrió en un entrenamiento una luxación de codo que le impidió jugar en Vigo, que es donde debutó Puchades.

La fecha fue el 29 de Septiembre de 1946 y el resultado fue de Celta 1, Valencia 2, segunda jornada de liga. Puchades jugó mientras se recuperaba Monzó, después, al banquillo hasta la última jornada de liga en la que el Valencia ganó 6-0 al Gijón en Mestalla y se proclamó campeón de liga. Desde el 29 de Septiembre de 1946 al 29 de Marzo de 1959, fecha en que jugó su último partido oficial, precisamente ante el Celta de Vigo en Mestalla y con victoria de 3-0, Puchades ha sido el protagonista de tantas anécdotas que sería necesario un libro para contarlas todas. Y entre un partido y otro en el Valencia, veintitrés - ! veintitrés ! - en la selección española, cuando sólo se jugaban unos pocos partidos de ese carácter en la temporada.

¿Qué cuál ha sido el mejor partido que le hemos visto a Puchades? Pues quizá uno contra el Oviedo, en Mestalla. Marcó en propia puerta el 0-1, Amadeo empató a uno y Puchades, que llevaba la espina clavada, estuvo asombroso hasta el punto de que él mismo consiguió el gol del triunfo sobre el cuadro ovetense. Fue, con Asensi, componente de la selección española que jugó los campeonatos del Mundo de 1950 en Brasil. Nos referimos a jugadores valencianos, claro. Y como era alto, rubio y de Sueca, hubo quien dijo que en la selección española jugaba un 'sueco' llamado Puchades... Con la selección española debutó ante Portugal, en Lisboa y se empató a uno. El último partido que jugó fue frente a Turquía, en Ankara, dos-dos.

Puchades era un jugador al que le pesaba enormemente la responsabilidad. Dicho sea de otra manera, tenía un miedo terrible a comparecer anta tanta gente. Esa responsabilidad, ese miedo, le impedía hacer normalmente la digestión de la comida del día del partido, por ligera que fuese, hasta el punto de tener que devolverla poco antes de comenzar el partido, en medio de las bromas de todos sus compañeros. Los muchos especialistas de digestivo que le vieron no pudieron diagnosticar enfermedad de ninguna clase. Aparte del sentido de la responsabilidad, Puchades era la persona más humilde del mundo. Cuanto más resonante era el triunfo que había alcanzado en un partido, bien con el Valencia o con la selección española, más se escondía de la gente. Descendía del tren en Sueca y, cargado con su maleta, daba una vuelta tremenda por las afueras para ir a casa y no pasar por el centro del pueblo...

En 1949 y a raíz de un doble triunfo de la selección española en Dublín y París, la Peña Deportiva Valencianista organizó un magno homenaje a los cinco internacionales que el Valencia había aportado a la selección: Eizaguirre, Asensí, Puchades, Epi e Igoa. El mismo día del homenaje, la Peña Deportiva nos rogó que nos desplazáramos a Sueca a recordarle el compromiso y regresar con él. Puchades, asustado por el homenaje, no quería venir a Valencia y nos costó prácticamente todo el día convencerlo de que no podía faltar. Puchades puso mil y una excusas, hasta el punto de que, no sabiendo que decir, nos propuso: “¿Queréis que mi madre nos haga un all i pebre para cenar y no vamos al homenaje ese ni tú ni yo?” Casi de una oreja lo llevamos a Valencia, al extraordianrio acto, y Puchades, que no quería más que decir 'moltes gracies', aún pudo hilvanar varias frases de agradecimiento, porque era un hombre que conseguía lo que se proponía.

Ha sido un monstruo como jugador y sigue siendo un monstruo como persona. A nadie he oído censurarle, ni siquiera afearle una conducta, y de nadie ha hablado jamás mal. Y eso que había muchos compañeros de profesión, especialmente de Madrid, que le negaban el pan y la sal. Puchades siempre supo aceptar las críticas sin un mohin de disgusto. “Si lo creen así, lo deben decir” solía replicar.

Esas criticas se basaban en que Puchades era técnicamente bastante corto y que no sabía darle muy bien a la pelota. ! Pues si hubiera sido técnicamente mejor y hubiera sabido darle bien al balón, hubiera dejado sin pan a todos los demás futbolistas de su época ! Bobadas. Hemos visto muchas veces jugar a Puchades técnicamente bien y dominar perfectamente la pelota. Lo que sucedía es que por encima de la técnica personal estaban sus extraordinarias facultades y corazón, su tremendo corazón. Y conste que no sólo con facultades y corazón se puede llegar a ser quien fue, luego algo tendría Puchades dentro...

Antonio Puchades Casanova era jornalero, un jornalero como muchos que siempre hubo en Sueca. Hoy es dueño de bastantes hanegadas. Es millonario, no cabe duda. Vive de lo que le da la tierra, porque él no puede trabajarla a causa de una lesión de vértebras que fue la que le apartó del fútbol. Y aunque esté convertido en un terrateniente, todo el mundo sabe que lo que tiene lo ganó a pulso, honradamente, con el sudor de su frente. Es más, su rendimiento siempre fue superior a lo que le dieron. Y lo que le dieron lo supo guardar. Ya el segundo año de estar en el Valencia le dieron 45.000 pesetas en vez de las 7.000 que estipulaba el contrato.

Veinte años después, al preguntarle qué es lo mejor que dijeron de él, contestó con su característica modestia: “Que he cumplido con mi obligación”.

***
«Tenga en cuenta que Sueca es una ciudad deportiva por excelencia y, por ende, cuna de grandes futbolistas. No es extraño, pues, que yo pensara, soñase, con el balón redondo, prácticamente desde que tuve uso de razón». Antonio Puchades contesta amablemente a nuestra primera pregunta, cuando le anunciamos que EL MUNDO DEPORTIVO quiere someterle a un «interrogatorio».

- Sin embargo Sueca – le decimos nosotros – ha visto crecer figuras deportivas en otras epecialidades...

- Sí, es cierto. Es posible que quien me inculcase el veneno futbolístico fuera don José Mayquez, director, por aquel entonces, del Colegio Unión Cristiana, al que yo asistía... Sí, definitivamente, creo que fui futbolista gracias a él.

- ¿Arrepentido?

- ! Qué va ! El fútbol me ha producido las mayores dichas de mi existencia.

Puchades rompió muchas zapatillas, primero, y bastantes zapatos, después, jugando en el equipo local. Por los campos duros cercanos a Sueca, Puchades se formó futbolísticamente y su inagotable batallar, su resistencia física, pronto llamó la atención de los técnicos, de los patrones de pesca.

- ¿Fue entonces cuando se convenció de que podía ser un buen jugador?

- Sinceramente, cuando supe que el Alcoyano y el Valencia se interesaban por mí y enviaron sus 'espías', pensé que si dios me ayudaba podría triunfar. Yo siempre he sido muy optimista.

Y era para serlo, porque al poco tiempo Antonio Puchades vestía la camiseta blanca del Valencia CF.

- ¿Recuerda dónde debutó, contra quién y quiénes fueron sus compañeros?

- ! Cómo no ! No lo olvidaré jamás. Fue en la temporada 1946-1947, en Vigo, contra el Celta. Yo estaba haciendo el servicio militar y jugaba en el Mestalla. En el tercer partido de Liga se lesionó Monzó y a los pocos días Pasarín me dijo que me preparase para sustituirle en la siguiente jornada. Y así lo hice. Ganamos al celta por 1-2, y mis compañeros de aquella tarde inolvidable fueron: Eizaguirre, Álvaro, Juan Ramón, Menarques, yo y Ortúzar. Epi, Amadeo, Mundo, Igoa y Seguí.

(més detalls sobre el debut de Puchades fent clic ací)

- ¿Se atrevería el Puchades actual a juzgar al Puchades de aquella tarde?

- Como suele ocurrir en estos casos, salí muy nervioso. Pero le soy sincero al decirle que me ambienté muy pronto, porque el Valencia tenía unos maravillosos jugadores. Según los críticos gallegos, me salió un partido bastante bueno.

Pocos días después, Monzó, el indiscutible puntal valencianista, curó de la lesión y Puchades quedó en la banda. No se mostró disconforme con la decisión, Monzó era mucho Monzó, y él se mostró paciente. No le hizo falta mucha, sin embargo, porque unos meses después Puchades volvió a reaparecer, esta vez para siempre.

- ¿Dónde fue?

- Contra el Gijón, al que ganamos por 5 a 0.

- ¿Tardó mucho en vestir la camisola nacional?

- No mucho. Fue en Lisboa, contra Portugal, donde empatamos a 1. En la ocasión de mi debut internacional formamos así: Eizaguirre, Riera, Aparicio, Lozano, Gonzalvo III y yo. Epi, Panizo, Zarra, Igoa y Gaínza.

- ¿Cuántos partidos más jugó con la selección?

- Veintidós más.

Puchades era un jugador muy regular, que lo daba todo en el terreno de juego. Ponía tanta ilusión, tanto entusiasmo, tanto corazón, que algún preparador lo consideraba excesivamente anárquico.

- ¿Cuántos entrenadores ha tenido Puchades y qué recuerda de cada cual?

- Además del director de la escuela, a Pasarín, Quincoces, Miró, Iturraspe y Bumbel. Del primero, naturalmente, me refiero a Pasarín, guardo el mejor recuerdo. Quincoces era muy humano. Miró era un gran táctico, una asignatura que a mí no me iba. Iturraspe era un compañero más y Bumbel era un estupendo técnico, que no tuvo la suerte que se merecía en el Valencia.

Antonio Puchades se retiró el 8 de Diciembre de 1959, dedicándose a sus negocios, a sus plantaciones de arroz en Sueca y en Coria del Río. No abandonó el fútbol, y más cerca o más lejos, vive las andanzas de su Valencia y del equipo de su ciudad natal. En su casa, con su hermana y sus padres, goza con los recuerdos...

- ¿Cuál fue su mayor alegría y, por contra, su mayor disgusto?

- Un momento inolvidable para mí fue cuando vestí por primera vez los colores de España y escuché el himno nacional. Mi mayor disgusto cuando Turquía nos vencía en partido de Copa del Mundo por 1 a 0.

- ¿Qué campo registró sus mayores éxitos?

- El terreno ideal para mí, más allá de Mestalla, siempre fue Les Corts, y el peor, donde jugaba siempre mal, el del Bernabéu.

- ¿Con qué jugador se compenetró mejor?

- Sin duda alguna, con Gonzalvo III.

- ¿Qué contrario le preocupó más?

- Juanito Arza. Me volvía loco.

Loco le vuelve, también, a Puchades el C.F. Sueca, en el que con Sendra, Mañó y Estruch presta su colaboración técnica y presidencial. Como en el terreno de juego, detrás de la mesa de su despacho, Puchades se muestra incansable.
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